Los DEG y la oportunidad para Bolivia

El Derecho Especial de Giro (DEG) es un activo de reserva internacional creado en 1969 por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para fortalecer las reservas de los países miembros y se basa en la cesta de cinco monedas: Dólar (Estados Unidos), Euro, Remimbi (China), Yen (Japón) y libra esterlina (Inglaterra).

El DEG no es ni una moneda ni un crédito, es un derecho potencial frente a las monedas de libre uso de los países miembros del FMI, sin embargo, se puede canjear por monedas de libre uso.

Una asignación general de DEG se debe adecuar al objetivo de atender la necesidad mundial a largo plazo de complementar los activos de reserva y requiere la aprobación de la Junta de Gobernadores con una mayoría del 85% del total de los votos de los miembros.

Luego de aceptada la asignación, se distribuye a los países miembros en proporción a su participación relativa en el FMI (planteada en 1944 en una conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Bretton Woods, Nuevo Hampshire (Estados Unidos).

Este 2 de agosto, la Junta aprobó una asignación equivalente a $us 650.000 millones con el objeto de mejorar la liquidez del sistema financiero mundial y entró en vigencia este pasado 23 de este mes, la mayor en la historia del FMI, que pretende abordar la necesidad que tienen los países de contar con reservas para generar confianza y promover la resiliencia y estabilidad económica ante las dificultades para hacer frente al impacto de la pandemia del COVID-19.

El mundo atraviesa la peor crisis económica en tiempos de paz desde la Gran Depresión, pues se estima que, en alrededor de 150 países, el ingreso per cápita este año será más bajo que en 2019 y al mismo tiempo, muchos países tienen menos capacidad para pagar las vacunas o invertir en su recuperación y, además como en el caso de Bolivia, están más endeudados.

Bolivia tiene 3,86 votos de los 5.039.930 en el FMI, que equivale al 0,08%, por lo que podría recibir estimativamente $us 326 millones, lo que permitiría incrementar nuestras reservas internacionales, que si las utilizaríamos racionalmente nos permitiría pagar por la atención médica y apoyar a las personas vulnerables, especialmente las afectadas por la pandemia del coronavirus.

Si bien es cierto que los DEG no es dinero en efectivo, el FMI permite cambiarlo por divisas de libre disponibilidad, para lo que se puede acudir a países con una posición financiera más sólida, quienes podrían adquirir estos DEG a cambio de las divisas que requiere el país, para lo que el gobierno tiene que tener la voluntad y capacidad de negociar estos DEG en mercados financieros con países que gozan de solidez en su economía.

De darse esta asignación de DEG equivalentes a $us 326 millones más los $us 240 que se tiene en DEG en el FMI, nuestra capacidad de financiamiento alcanzaría a $us 546 millones que permitirían ejecutar importantes y efectivos proyectos de inversión en materia de salud para atender requerimientos y solventar la contratación de personal médico y para médico, como también para la provisión de equipos de bioseguridad y medicamentos, apuntando a salir al más breve plazo de los riesgos que implica la pandemia y dar paso a la reactivación económica como un anhelo necesario para generar fuentes de trabajo e iniciar un verdadero camino hacia el crecimiento económico.

Las reservas internacionales son como grandes cuentas de ahorro nacionales en moneda extranjera, generalmente administradas por el Banco Central de Bolivia (BCB), que aseguran que el país tenga las monedas extranjeras que necesita para comerciar con el mundo. Agregar DEG a las reservas internacionales lo hace más resistente financieramente. En tiempos de crisis, un país puede utilizar sus ahorros para cubrir necesidades urgentes (por ejemplo, para pagar la importación de vacunas).

La asignación de DEG en este caso, no requiere contribuciones de los presupuestos de los países donantes, pues son un activo de reserva, no ayuda extranjera. Más importante aún, una asignación de DEG no se suma a la carga de la deuda pública de nuestro país.

Ahora, dependerá de la posición del gobierno actual de como recibir o aceptar estos DEG y más aún, su uso racional, dada la doctrina política con la que maneja el Estado con relación al FMI, que en algunas circunstancias es la institución a la que acude el gobierno para buscar elogios y cortinas de humo y, en otras circunstancias recibe apelativos relacionados con el imperialismo que pretende imponer condiciones en desmedro de la economía boliviana.

Lo cierto es que el país necesita de la inyección de recursos frescos para fortalecer sus ya delicados indicadores macroeconómicos vinculados al crecimiento de la Deuda Externa, caída de la las Reservas Internacionales Netas (RIN) y déficits gemelos: de la Balanza Comercial (BC) y del Sector Público No Financiero (SPNF), que están reflejando una debilidad en el entorno internacional donde se acceden a recursos frescos.

* Diputado por el departamento de Tarija


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