AMORES Y DESAMORES

Decía José Ingenieros en el acápite “La moral de Tartufo”: quien manipula a otro para beneficiarse a costa del mal ajeno, es el hipócrita y falso. Es fácil llegar a la conclusión de que un tartufo utiliza su falsedad e hipocresía para obtener un beneficio propio, ya sea de poder, dinero, o simplemente manipular a las personas o porque tienen necesidad de aceptación por parte de la sociedad.

En cierto sentido, los tartufos son personajes inteligentes que saben distinguir lo que está moralmente bien visto de lo que no, ya que hipócritamente ocultan sus malas acciones con aquellas consideradas como buenas.

Finalmente, uno de los aspectos más graves de quienes actúan como Tartufo es la transgresión de los valores, el hecho de no sentirse mal o al menos sentir un pesar en la conciencia por hacer algo incorrecto.

La historia muestra que, en la Revolución Francesa, un personaje siniestro apareció en el escenario con muestras abiertas de traición e inmoralidad. Me refiero a Joseph Fouché, discípulo de Nicolás Maquiavelo, que pensaba que la política era “la moral de las circunstancias”.

A los veinte años se ordena como novicio y más tarde enemigo acérrimo de la iglesia, posteriormente conoce a Maximiliano Robespierre y al mismo tiempo fue elegido diputado girondino en la Convención Nacional. Inmediatamente empieza a frecuentar el club de los jacobinos donde se reencuentra con Robespierre y se enfrenta a él por la violencia con que ataca a los girondinos. Luego los abandona y se sienta en la montaña con los jacobinos.

La Convención lo envió a Lyon con la misión de destruir y borrar del mapa a esta ciudad donde recibió el estigma de “ametrallador de Lyon”.

En París, Robespierre comenzó una campaña contra la descristianización, donde la cabeza visible era el entonces ateísta Fouché y para salvarse ordena que cesen las ejecuciones a cañonazos y decreta una amnistía.

Llamado a París, sabe que está inscrito en la columna de los muertos y al enfrentarse con Robespierre se entera de que Hébert Danton y Desmoulins han sido llevados a la guillotina y Fouché corre el mismo riesgo. Una vez más su astucia sale a flote y con el mismo frenesí con que se puso al servicio del terror, despliega todo su instinto de supervivencia y acude a generar intrigas y conspira hasta lograr el apoyo de Barras y otros líderes jacobinos. De esta manera logra complotar en medio de la anarquía general que sucede a la caía de Robespierre.

Al ser descubierto de tantas intrigas, cae en desgracia y en medio de su miseria logra ser nombrado agente del gobierno y situarse nuevamente en primera línea política y, posteriormente es nombrado embajador plenipotenciario en la República Bátava (Holanda), donde obtiene éxito que le permite regresar a París donde es nombrado ministro de la Policía.

Al aparecer en el escenario político Napoleón Bonaparte que le confirma como ministro de la Policía y, posteriormente, premiará sus servicios otorgándole el título de duque de Otrante, posteriormente aconseja al emperador que proclame la República.

Tras la caída de Napoleón, Fouché negocia con las potencias aliadas y ejerce las funciones de jefe del Estado. Contribuye al retorno de la monarquía y Luis XVIII lo mantiene al frente de la Policía. Suplica al rey que promulgue una amnistía general y comete un grave error al intentar que el Borbón acepte el liberalismo. Los realistas que le habían apoyado le abandonan. Fouché vuelve a temer por su vida.

En 1816 es destituido por la ley que proscribe a los regicidas y se refugia en el Imperio austríaco. Durante un tiempo reside en Linz y posteriormente en Trieste, donde fallece en 1820.

Este tipo de personajes que viven a la sombra de la política y la hipocresía al estilo de Tartufo se ven cada día en nuestro país, con las consecuencias negativas para el desarrollo de una región y menos de un país.

Cuando los amores y desamores se convierten en el instrumento o medio de vida, una sociedad o un pueblo está condenado a la postración y/o postergación de su desarrollo, dejando de lado la educación, la salud y la generación de fuentes dignas de trabajo.

 

Diputado nacional por el departamento de Tarija


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