El año que nos dejó desnudos

El frenesí de la vida cotidiana durante los últimos días de 2019 no permitía que imaginemos siquiera cómo era la vida que se venía con el año 2020. La humanidad tenía sus certezas y los apoyos necesarios para sentirse invulnerable. El poder, la riqueza, la negación de la incertidumbre del mañana eran costosos vestidos que usaban las personas. Pero llegaron días duros, como un huracán permanente que, poco a poco, fue despojando de todo lo que le daba certezas a la humanidad.

La pandemia del coronavirus nos arrebató la salud a todos, sin discriminar condición física, especialmente a los mayores, pero en general a la humanidad nada acostumbrada a dialogar con la muerte en el cotidiano vivir. Ahora hay cientos de miles de familias con un lugar vacío en la mesa El coronavirus fue capaz de medir la talla exacta de cada gobernante, de quitar las máscaras a los demagogos y de poner en su sitio a los otrora acostumbrados a servirse de los más débiles y reírse de las normas básicas de la ética.

La pandemia golpeó las más poderosas estructuras de la economía y de la riqueza. En abril, el precio del petróleo era menor a cero y el planeta se retorcía tratando de entender la proyección de semejante debacle. Pero al final de este año se han visto cifras récord en las bolsas de valores del mundo. Luego de grandes pérdidas, vienen las grandes esperanzas y los esfuerzos por salir de la peor crisis de los últimos 100 años.

En Bolivia y en el mundo salió a la luz la capacidad de reinvención del ser humano, la resiliencia que se necesita en estos tiempos. Pero también asoma la ilusión primera, la de antes de la pandemia, la de creer que lo podemos todo, que somos invulnerables y que el apoyo son los valores efímeros. Esa es la que se está volviendo a quebrar con el rebrote del Covid-19, como preguntando si tanto dolor sirvió para algo.

En suma, este año -maldito para algunos- dejará una huella indeleble en la sociedad y en cada ser humano. Al final del día solo quedará preguntarse cuál es el aprendizaje, porque de éste dependerá cómo se construye, paso a paso, el futuro inmediato del 2021.


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