Cuánto va cumpliendo Bolivia su compromiso con: educación 2030

En esta lectura extractaré algunas partes relevantes de la resolución de Incheon – Corea que resulta ser la parte terminal, hasta ahora, de las resoluciones de los eventos mundiales respecto a educación. En estos eventos también está inserto nuestro país Bolivia. Estos son: I Foro Educación de Calidad Para Todos (E.C.P.T.)  Jomtien – Tailandia (5 al 9 de marzo 1990), Foro Consultivo Internacional Sobre Educación Para Todos (26 al 28 de abril 2000) y, Foro Mundial Sobre Educación 2015 – Declaración para Educación 2030 – Agenda Para el Desarrollo Sostenible O.D.S. 17 (O.D.S.4), (O.D.S. = Objetivos de Desarrollo Sostenible) hacia una Educación Inclusiva y Equitativa de Calidad y un Aprendizaje a lo Largo de la Vida para Todos.

Lo hago con el propósito de señalar algunas de las metas que se fijaron, en estos eventos mundiales, que me permitan por análisis comparativo poder determinar, a juicio, que se estaría haciendo en nuestro país, respecto a su cumplimiento de ellas hacia el año 2030, fecha límite de rendición de cuentas de cuánto se habría realizado respecto a esta declaración y consiguiente compromiso por parte de cada país y desde luego del nuestro.

En este último foro la declaración refiere: 

1.- “La educación es un derecho humano y una fuerza del desarrollo sostenible y de la paz. Cada objetivo de la Agenda 2030 necesita de la educación para dotar a todas las personas de los conocimientos, las competencias y los valores necesarios que le permitirán vivir con dignidad, construir sus propias vidas y contribuir a las sociedades en que viven”.

2.- El propósito respecto a educación es: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. Me pregunto: en nuestro país ¿Cuánto se cumple de equitativa, de calidad y en cuanto a toda la vida?

3.- “La Educación ocupa un lugar central en la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible… “Si bien este es el ODS. Nº 4 de los 17 ODS, se remarca, en la declaración que, es el objetivo sine qua non para el cumplimiento de todos los objetivos. A mi juicio, parecería que, en Bolivia, es simplemente algo más.

También refiere: Los ODS deben entenderse como “normas multilaterales no vinculantes, es decir, carecen de obligatoriedad jurídica para los Estados. No obstante, tal y como apunta el profesor José Antonio Sanahuja[i], esto no las hace menos relevantes. Cuando los objetivos globales, cuentan con calendarios, metas e indicadores, se configuran como guía de referencia para la evaluación comparada del desempeño de cada país u organismo internacional. En este sentido, mecanismos como la presión reputacional, la emulación en los ránquines internacionales y la presión de los pares al vincularse con la ayuda externa, conforman un marco de incentivos y sanciones que, aunque en gran medida sea de carácter simbólico, pueden impulsar cambios sustanciales en los marcos políticos y legislativos”.

La responsabilidad de aplicar con éxito la Agenda de Educación 2030 corresponde a los gobiernos de cada país;  Al respecto, en la Declaración de Incheon los países se comprometieron a destinar por lo menos entre el 15% y el 20% del gasto público a la educación.; pero, en Bolivia sólo se asigna el 4,6% del presupuesto del Estado.

 

“La redacción de los 17 ODS movilizó a más de 5 millones de personas entre representantes de los estados, la sociedad civil, el sector privado y la academia, que participaron en conferencias intergubernamentales, paneles de expertos y grupos de trabajo ad hoc organizados a nivel nacional, regional y sectorial. Por tanto, debe reconocerse como una Agenda construida a través de un amplio proceso participativo”.

Quiero entender que una declaración como esta es un documento de compromiso legal y moral como país de parte de Bolivia y que tratándose que hoy todo se debe manejar con transparencia, los bolivianos y especialmente los trabajadores en educación, debemos estar informados del cumplimiento de este compromiso y saber cuánto hemos avanzado hacia la Meta 2030, para que todos los involucrados: debamos aplicar el ritmo y consistencia necesaria para cumplir con la misma y sobre todo con el sagrado objetivo de mejorar nuestras condiciones y calidad de vida; toda vez que, está demostrado que, de una educación de calidad para todos, depende el Desarrollo Sostenible de los Objetivos de vida. Yo creo que no se trata, simplemente, de que el presidente de la república viajara a firmarla.

 ¿Cuánto se echa mano a “mecanismos como la presión reputacional, la emulación en los ránquines internacionales y la presión de los pares que, al vincularse con la ayuda externa, conforman un marco de incentivos y sanciones que, aunque en gran medida sea de carácter simbólico, pueden impulsar cambios sustanciales en los marcos políticos y legislativos, como refiere la declaración?

¿Por qué no se cumple el “destinar entre el 15% y el 20% del gasto público o Presupuesto de Estado, a la educación? ¿Por qué no se instituye un paradigma de educación pública y de la calidad para todas, para todos y para toda la vida? Como en la misma resolución versa: “” para todos los contextos y para todos los niveles. 

Qué bueno sería que por lo menos los involucrados conozcan los objetivos, particularmente referidos a educación, se cuente con calendarios, metas e indicadores, que configuren o se constituyan como guía de referencia para la evaluación comparada del desempeño del país.

Como sucede en la actualidad, pareciera que el modelo de siempre y como lo hicimos toda la vida, en educación, nos tiene tan atrapados, que no queremos abandonar la tradicional forma de enseñar, enseñar - memorizar, memorizar y repetir, repetir y repetir,  considerando que como estamos, haciendo lo mismo, estamos conservando la gran herencia de nuestros antepasados; estamos evitando bajar del nivel de siempre y, estaríamos conservando cuanto hacemos y no hay porque tener pena, acá se encuentra entrampado como simple rutina el primer derecho del hombre (genérico), como es la educación, después del derecho a la vida. 

Considero el momento propicio para cambiar la crisis/desgracia, por oportunidad para aplicar un paradigma multimodal y darle el adiós a la tecnología ltp (lengua tiza y pizarrón). Diversificando así la tecnología y metodologías para el aprendizaje, como nos está obligando el COVID-19, se mejoraría substancialmente la calidad educativa.


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