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Ya pasaron las elecciones y en educación ¿ahora qué?

Las recientes elecciones generales del 18.10.20, nos dejaron una nítida radiografía panorámica de la situación de pobreza de nuestro país, Bolivia; cuando una inmensa mayoría signaron en su voto la búsqueda de un camino para salir de la pobreza principalmente económica, de valores, de mercado de trabajo, etc., etc. Lo que en suma es una profunda crisis educativa en todos los niveles y áreas. 

Seguir con el mismo nivel educativo, con el mismo paradigma, con la misma performance docente – estudiante: nos llevaría a retroceder cada vez más y sin esperanza alguna de salir de este círculo vicioso. De acá en más, habrá que confiar en algunos cuantos políticos de verdad, que como tales “hagan gestión por el bien de todos” y en consecuencia se instituya una educación que cumpla con su fundamental trica de propósitos: liberar el pensamiento, liberar el sentimiento y liberar la actitud de la mujer y hombre boliviano para formar ciudadanos y ciudadanas libres de crear, en esencia, la Nueva Bolivia Revolucionaria, por ser capaz de transformar la actual triste realidad, en un espacio de esperanza, de progreso, de paz con revolución o de revolución en paz.  

Es hora de que la llamada clase política, haga política y deje de ser simple clase politiquera levanta manos, gana panes y pasa pasas, con mus honrosas excepciones, desde luego; que dejen de pensar que la actual situación de nuestro país es ideal como su mercado laboral y que como tal, hay que cuidarlo, dado que esta clase política, teme que, acabada la pobreza, acabados los pobres; no tendría empleo y por lo que no deberían ser tan crueles, tan sin cuidado consigo mismo.

Señores politiqueros o autodenominados políticos, no tengan miedo a que seamos una sociedad culta, capaz intelectualmente y capaz de manera integral, porque con esta nueva clase de sociedad, en vez de estar sólo en capacidad de tirar bombas, destruir puentes, caminos, etc.; estaremos en capacidad y condiciones de crear emprendimientos, inventar, tener más trabajo; redituar más ingresos, mejor economía; más empatía y comprensión/respeto a las naturales diferencias personales. 

Desde 1794, cuando se crea la primera escuela pública en el mundo, en Prusia, modelo educativo que justamente comienza la era industrial, se implantó un modelo dogmático/adoctrinante o indoctrinante; es decir, capacitar al hombre para que, de la mayor utilidad posible a los dueños de las fábricas, negándole un mayor significado a la condición humana. En nuestro país Bolivia, siempre se obedeció a las ideas partidarias de los gobiernos de turno; nunca la educación fue Política de Estado; esto está patentizado en tantas reformas y contra reformas y hasta en una tal Revolución Educativa que inhibió el carácter científico, técnico y tecnológico que debe tener todo modelo educativo y lo descalificó como instrumento de liberación nacional. La libertad es tal, cuando deja de existir miedo; miedo a la persecución, miedo a las amenazas, miedo a la tiranía; yo he sido víctima, siempre, precisamente por buscar que la educación cumpla con su principal razón de ser: generadora de libertad.

Los bolivianos no debemos permitir más gobiernos transgresores de la Constitución Política del Estado y que por lo contrario, cumplan con el artículo 77 de la ley de leyes, que refiere: “La educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla” y si el gobierno dícese que luchará por la igualdad, que lo demuestre; que haya una misma calidad de educación para todos; es decir que la educación sea pública, de calidad y para toda la vida y no se desligue de su responsabilidad, cuando dice: “El sistema educativo está compuesto por las instituciones educativas fiscales, instituciones educativas privadas y de convenio”.

Es necesario exigir una educación de primera, con maestros de primera y con salarios de primera; además de la infraestructura y medios tecnológicos para todos, absolutamente para todos los estudiantes del campo y de las ciudades. Que se destine el presupuesto para educación, de acuerdo al artículo explicitado en el párrafo anterior, que vendría a significar el mayor presupuesto de entre todas las carteras del Estado. Deberíase destinar el dinero, primero a lo primero. 

La gestión 2020 debe pasar al olvido, por la facilidad con la que se rehuyó la gravedad de la situación a causa de la pandemia del COVID-19. Quizás recordemos siempre, que, en marzo, a un mes del inicio de la gestión, se suspendieron las clases presenciales y se certificó normalmente competencias a todo el estudiantado. En vano fueron las iniciativas y esfuerzos de los maestros que propusieron ene formas de enfrentar la situación; lo propio hicieron los padres de familia; pero fue más fácil dar por terminado el año lectivo con la clausura del año escolar el 2 de agosto del 2020. 

Fue muy triste ver que, para las elecciones, la mayoría de los candidatos ni si quiera se dieron cuenta que este año, prácticamente, no hubo clases y no identificaron este desastre como problema alguno. De seguir la situación tal como está: “DIOS SALVE A BOLIVIA”. Esta fue la oportunidad de dibujar el proyecto país que queremos dentro del contexto de países del mundo, teniendo tanta riqueza natural; luchemos por que no se impida el acceso al conocimiento científico, con el que construyamos la ciudad, precisamente, del conocimiento, en la que cada uno de nosotros no sea sino eso, un vecino de la ciudad del conocimiento y productores – propietarios del conocimiento científico.

Dejemos tanta ignorancia en la materia y siquiera por los resultados que vemos en los países que apostaron y apuestan por la educación, démonos cuenta que la madre del borrego, en el propósito de fortalecer la democracia, contar con buena salud, salir de la pobreza múltiple y crear un ambiente de franco progreso, es la educación, o sea que: “la educación es la madre del borrego” que ahora debemos buscar hasta encontrar.


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