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¿Hasta cuándo por el menos peor?

Hasta que, en correspondencia con nuestro nivel general de educación, podamos apostar por el mejor entre los mejores y no tengamos que armar con desespero, mega coaliciones para acceder al poder, con el que luego se puede hacer, todo lo que normalmente hemos visto a lo largo de nuestra vida republicana; sea en dictaduras, sea en democracia, en gobiernos interinos o transitorios, con muy honrosas excepciones.

Lo que siempre hemos visto es que unos cuantos llamados políticos, una vez en el gobierno, se reparten los cargos y hacen cuanto sea necesario por favorecer a sus adláteres, tratando de cumplir su compromiso preelectoral; cuando no les dicen, si te vi, no me acuerdo.

Pero peor aún, exigir la famosa coimisión (soborno), por cualquier proyecto, obra e inclusive empleo que alguien logre; amen de los escandalosos contratos y compras con sobreprecios que a diario se denuncian por la prensa. Se le mete no más ¿y qué?

Esta lectura trata de trasuntar, a juicio crítico, lo que comúnmente se escuchaba en la calle cuando me era posible salir y seguramente se escucha ahora, respecto a las próximas elecciones generales.

Salamanca dijo, muy atrevidamente, desde luego, que en la espalda de los bolivianos se puede cultivar hasta nabos; por el talento, las competencias y la pericia de algunos llamados políticos; que, mienten, mienten, mienten… y algo se hacen creer, en una sociedad con bajo nivel general de conocimientos, de capacidad intelectiva, de capacidad integral, de educación.

Lamentablemente, en Bolivia, un 80% de la población en edad laboral se ve obligada a vivir del comercio/trabajo informal; lo hacen dignamente; pero, se percibe una semblanza de aniquilamiento por la falta de una economía solvente, que te permita buena salud, confort y buena vida; esta población, es t muy vulnerable y proclive a creerse de las falsas promesas y hasta anidar sentimientos de ilusión, de esperanza y, asumir hasta actitudes agresivas entre unos u otros grupos o colores de banderas y camisetas, hasta el enfrentamiento cruel, cobarde y hasta ladino, azuzado por la maldad que caracteriza a algunos de sus líderes.

Anteriormente lo dije y hoy me veo obligado a repetirlo que: la gallina de los huevos de oro de la politiquería, es el bajo nivel de educación general de la población nacional; nivel que no permite líneas de pensamientos concordantes de gestión y acción. Por empezar, esto refleja la cantidad de candidaturas (ocho) presidenciables. Si nuestro nivel educativo tendría mayor homogeneidad, existirían criterios más afines, más concordantes; centrarían el pensamiento en el bien de la Patria, en el bien del país, en el bien de todos y se dejaría tan vehemente apuesta por hacerse del poder a como dé lugar, para beneficio, simplemente, de algún o algunos grupos que, fatigados de cansancio y tensión por el fragor de la ambición a ser gobernantes, al final hacen saber a sus seguidores, cuando transan las juntuchas: No se pudo más, es lo único que nos quedaba y, las masas votantes… ¡bien, gracias…!

Ante el riesgo de perder tan importante fuente de poder, no quieren ser quienes maten a la gallina preciada; por lo que, la educación no se toca; todo está bien; así nomás que siga; con un modelo educativo del año 1.794 (236 años de vida) y nadie hace propuestas de gobierno que rediman al pueblo y, más bien, si se hicieron, fue para dictaminar modelos, para someterlo más y seguir viviendo en el oscurantismo, en pleno siglo XXI.

Alguien me dijo que esta atomización de los llamados partidos políticos o sociedades para disfrutarse el país, significa mayor democracia; lo que nos llevaría a estar seguros que si fueren 50 – 100 candidaturas, sería el país más democrático del mundo. Yo, por lo contrario, sigo pensando, que, con menos partidos, estaríamos mejor en democracia, por la fuerza de su cantidad de votos y, en calidad de pensamiento intelectivo y acción, si hubiera sólo blancos y negros y hasta ocres (negros/blancos) y no más. Pero lo que mueve a una sociedad carente de un buen nivel de educación, no es precisamente la ideología, el pensamiento en el bien de todos, la Patria; sino el derecho y libertad de autoemplearse con jugosos suelos, con lo que bastan 5 años y solucionan su problema de trabajo y su economía; con el dinero que acumulan, a veces por doble partida: sus dietas, llamadas así por la categoría de empleo, como por la jerarquía de montos, así como las coimisiones a las que tienen acceso familias íntegras; mientras los demás, que esperen su turno.

Para consuelo, en Tarija, desde el 2015 hay alguna autoridad local que se jugó, por mejorar la calidad educativa; ahora hay síntomas de alguna que otra tienda, disque política, que también están dando señales de ser políticos, cuando anuncian que, como se están dando las cosas; no sólo es necesario votar por el menos peor, sino por un pensamiento político, una ideología, un ideal que beneficie a la Patria y a todos sus estantes y habitantes; con propuestas político – económico - sociales y no sólo hablando y/o haciéndose que hablar mal del otro, como a veces parece que lo hicieran.

Una buena educación para tod@s y para toda la vida, es y será buena garantía para construir equidad, unidad, progreso, justicia y, ¡vivir bien!, de verdad, todos los bolivianos; Acaso no vemos: ¿cómo los países que salieron de la pobreza, primero se educaron con calidad, crearon fuentes de trabajo, trabajaron con esmero y hoy están dónde están?


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