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¡Qué muera!: “me enseñaron pero no aprendí”

Aprendemos todos los días y en cada instante de nuestra vida; porque, desde que nacemos debemos adaptarnos, instalarnos y actuar en el medio que vivamos, para vivir mismo. Cuando más complejo y cambiante sea el contexto, más plástica y flexible debe ser la conducta de la persona y esta plasticidad es y será caracterizada por las neuronas y el sistema nervioso de cada organismo; a más plasticidad del sistema nervioso, más posibilidades de aprendizaje de la persona.

Aprendizaje es el proceso en el cual se adquieren y se modifican conocimientos, habilidades, destrezas, conductas y valores mediante el estudio, la experiencia, la instrucción, la observación y el razonamiento.

El ser humano desde que se nace aprende: con la madre y padre; aprende en el ciclo preescolar, en primaria, en secundaria, en la universidad, en el trabajo, en la calle, en la sociedad y donde quiera que esté, para la formación y desempeño personal; aborda planes de estudio diversos, en diferentes niveles, áreas y especialidades del saber humano y logra competencias académicas en diferentes profesiones del mundo laboral.

Se ha descubierto que el mejor periodo para garantizar el aprendizaje óptimo de ciertas habilidades, para el desarrollo de las funciones cognitivas primarias; es desde el nacimiento hasta los 3 años de edad, los famosos 1.000 primeros días, cuando sufren cambios substanciales y rápidos en su desarrollo cerebral y son más flexibles que los adultos. Esta flexibilidad permanece activa a lo largo de toda la adolescencia, en algunas áreas del cerebro.

Sin embargo, se sabe, que cada niño es único, así como su cerebro y su forma de aprender; por ello, es ideal conocer cada cerebro y su estilo de aprendizaje, así como el ritmo en que lo hace, para que la práctica educativa sea más responsable, adaptada e individualizada a las necesidades de cada estudiante, maximizando los puntos fuertes y minimizando sus debilidades.

En la escuela tradicional la égida de dirección y acción está definida por la Psicopedagogía, misma que se basa en la edad cronológica, como parámetro del intelecto del niño; más o menos equiparando sus acciones y reacciones en las diferentes edades cronológicas; la base no es el cerebro y su individualidad, sino lo que se supone que es cada niño, según su edad cronológica, que a su vez refiere su edad mental.

Según  el cono de la experiencia de Edgar Dale, “el estudiante, recuerda de la clase: el 10% de lo que lee, el 20% de lo que escucha, el 30% de lo que ve, el 50% de lo que escucha y ve, el 70% de lo que dice y escribe y el 90% de lo que dice, practica y experimenta”.

La escuela tradicional funda su trabajo educativo en las inteligencias logico-matemática y lingüística (Matemáticas y Lenguaje), por lo que resulta discriminatoria, dado que no todos los estudiantes son potencialmente fuertes en estas dos maneras de aprender. La Neuorpedagogía, al buscar un mayor uso del cerebro y sus facultades, deberá recurrir a todas las posibles maneras de aprender y para ello, necesariamene toma en cuenta las inteligencias múltiples, para dar oportunidades al estudiante a que saquen a relucir sus propios talentos; la o las inteligencias que atesora.

Así como el uso de las inteligencias múltiples descubiertas por Howard Gardner, que son últimamente doce: Lógica, lingüista, espacial, musical, kinestésica, individual, social, naturalista, existencial, creativa, emocional y colaborativa; también se deberá usar las diferentes esferas de desarrollo humano que refiere Martha Arango: Física-orgánico-natural, cognitiva, afectiva, política, lúdica, productiva-laboral, comunicativa y ético-moral y además, a los ahora veintiséis sentidos del ser humano.

Cabe recordar que cada persona es fuerte en algunas de las inteligencias y a su vez de manera particular en ciertas esferas más que en otras y a la vez no todos en todos los sentidos tienen la misma agudeza; por lo que, podemos darnos cuenta qué importante es recurrir a diferentes estrategias de aprendizaje; al uso de diferentes tecnologías apropiadas al trabajo de educación y a los variados sentidos que trabajan como agentes de percepción en el proceso de aprendizaje; mismos que en la relación con la razón, concretan el conocimiento competente. Así es como se logra estudiantes competentes. Cuán lejos quedaría la educación simplemente informativa y que protagonistas seríamos, de la educación formativa y transformativa, que la hora actual del mundo en que vivimos, requerimos.

Ahora que la nueva realidad nos obliga a inventar una nueva manera de trabajar educación; la oportunidad es propicia para dejar de simplemente informar y con ello considerar que se educa; toca hacer una educación multimodal y a la vez, multimedia, para salir por los fueros del primer derecho del hombre, después del derecho a la vida: ´la educación´. Será educación con varias modalidades, porque, será una integración sinérgica entre varias estrategias como la educación virtual, la educación a distancia – multimedia, porque esta cabalgará en varios medios como la radio, la televisión, el internet, el celular, guías y material impreso y, a la vez será presencial o por encuentros, profesores y alumnos en el aula, frente a frente. Me parece una buena salida que viene esbozando el Ministerio de Educación, de la que todos debemos ser parte de la solución y no parte del problema. ¡A construir se dijo, no a destruir!


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