Afinando la puntería y tirando de mampuesto
Coloquialmente, el significado del título de esta columna alude a buscar mayor precisión a la hora de tomar una decisión, a hacerlo sobre experiencias verificadas y a fundamentar las acciones con argumentos comprobados. La crisis política complejizada por la pandemia, nos obliga a ello.
En este tiempo, he monitoreado la respuesta social desde lo local e investigado el proceso desde el inicio de la cuarentena; ello me permitió encontrar que donde hay un liderazgo claro, público y/o privado, existe un sistema de organización funcionando, y hay un trabajo previo de cohesión social concertado - en torno al turismo, al desarrollo económico local, a la producción y a la solidaridad -, se logra contención afectiva y apoyo social necesario, condiciones invalorables para alcanzar certezas en estos tiempos de tantas dudas.
Donde no existen esas condiciones, la situación puede generar ruptura por desobediencia inorgánica, salirse de control por necesidades reales - que podrían mitigarse -, o servir de cultivo para actos de violencia provocada, generando en todos los casos, el riesgo de un incremento del contagio.
Esta es una oportunidad para el liderazgo político, gubernamental y social que permita volver a la base de la democracia y a su capacidad de movilización. Si logramos que funcione la ciencia, combinada con la autonomía de alcaldes y gobernadores, y que articulen acciones y recursos con la sociedad civil, con la gente, podremos ingresar a un escenario que ha dado resultados donde se ha puesto en marcha. Necesitamos saber que el nivel central cumple su labor de aprobar políticas públicas generales, el monitoreo y el restablecimiento de los desequilibrios y libera a la base social para que haga lo que bien sabe.
La buena noticia es que esta fórmula, ha pasado ya por todas las pruebas de consistencia, científicas y sociales.
La suspensión 45 días de las elecciones significa priorizar la Vida, dar certidumbre y reasumir el control del proceso electoral por el órgano del Estado responsable de ello. Quiere decir que la fecha de las elecciones y la administración del proceso, es responsabilidad del TSE. Quiere decir que reasume su calidad de Órgano del Estado. Eso es lo que necesitamos creer que ha ocurrido.
Para superar el lenguaje de la violencia, cuando son los mismo que dijeron que el COVID era un invento y repiten ahora que “si se derrama sangre será culpa del TSE", tenemos que desplegar con firmeza la No Violencia activa; dejemos en evidencia que todas las bravuconadas buscan que no inhabiliten a su candidato y no suspendan la sigla al MAS. Pero la condición verbal que explicitan, tiene un costo muy alto pues continúa el desprecio por la vida.
Algunos dirigentes del MAS no están comprendiendo que el país cambió, que existe un escenario distinto y que la mayoría de los ciudadanos no queremos volver al autoritarismo. Cuando encontramos titulares como "Sectores sociales afines al MAS rechazan postergación de comicios y alistan marcha. La COB rechazó la medida tomada por el Tribunal Supremo Electoral y piden que se respete la ley", comprobamos la irresponsabilidad en el uso de la palabra.
El MAS está repitiendo su papel autoritario y pareciera ha decidido continuar con el modo que lo llevó al desastre político, a la renuncia y a la huida de sus líderes. Lo hace, en el momento que los otros actores empiezan a ponerse de acuerdo en priorizar la vida. Si lo hubiera, este es el momento del MAS democrático comprometido con la gente, no sólo con la administración corrupta del Estado a la que parece desean volver a cualquier precio.
Y volviendo a las elecciones y a la pandemia, ya lo advirtió nuestro entrañable amigo Luis Verdesoto para el proceso electoral ecuatoriano, con una expresión que alcanza perfectamente al nuestro: “Una mala planificación de las elecciones, elevará el contagio del virus.” Como sociedad, en ese tema, no podemos cometer errores.
Estamos a tiempo.