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Triste primavera en la Chiquitanía

Millones de hectáreas de bosque quemadas, ecosistemas exterminados, animales huyendo, comunidades enteras afectadas y lo que aún resta por venir cuando el fuego se apiade de la Chiquitanía y se vaya extinguiendo. Así dimos la bienvenida en el país a la primavera. El cuadro es de terror, un...

Millones de hectáreas de bosque quemadas, ecosistemas exterminados, animales huyendo, comunidades enteras afectadas y lo que aún resta por venir cuando el fuego se apiade de la Chiquitanía y se vaya extinguiendo. Así dimos la bienvenida en el país a la primavera. El cuadro es de terror, un paisaje en plena calcinación que dista mucho de los elementos primaverales propios del oriente boliviano.

Con este panorama desolador en el país, como en otros lugares del planeta, el viernes 20 de septiembre, recordaremos como el día de mayor movilización por el clima.  Bajo el lema, “dejemos las excusas el tiempo se agota. El momento de actuar es ahora”, desde distintos puntos del planeta se movilizaron millones de personas en defensa de la naturaleza. Esta movilización que inspiró una adolescente de 16 años, hoy pretende sumar a adultos.

No fue fortuito que se realizara dos días antes al inicio de la cumbre climática. Y en el lapso de la semana se dieron varias actividades para que se culmine este 27 de septiembre con la Huelga Mundial por el Clima. Greta interpela a los adultos, tomadores de decisiones, pues son quienes en nombre de los gobiernos, planifican, hacen tratados acerca de carreteras, hidroeléctricas, minería, petróleo, quemas y deforestación como lo que acontecido en la Chiquitanía. No cabe en mi cabeza imaginarme que en los últimos 13 años, en Bolivia los incendios hayan hecho desaparecer 18,7 millones de hectáreas de bosque. Inaudito y desastroso el panorama.

El cambio climático, que se manifiesta en huracanes, incendios, inundaciones, sequías y otras múltiples formas en las que lanza su grito el clima, para decirnos que nos estamos jugando la vida, y la del planeta. Si nos apegamos a los argumentos de la ciencia, nos resta una década para tomar los recaudos necesarios capaces de contener el sobrecalentamiento global y mantener el aumento de la temperatura en el límite de 1,5 grados centígrados. Superado este límite, las consecuencias son nefastas, la Tierra será más hostil aún para la especie humana. Sin embargo, como se trata del cuidado de la casa común, poco o nada importa especialmente a una generación añeja, que pocas esperanzas ofrece de que las cosas cambien. La movilización histórica de hace unos días, fue liderada por una generación joven que tiene la sensibilidad por el medio ambiente tatuada en el cuerpo y el alma. Como bien indicó la joven activista, “no les perdonaremos, si nos fallan”.

De la misma forma, en Bolivia, esta misma generación es la que no perdonará lo sucedido. Lo vimos en los cientos de voluntarios jóvenes que se lanzaron a la Chiquitanía, con la esperanza de menguar el fuego, pero este pudo más que su esperanza, pues hoy continua el incendio, avanza de a poco, dándonos una lección, muy dolorosa, que nos costará cientos de años resarcir el daño. Como sea, mañana viernes 27 de alguna forma tenemos que manifestarnos y hacernos escuchar por los animales y plantas en todas sus formas y especies. Ser la voz de aquellos que no pueden gritar que los estamos asesinando.

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