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El día en que el Coronel lloró

Suenan las trompetas al son de “La Patria”, es la mañana del licenciamiento premilitar en 2016. El Coronel se sienta en el palco con una mirada fría que se pierde entre sus gafas oscuras mientras los premilitares desfilan hacia el juramento a la bandera. Se puede sentir un ambiente...

Suenan las trompetas al son de “La Patria”, es la mañana del licenciamiento premilitar en 2016. El Coronel se sienta en el palco con una mirada fría que se pierde entre sus gafas oscuras mientras los premilitares desfilan hacia el juramento a la bandera.

Se puede sentir un ambiente festivo y nostálgico a la vez. Hace un año ya que su hijo ingresó al servicio y éste es el día que culmina una etapa en su vida, que para él significa un orgullo.

Llega el momento esperado por todos, la entrega de las libretas, y frente a toda expectativa, el Coronel se levanta de su silla distinguiéndose entre todos los grados. Medallas y uniformes azules permanecen sentados, mientras él baja los escalones del palco y habla con un oficial.

Su hijo apenas cree lo que está a punto de ocurrir, quizá hace un tiempo ya lo imaginó, pero entonces parecía solo una fantasía.

Es entonces que sucede, el Coronel camina a paso firme hacia las libretas, revisa algunas para asegurarse de ver la fotografía del premilitar Peña, sostiene la correcta y se acerca al Batallón que observa sorprendido.

El Coronel se quita las gafas y mira directamente a su hijo con los ojos enrojecidos, le quiere decir lo que se había guardado para este momento estelar. De pronto un “siempre estuve orgulloso de ti” brota de sus labios temblorosos.

El premilitar sabe que tiene que levantar el brazo hacia la boina y hacer el saludo militar, más aún sus músculos no le responden. Respira hondo para evitar que la voz se le quiebre por la emoción, y recordando todas las madrugadas que papá lo cargó cuando era un bebé, le grita: “¡Gracias mi Coronel!”.

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