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Endeudamiento caro para obras no tan urgentes

Las vacas gordas no han regresado, pero lo parecería. El Concejo Municipal dio su visto bueno a un endeudamiento pretendido por el ejecutivo municipal que apenas puede inscribirse en otro contexto que no sea el electoral. De hecho, que no sea el preelectoral, fechas en las que encajarían las...

Las vacas gordas no han regresado, pero lo parecería. El Concejo Municipal dio su visto bueno a un endeudamiento pretendido por el ejecutivo municipal que apenas puede inscribirse en otro contexto que no sea el electoral. De hecho, que no sea el preelectoral, fechas en las que encajarían las licitaciones y pertinentes adjudicaciones.

A saber, lo que se trata de construir es un hospital de segundo nivel con el que se lleva haciendo campaña desde 2014; otras obras en tres hospitales de primer nivel y la construcción del colegio Castelfort Castellanos, que fue concedido en medio de unas incómodas medidas de presión que pusieron en evidencia, sobre todo, el perfil del Gobierno Municipal en sus prioridades.
El Gobierno Municipal, sin embargo, nunca ha evidenciado problemas de índole económico y se ha mantenido inmune a la caída de los precios del petróleo por años. De hecho, se puede afirmar que es una de las instituciones más saneadas del país.
Las obras se enmarcan dentro de las áreas de salud y educación, las que más se prestan a la demagogia política a nivel mundial y que en los últimos meses se han multiplicado en el país con esos mismos objetivos. Si por años el presidente Evo Morales entregó canchas y mercados, ahora entrega hospitales y colegios construidos en su mayor parte con fondos de la Unidad de Proyectos Especiales o cualquier otro.

El Concejo Municipal, de nuevo encerrado en sus propias narrativas, ha acabado por ceder a la presión del Gobierno Municipal, que básicamente se centraba en atacar la conciencia y pretender que nadie se pueda oponer a la construcción de obras de salud o educación por la simple razón de ser de salud y educación.

El problema central es el endeudamiento. El Concejo ha dado el visto bueno a la contratación de un crédito de 36 millones de bolivianos a cinco años plazo y al 5 por ciento de interés sin realmente acabar de justificar la urgente necesidad de ello.

Solo por hacerse una idea: el Banco Mundial concedió el año pasado al Ministerio de Planificación un crédito de 300 millones de dólares a 25 años, con 13 años de gracia y un tercio del interés para construir precisamente nueve hospitales de segundo nivel o el Gobierno ha dispuesto fideicomisos el año pasado al 2% de interés con dos años de gracia para la ejecución de proyectos en alcaldías y gobernaciones.

La Gobernación, en 2017, accedió también a créditos privados a tasas elevadas luego de justificar una situación de crisis en el departamento originada en las decenas de obras comprometidas y sin recursos para hacerles frente, lo que afectaba a la liquidez de las empresas, a su quiebre y al impago de numerosos trabajadores. El Gobierno Municipal, sin embargo, nunca ha evidenciado problemas de índole económico y se ha mantenido inmune a la caída de los precios del petróleo por años. De hecho, se puede afirmar que es una de las instituciones más saneadas del país.

Es obvio que Bolivia y Tarija necesitan mejor salud y mejor educación, pero no solo se trata de obras de cemento, peor cuando se advierte haber cambiado de paradigma. En tiempos de cambio, con el Seguro Universal en plena implementación y luego de haber priorizado otras obras y proyectos, parecía ser la prudencia la mejor consejera. Sin embargo, una vez más, no aplica.

 

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