Poderoso Pilcomayo

Todavía no ha pasado lo más crítico de la crecida de esta temporada de lluvias en el río Pilcomayo, pero expertos y autoridades están de acuerdo en que los sistemas de alerta han funcionado relativamente bien y se han dado las instrucciones con el tiempo suficiente para evitar pérdidas...

Todavía no ha pasado lo más crítico de la crecida de esta temporada de lluvias en el río Pilcomayo, pero expertos y autoridades están de acuerdo en que los sistemas de alerta han funcionado relativamente bien y se han dado las instrucciones con el tiempo suficiente para evitar pérdidas humanas – que es lo más importante – y también de ganado.

En tiempos de catástrofes y amenazas, lo más importante es precisamente mantener la calma y tomar las decisiones correctas, algo que resulta más fácil si las autoridades y las comunidades han tomado las previsiones pertinentes, y es más complejo si todo se convierte en un caos.

En estos tiempos en que la política se ha convertido en una suerte de carrera de impactos y fotografías, no faltó tiempo a las autoridades chaqueñas para cantar victoria y atribuirse el éxito de situación por sus intervenciones preventivas. Lo curioso fue que esto lo hicieron mucho antes de que los volúmenes máximos de agua llegaran siquiera a Villa Montes. La conducta no solo fue oportunista, sino que en realidad pone en riesgo a la población ribereña, al poder interpretar que lo peor ya había pasado.
Entender el Pilcomayo es clave para enfocar el desarrollo departamental, y fundamentalmente de la Región Autónoma del Gran Chaco. Su ciclo vital y su potencia es superior a cualquier imagen idílica que tenemos de cualquier río
Lo cierto es que el Pilcomayo es un río salvaje, responsable de la propia formación del Gran Chaco Sudamericano y la pampa argentina con su continuo fluir desde las cumbres más altas de Los Andes hasta la llanura chaqueña. El Pilcomayo lleva toda la vida cumpliendo su ciclo vital para tantas cosas: para el sábalo, para la agricultura, para la ganadería extensiva, etc. El Pilcomayo hace las veces de vertebrador de todo un sistema y a pesar de ello, sigue siendo un gran desconocido.

El Pilcomayo - salvo en las temporadas de mucho caudal donde el empuje puede llegar a unirse con el río Paraguay - es un río que no desemboca, sino que se pierde en una pléyade de lagunas y bañados de todo tamaño. A su paso, los sedimentos se van depositando en las orillas. En función del ciclo pluvial, al año siguiente resultarán determinantes para ordenar su tránsito.

Entender el Pilcomayo es clave para enfocar el desarrollo departamental, y fundamentalmente de la Región Autónoma del Gran Chaco. Su ciclo vital y su potencia es superior a cualquier imagen idílica que tenemos de cualquier río; su abrupta irrupción en el Chaco, un territorio eminentemente plano, hace que el río se mueva por donde plazca, fluya por donde encuentre camino y sea ajeno a cualquier inversión destinada a fotos y a regular o proteger alguna zona determinada. El río, en caso de crecida, igual va a acabar con defensivos y otras medidas preventivas.

Es precisamente esa fortaleza del río Pilcomayo, acrecentada con la furia de la deforestación, la que hasta ahora ha impedido desarrollar muchos de los proyectos que pretenden aprovechar sus aguas, sea en forma de central hidroeléctrica, se en forma de bañados artificiales para la cría del sábalo, sea en forma de canalización para riego.

En el contexto actual, es necesario incrementar las medidas de prevención en las riberas del río, entendiendo que sus crecidas pueden llegar a ocupar varios kilómetros de ancho y que esto es un aspecto natural. No conviene en estos tiempos de globalización y antropocentrismo, olvidar que la naturaleza manda y que somos los demás quienes debemos acomodarnos a su realidad.

 

 

Más del autor