El mar sobre el Código Penal
El Tribunal de La Haya ha puesto fecha para la vista oral del diferendo marítimo que Bolivia sostiene con Chile desde hace décadas y que finalmente, hartos de tanta promesa de negociación sobre la salida soberana al mar, el Gobierno de Evo Morales se decidió a denunciar en La Haya. El simple...
El Tribunal de La Haya ha puesto fecha para la vista oral del diferendo marítimo que Bolivia sostiene con Chile desde hace décadas y que finalmente, hartos de tanta promesa de negociación sobre la salida soberana al mar, el Gobierno de Evo Morales se decidió a denunciar en La Haya. El simple hecho de que la demanda fuera admitida a trámite en septiembre de 2015 ya fue considerada la mayor victoria diplomática de Bolivia en este asunto, pues al dar curso, la Corte Internacional de Justicia reconoce el asunto como un problema multilateral que amenaza la estabilidad y la paz de la región y no solo un asunto bilateral como tantas veces Chile ha logrado visualizar.La vista oral será entre el 19 y el 28 de marzo. Quedan dos meses, pero es tiempo suficiente para que el Gobierno empiece a posicionarlo en su agenda mediática y de ahí, ir restando protagonismo a las protestas sociales contra el Código y contra la sentencia del Tribunal Constitucional que elimina la limitación de mandatos en base a una interpretación de los derechos políticos como derechos humanos.El asunto marítimo está muy por encima de la agenda de la confrontación política; la irrenunciabilidad a la causa está incluida en la Constitución Política del Estado y no hay boliviano que no apoye el pedido y la gestión, con más o con menos entusiasmo. Cuando el Gobierno empezó en esas lides en 2012 lo tenían más claro; lo puso en práctica cuando eligió a Eduardo Rodríguez Veltzé como agente de la demanda y más cuando designó al eterno candidato no confirmado Carlos Mesa como vocero internacional y más aún cuando decidió sumar a la pléyade de ex presidentes de signos ideológicos tan variopintos como Jorge Quiroga o Jaime Paz Zamora. Con el paso del tiempo, la unidad en torno a la demanda se ha ido erosionando y no han faltado quienes han pescado protagonismo y quienes han intentado instrumentalizar los éxitos. El referéndum del 21 de febrero que tenía por objeto modificar la Constitución “por una única vez” para habilitar a Evo Morales y Álvaro García Linera a las elecciones de 2019 se convocó precisamente al día siguiente de la admisión de la demanda en La Haya, como en el día de la resaca de la tremenda fiesta que se celebró en el país. Es verdad, el 21 de febrero el MAS perdió su referéndum pero el calendario de la demanda siguió corriendo y también los intereses. La selección de un co – agente como el embajador en Naciones Unidas Sacha Llorenti que ayer anunció el presidente Evo Morales incide precisamente en esa senda de contaminación de la unidad, pues pocas figuras como el designado genera tanta polarización luego de su desempeño en Presidencia y Gobierno.La vista oral de marzo será sin duda el momento más álgido de la confrontación judicial que se lleva adelante con Chile. El país transandino, sorprendido por los argumentos de Bolivia que hacen referencia a los derechos expectaticios generados por las promesas chilenas y no a la interpretación del Tratado de 1904, pondrá toda la carne en el asador luego de haber errado la estrategia en 2015, cuando no logró que se desestimara el pedido.Concluida la vista oral y según los plazos habituales, la sentencia del Tribunal de La Haya, en pleno proceso de renovación, tardará entre seis meses y un año. Con probabilidad llegará en 2019 y casi con toda probabilidad, será utilizado como argumento en la campaña electoral.Conviene recordar y tener presente que lo que Bolivia pide en este caso es obligar a Chile a sentarse de buena fe a negociar la salida soberana al Pacífico que tantas veces ha prometido. Quien gane o quien pierda será siempre Bolivia.