Responsabilidades éticas y técnicas respecto a la planta de tratamiento de San Blas

Es un paso muy importante pero obviamente no soluciona la totalidad del problema. Queda pendiente la Planta de San Luis, la más grande; el Ministro de Medioambiente en su última visita comprometió los fondos para la realización del Estudio de Factibilidad, esperemos que esto rápidamente se...

Es un paso muy importante pero obviamente no soluciona la totalidad del problema. Queda pendiente la Planta de San Luis, la más grande; el Ministro de Medioambiente en su última visita comprometió los fondos para la realización del Estudio de Factibilidad, esperemos que esto rápidamente se cumpla y se proceda también a la licitación, en este caso en los primeros días del próximo año. Faltan también otras plantas menores como la de San Andrés, pero lo importante en todo caso es que el tema está en la agenda pública y de ninguna manera podemos bajar los brazos.

Se trata de un esfuerzo que ha implicado una enorme cantidad de capital social, de convencimiento, de buena fe, etc. Por eso es que como sociedad tenemos la enorme responsabilidad de que la licitación para la Planta de San Blas sea adecuada, virtuosa, tanto desde el punto de vista técnico, como desde el punto de vista moral. Se debe elegir la mejor empresa, con la mejor tecnología. Una empresa con experiencia en plantas grandes fuera del país y si es posible dentro. Y ahí el Ministerio de Medioambiente que ya tiene experiencia en el rubro debe asesorar al municipio (y el municipio debe dejarse asesorar). Se deben obviar varios de los vicios que son comunes en las licitaciones de obras públicas en nuestro país, ya que en este caso no podemos correr el riesgo de un nuevo fracaso histórico como ocurrió con las lagunas de oxidación. Por ejemplo debe evitarse que:a) Se dé pie a consorcios cuyo socio principal no tenga experiencia en el rubro y solamente “utilice” el curriculum de otros para ganar la licitación.b) Dado que empresas locales no tienen experiencia en el tema, lamentablemente parece quedar claro que se debe recurrir a quienes trabajan en el tema a nivel mundial. c) Seria absolutamente inmoral que parientes, amigos, compinches, etc, de quienes hemos participado en esta campaña (por ejemplo las ongs o medios que la hemos impulsado, o el Comité impulsor de la Planta de Tratamiento), aparezcan como miembros de los consorcios postulantes, o que aparezcan impulsando a alguno de ellos. Si esto se da, debe ser denunciado por las autoridades y por las instituciones que llevamos adelante la campaña. El mensaje es claro. los tarijeños, por muchas causas que no es el momento de debatir, hemos cometido demasiados errores en el pasado reciente en la inversión pública. En este caso debemos dar ejemplo de que realmente podemos encarar las cosas de mejor manera. Lamentablemente en caso de no dar un golpe de timón, corremos el riesgo de continuar en un proceso continuo de deterioro de nuestra autoestima, como producto de la enorme cantidad de recursos que administramos en los pasados años, y de los problemas que tuvimos en la ejecución de proyectos. Inclusive muchos de los “argumentos” que se usan contra las plantas de tratamiento tienen ese trasfondo (en estos meses hemos escuchado repetidamente la frase de que “la planta de tratamiento va a salir mal, porque los tarijeños hacemos todo mal”). Como si se tratara de una maldición o como si los habitantes de esta tierra fuéramos inferiores frente a nuestros pares de otros lados. Por eso es que existe una enorme responsabilidad técnica y ética en la ejecución de este proyecto (como también en la conclusión final del problema con la construcción de la planta de San Luis y el salvataje del Río Guadalquivir). Debemos hacer un esfuerzo para dejar de lado las tendencias negativas que a veces parecen haberse enseñoreado de nuestra sociedad: el faccionalismo y odio político llevado al extremo, el insulto como arma política cotidiana, el abandono de la noción del bien común, el uso de supuestas “reivindicaciones sociales” como arma para obtener ventajas personales o grupales, el derrotismo que nos hace sentir como una sociedad de fracasados., etc. El tema del sistema de tratamiento de aguas residuales en Tarija es emblemático porque esconde algunos de nuestros más importantes fracasos (el caso por ejemplo de la pérdida del crédito holandés por la incapacidad de construir la planta hace unos años). Es el momento entonces de revertir esa situación, convirtiéndolo en un ejemplo de una buena ejecución de políticas públicas, donde toda la sociedad sea la ganadora, más allá de diferencias políticas e intereses grupales.


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