La sequía de moda
Bolivia tiene una irónica contraposición entre sus abundantes fuentes de agua y los pocos sistemas de distribución, así como sus serias limitaciones en el acceso a ésta en las zonas rural y urbana. A esto se suma los estragos que causa el cambio climático.Los glaciares andinos, formidables...
Bolivia tiene una irónica contraposición entre sus abundantes fuentes de agua y los pocos sistemas de distribución, así como sus serias limitaciones en el acceso a ésta en las zonas rural y urbana. A esto se suma los estragos que causa el cambio climático.Los glaciares andinos, formidables fuentes naturales de la provisión de agua y protagonistas de obras hidráulicas importantísimas, están amenazados por el calentamiento global; las presas construidas con tanta pompa y entregadas con tanto alarde no funcionan o al menos no como se esperaba.La huella de las sequías está siendo dramática desde los años 80. Se dice que desde 2015 hasta la fecha, siete de las principales ciudades del país han sufrido un déficit crítico de agua: La Paz, El Alto, Cochabamba, Sucre, Oruro, Tarija y Potosí. Las cifras oficiales indican que esta situación afecta a más de 177.000 familias y 173 municipios están en situación de emergencia.También se estima que esta sequía afecta a más de 600.000 hectáreas de cultivos y casi 600.000 cabezas de ganado y las pérdidas agrícolas, según el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, alcanzan ya los 125 millones de dólares en la campaña de verano y otro tanto en la de invierno.En Tarija, la zona alta y el Gran Chaco son las áreas donde más se sufre. Miles de cabezas de ganado mueren, las familias apenas tienen para su consumo. Y ahora una vez más escuchamos el clamor de las comunidades que piden ayuda para la época seca.Mientras todo esto sucede, el dinero va y viene para resolver el problema pero hasta ahora nada se ha resuelto. En 2016 cerca de 13 millones de bolivianos invirtió el Gobierno en kits de potabilización, filtros y tanques de almacenamiento.Según se reportó, se construyeron más de mil tanques de almacenamiento de hormigón armado en Potosí y Sucre, también los tenían planificados en Oruro y Tarija.Empero, a nivel departamental también se invirtió dinero, por ejemplo el subgobernador de la provincia Cercado, Jhonny Torres, en 2016 señaló que se lanzó 6 sistemas de riego tecnificado para 6 comunidades como Lazareto, Tolomosa Norte, Pantipampa, Pantipampa Churquis, Sella y San Mateo.Estos son sólo algunos de los ejemplos más recientes de inversión en un problema sobre el cual se han concentrado millones de bolivianos desde los años 80. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Al parecer nada.Y lo más preocupante son los efectos de la sequía, ésta comienza a afectar centenares de hectáreas de producción agrícola y ganadera de las zonas sud, oeste y la microregión de la provincia Cercado.Se ponen en riesgo centenares de cultivos de trigo, arveja, maíz, tomate, hortalizas, frutilla, manzanilla y otros. Esto también ocasiona que los productos como la papa, el tomate y la arveja suban de precio manera desorbitante. Y bien sabemos si la canasta alimentaria sube todo se dispara porque todos vivimos de eso.Empero, una vez más está volviendo la sequía como una moda que se impone y arrasa y ante la cual no podemos hacer nada, pues ni las declaraciones de emergencia la han podido frenar.Ojalá este año todos los esfuerzos no caigan, una vez más, en saco roto y los recursos económicos lleguen donde tienen que llegar.