Certificar reservas: Errores o deslices
El instrumento, esencial para cualquier Gobierno, municipio, Gobernación o empresa que quiera planificar a corto o medio plazo su acción pasa por ser imprescindible, pues una certificación solvente despeja todas las dudas que giran sobre el voluble mercado de los hidrocarburos, cada vez más...
El instrumento, esencial para cualquier Gobierno, municipio, Gobernación o empresa que quiera planificar a corto o medio plazo su acción pasa por ser imprescindible, pues una certificación solvente despeja todas las dudas que giran sobre el voluble mercado de los hidrocarburos, cada vez más en retroceso ante el nuevo avance de las renovables y la lenta implementación de los acuerdos políticos de la Cumbre del Clima de París, que obligarán a una transformación a gran escala.Sánchez utilizó todos los argumentos a su alcance para negar la realización de la certificación, pendiente desde 2012. En aquel momento una empresa de casi desconocida reputación, la canadiense GLJ Petroleum, certificó que Bolivia tenía 10,45 trillones de pies cúbicos de gas a disposición. La cifra en esos momentos era aceptable. Se había incrementado respecto a los 9,9 certificados en 2009 a pesar del incremento en la entrega de volúmenes cada vez mayores a la Argentina y el constante incremento de la demanda interna, consecuencia del desarrollo sostenido de Bolivia.Los cálculos entonces indicaban que se consumía entre 0,7 y 0,8 trillones de pies cúbicos al año con los compromisos de exportación y el mercado interno. Actualmente en Bolivia consumimos entre 12 y 14 millones de pies cúbicos al día, al menos un 33% más; a Argentina se exportan entre 16 y 20 millones de metros cúbicos al día, unos 4 más que entonces y la exportación a Brasil se mantiene estable, con capacidad de pedir hasta 30,5 millones de metros cúbicos por lo que el consumo en cuestión de reservas tampoco habrá sufrido grandes variaciones.En 2012 se venía con impulso de algunos descubrimientos medianos pero la certificación de 2017 no se ha encargado al calor de buenos resultados, sino al contrario. La decisión de Sánchez de contratar ha venido motivada por la palabra pública dada por el vicepresidente Álvaro García Linera, quien al calor de la polémica que desencadenó la incertidumbre, aseguró que ya se habían contratado esas empresas y que pronto habría resultados.Sánchez ha intentado todo para atraer nuevas empresas e incorporar mayores producciones, pero no tanto para reconocer nuevas reservas. Las empresas que operan hoy no tienen obligaciones respecto a la exploración y los incentivos, en un momento de precios bajos como el actual, no son suficientes. Cabe señalar que la interpretación del Ministerio es al contrario y considera que la Ley de Incentivos, que confiscó el 12 por ciento del Impuesto Directo a los Hidrocarburos a municipios y Gobernaciones ha dado buenos resultados.Boyuy y Boicobo, los dos anuncios de Repsol en el entorno de Margarita, ya eran reservas contempladas en la anterior certificación mientras que Huacareta, otra área operada por Shell y sobre las que las estimaciones de éxito se han disparado hasta los 13 TCF tienen dificultades para la certificación. Tampoco se ha avanzado sobre los megacampos que se suponen en Astilleros y San Telmo, en el entorno del Parque Nacional de Tariquía y que nadie parece querer perforar.En un panorama global de precios bajos y mercado con sobre oferta, a Bolivia tampoco le conviene mostrar unos resultados exorbitantes. El mercado del petróleo lleva toda la vida jugando al “se va a acabar” y con eso ha modificado a su antojo los precios del mercado. Peor para un país mediterráneo, casi cautivo de sus compradores, Brasil y Argentina, que en cualquier momento pueden exigir rebajas en precio si detectan desequilibrios. Otra cuestión es el aspecto político. Si Sánchez no muestra buenos resultados o al menos una sostenibilidad, el terremoto que se le avecina será de magnitud, justo en el momento en el que había logrado ordenar a su criterio todo el organigrama, sometiendo incluso a YPFB colocándose como Presidente del Directorio. El error, desliz, o lo que fuera del Vicepresidente puede tener consecuencias fatales.