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Nada está seguro

Quienes hablaban de seguridad ciudadana hace muy poco, en Quito, eran los ministros de Defensa de los doce países que integramos Unasur, y si no supiéramos que la geopolítica continental ha cambiado, en vez de tranquilizarnos debería preocuparnos más. Porque fueron los antecesores de esos...

Quienes hablaban de seguridad ciudadana hace muy poco, en Quito, eran los ministros de Defensa de los doce países que integramos Unasur, y si no supiéramos que la geopolítica continental ha cambiado, en vez de tranquilizarnos debería preocuparnos más. Porque fueron los antecesores de esos ministros los que se ocuparon del terrorismo de Estado que cundió en nuestra América con el membrete de Seguridad Nacional.Pero dejemos las aprensiones y precisemos, más bien, qué es realmente la “Seguridad Ciudadana”.Las Naciones Unidas (PNUD) define la seguridad ciudadana como “la condición personal, objetiva y subjetiva, de encontrarse libre de violencia o amenaza de violencia o despojo intencional  por parte de otros.”Pero en la práctica las políticas gubernamentales de seguridad ciudadana, en la mayoría de los países, simplemente consisten en políticas más represivas (más vigilancia, más patrullajes, mayores penas) en vez de estar más enfocadas a los ciudadanos y sus necesidades. Además, tienden a crear una diferencia entre los ciudadanos separando los que “merecen protección” de los grupos sociales de los cuales esos ciudadanos tienen que ser protegidos. Dependiendo de cada país, los grupos definidos como peligrosos para los ciudadanos pueden ser, por ejemplo, jóvenes de barrios populares, drogadictos, grupos étnicos o inmigrantes, y las conocidas y temidas pandillas, que se originaron en Nueva York hace unas décadas y cundieron luego en el sur, con varios nombres, de los cuales el más conocido es el de las “maras” salvadoreñas, que no operan solo en El Salvador, sino que con leves variantes lo hacen todavía en Nueva York, donde se originaron, lo mismo que en Bogotá, en Lima, en Buenos Aires y, por supuesto, en algunas ciudades bolivianas. La OEA hizo en febrero una reunión especial sobre el tema de seguridad, y consensuó algunas conclusiones. Estas son las principales:En todos los países del Caribe y América Latina, los ciudadanos identifican como el mayor problema a la inseguridad.La discusión debe salir del sólo ámbito de los gobiernos para enriquecerse de la “inteligencia colectiva”. La visión de los funcionarios públicos tiende a ser burocrática y reduccionista.Debe haber un esfuerzo mayor para entender lo que realmente pasa con el problema de la seguridad en cada país y en la región como un todo.En la solución del problema debe hacerse valer una visión integral, pero con mucha frecuencia domina el enfoque estrictamente militar.Es necesario revisar el paradigma que ahora se implementa en la región, para hacer frente al narcotráfico y a otras expresiones del crimen organizado. Y la más importante: Las organizaciones de la sociedad deben de ser incorporadas a la discusión y también participar en el diseño y evaluación de las políticas públicas.Veremos si cuando se reúna aquí, avanzó algo sobre el tema. O sigue en las mismas.

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