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El Mercosur cumple años

El Mercosur nació con una impronta claramente comercial (su nombre así lo demuestra) y para ser funcional al modelo neoliberal que imperaba por aquellos años siendo útil para los grupos económicos principales de sus países, y con poco beneficio para sus pueblos.Esa situación continuó...

El Mercosur nació con una impronta claramente comercial (su nombre así lo demuestra) y para ser funcional al modelo neoliberal que imperaba por aquellos años siendo útil para los grupos económicos principales de sus países, y con poco beneficio para sus pueblos.Esa situación continuó hasta que irrumpieron en los gobiernos presidentes que expresaban años de luchas y la resistencia de los sectores populares. A partir de allí el Mercosur comenzó a transformarse, atento a las realidades culturales, sociales y políticas de sus pueblos.Fueron esos presidentes, en 2005, con Néstor Kirchner a la cabeza y con el apoyo de Venezuela, los que encabezaron el “No al Alca”, que significó poner límites concretos a la política estadounidense, impulsada por el Consenso de Washington.Ese “No al Alca” fue el comienzo de este momento que protagonizamos, porque al decirle no al Alca había que plantearse sí a qué: sí a la integración, sí a la solidaridad, sí a la unidad de nuestros gobierno y nuestros pueblos.La consecuencia en el cumplimiento de esa decisión posibilita el buen momento de nuestra región, en comparación con la crisis que atraviesan Europa y los EE UU, y nos permite observar un futuro en unidad y promisorio. Desde esa fortaleza se construyó el antecedente de la Comunidad Sudamericana de Naciones, que luego terminó pariendo a la Unasur.Hoy el Mercosur goza de buena salud, inmerso en las contradicciones lógicas de todo proceso de integración, en un marco de crisis internacional que obliga a cada país a defender su propia realidad y a consensuar estrategias con sus pares para limar asimetrias. Decía el presidente uruguayo José Mujica: “Tenemos un Mercosur que tiene sus contradicciones, que respetamos poco y que todos los días le hacemos alguna crítica, pero ¡ay de nosotros si no existiera! ¿Qué le diría a nuestra gran industria privada, la más importante empresa láctea Conaprole? ‘Has perdido tu mercado principal, Brasil, porque vamos a apostar al mundo abierto.’ Me mata. Los defectos del Mercosur son nuestros y los vamos a pelear a muerte, sin concesiones.”Frente a los que anuncian su desintegración, aparece la insistencia de Venezuela por ser definitivamente parte y la decisión del presidente Rafael Correa, para que Ecuador se incorpore.Con un mundo capitalista en crisis, que se preocupa de salvar empresas y fundamentalmente bancos, la vitalidad de la región se expresa en la Can, la Unasur, el Mercosur y ahora la CELAC; herramientas que potencian y enriquecen la perspectiva de la integración.En esas herramientas supranacionales, están expresadas las expectativas, los sueños y las luchas de los pueblos, pero por sobre todo, expresan a un Estado presente, puesto a debatir y buscar coincidencias para abordar las necesidades de sus ciudadanos; que es la antítesis del Estado desertor que fue el epicentro ideológico del capitalismo salvaje que padecimos años atrás.Desde esa perspectiva hay que analizar el cumpleaños del Mercosur: sin minimizar lo que falta y rescatando lo que ha permitido para que, entre otras cosas, hoy no seamos parte de ese mundo que recorta jubilaciones, cierra empresas estatales, reduce sueldos, quita derechos en la salud y provisionales a sus habitantes.Una herramienta para consolidar a Sudamérica como un polo en este mundo multipolar que está llegando.*Representante Especial para la Integración y la Participación Social de la Cancillería argentina.

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