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Abril de 1952 pretexto para mirar adelante

En las actuales circunstancias nuestro retorno a la historia se explica por varias razones fundamentales: la historia es el único oráculo que explica el presente y vislumbra el futuro, en la grandiosa dialéctica del desarrollo histórico; volvemos a la historia porque el MNR es el único...

En las actuales circunstancias nuestro retorno a la historia se explica por varias razones fundamentales: la historia es el único oráculo que explica el presente y vislumbra el futuro, en la grandiosa dialéctica del desarrollo histórico; volvemos a la historia porque el MNR es el único partido en el país que tiene una historia a la cual volver y porque no han desparecido las causas que han dado lugar a su creación oficial (7 de junio 1942). La Revolución Nacional del 52 deberíamos convertirla en un pretexto para pensar de nuevo en los caminos que debe transitar el país  de aquí en adelante; sí, para reflexionar cuáles son las vías que debemos escoger para generar una Bolivia que otorgue viabilidad a todos sus actores y no solamente a grupos reaccionarios y movimientos sociales discriminadores, a esos que se han reproducido y producido a pesar de la profundidad social revolucionaria del 52. Qué bien que el 52 hizo posible el voto universal, la superación del Estado oligárquico, la reforma agraria, la nacionalización de las minas, la reforma educativa y muchas otras medidas más, no hay duda que todas estas transformaciones han marcado de manera profunda a todo el país y a los bolivianos ya que una vez identificado el enemigo dueño del país del estaño y de los pongos expulsó no sólo de la patria sino también de la historia. Pero, lo curioso, es que habiendo hecho tanto la Revolución del 52, el país tenga todavía un 70% de la población en estado de pobreza, es paradójico que tal transformación social no haya conducido a que la economía camine con sus propios pies; todavía Bolivia es un país con una industria débil, con cantidad limitadísima de exportaciones; sigue siendo el país que no piensa enserio en los pobres, que no por delante las preocupaciones de las regiones atrasadas de su campesinado ni de las poblaciones indigenales que siguen marginadas y vapuleadas.De la crisis de la Guerra del Chaco surgió una idea de país; la Revolución del 52 no se produjo por milagro, esa guerra engendró una generación interesada en darle una salida democrática a Bolivia y preocupada por los sectores populares. Los intelectuales y los políticos se acercaron entre sí para imaginar un país democrático, una Bolivia con viabilidad económica. No podemos dejar de pensar con nostalgia en Víctor Paz Estenssoro, Carlos Montenegro, Augusto Céspedes. Armando Arce, José Cuadros Quiroga, Walter Guevara, Hernán Siles, en jóvenes como Sergio Almaraz, René Zavaleta, Marcelo Quiroga quienes desde el  Nacionalismo imaginaban un nuevo país, desde sus escritos y desde su acción diaria nos demostraban que era necesario estar enamorados de Bolivia para intentar buscarle una salida. No podemos dejar de admirar a esa tremenda generación, a esos que en la década del 40 e inicios del 59 tuvieron la capacidad de pensar y más allá de eso plasmar sus ideas en una Revolución que nos condujo a la modernidad de los tiempos democráticos. Actualmente, la pobreza, exclusión, marginalidad y discriminación de las mayorías nacionales no tienen solución inmediata ni mediata, aún con el poder en sus manos porque los intelectuales de los movimientos sociales viven condenando  el pensamiento moderno a nombre de utopías arcaicas regresivas, convencidos de que mirando atrás avanza hacia adelante; estas convencidos que la modernidad y el desarrollo se construyen con velas invertidas o con espejo retrovisor, al extremo que a los progresistas los llaman colonialistas. Quizás la nueva forma de pensar en abril de 1952 es dirigir nuestros esfuerzos proponiendo soluciones viables al país, a través de políticas nacionalistas con ciencia y tecnología como ocurrió entre 1955/64 cuando Ypfb instaló refinerías produciendo gasolina , kerosén, aceites y grasas lubricantes para el mercado nacional y en el oriente se cumplió similares tareas ayudando a que los empresarios cruceños en iniciativa privada y pública produzcan la gran constelación de producción agropecuaria industrial para consumo nacional y pública produzcan la gran constelación de producción agropecuaria industrial para consumo nacional y exportación. Esta es una deuda pendiente de los intelectuales y de los políticos del país, en un tácito compromiso de mantener el mínimo de lealtad con el 9 de abril de 1952 para no ser indignos de recordarlo, por sus realizaciones trascendentales que fueron las que dan vigencia hasta hoy día a la Revolución Nacional, 60 años después que serán muchos más hasta cuando el hombre boliviano-libre de trabas-pueda expresarse de verdad y cumplir su condición humana. Tarija 9 de abril de 2012

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