Batallas reales e imaginarias en torno al TIPNIS

La trascendencia del conflicto se debe a varios factores sobre todo estructurales. Por una parte,  aquellos que devienen de procesos históricos de construcción geopolítica nacional en que la vinculación oriente-occidente se efectuó fundamentalmente por el departamento de Santa Cruz como...

La trascendencia del conflicto se debe a varios factores sobre todo estructurales. Por una parte,  aquellos que devienen de procesos históricos de construcción geopolítica nacional en que la vinculación oriente-occidente se efectuó fundamentalmente por el departamento de Santa Cruz como parte de las políticas de integración nacional promovidas poco antes y después de la revolución del 52, favoreciendo al crecimiento de ciertos sectores económicos cuyos intereses se verían vulnerados ante la apertura de una nueva ruta. Por otra, a los intereses económicos internacionales en torno a la nueva carretera como vía de vinculación interoceánica, en el marco de un proyecto regional más amplio -el IRSA- y por lo cual resulta estratégica por ejemplo, para el Brasil. Pero además, como otro aspecto estructural, está en juego  la preservación de una importante zona ecológica de más de un millón de hectáreas, que contiene una diversidad de especies de flora y fauna, y cuya importancia trasciende las fronteras nacionales,  fue declarada como tal en 1965, y  desde 1990,  como territorio indígena por la presencia ancestral de chimanes, yuracarés y mojeños que habitan en dicho Parque, pero que  ya ha sido invadida en varios sectores por  colonizadores  y por quienes explotan recursos madereros.De hecho todos estos aspectos debían ser debatidos y considerados a la hora de definir, sobre todo el trazo del segundo tramo de la carretera; sin embargo, el conflicto se ha complejizado y ha adquirido otras connotaciones, pues  la decisión inconsulta del gobierno de realizar la carretera, dispara una flecha envenenada en el corazón del discurso masista:  su auto identificación de origen con el sujeto indígena, y su adscripción discursiva -casi fundamentalista- a la defensa de la Madre Tierra o Pachamama en una serie de eventos internacionales en los últimos años, plasmados en los enunciados constitucionales; dos elementos consustanciales que ahora entran en contradicción con los nuevos discursos desplegados por el gobierno, sobre la necesidad de desarrollo y modernización  nacional, sobre la subestimación a las demandas e incluso a la marcha indígena, sobre las acusaciones a los dirigentes de ser funcionales a la derecha o manipulados por las ONGs,  desvirtuando aún más el debate y una posible resolución del conflicto.   Si en algún momento a dirigentes del gobierno les pareció una virtud abarcar en su seno diversos discursos y visiones de país porque ampliaba su representatividad, dicha virtud  mostró sus fisuras en varias ocasiones en que se enfrentaron sectores sociales en el seno del propio MAS,  o entre intelectuales o funcionarios del gobierno que tenían distintas visiones sobre el proyecto político, lo cual derivó en su temprano alejamiento. Pero dichas contradicciones se presentan ahora de manera flagrante entre dos visiones diferentes de desarrollo, de políticas ambientalistas y de relación con su raíz indígena, que parecen querer definirse con la desacreditación del otro –del indígena-, y con la distracción de los temas de fondo en torno a la carretera.Socióloga, Coordinadora del Área de Reflexión del Centro Cuarto Intermedio

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