Las primeras piedras

Y no solamente en un caso que esa paradoja se da, sino en varios. Pero vamos uno por uno.El consumo de drogas sicotrópicas o alteradoras de la conciencia está en todas las culturas, en mayor o menor escala. Está, inclusive, en algunas liturgias religiosas, donde el alcohol es indispensable.En...

Y no solamente en un caso que esa paradoja se da, sino en varios. Pero vamos uno por uno.El consumo de drogas sicotrópicas o alteradoras de la conciencia está en todas las culturas, en mayor o menor escala. Está, inclusive, en algunas liturgias religiosas, donde el alcohol es indispensable.En el caso de la sociedad estadounidense, el consumo de drogas sicotrópicas es excepcionalmente alto, con lo cual se genera la demanda que inexorablemente tiene que producir la oferta, especialmente en un mundo donde “el mercado” es la “mano invisible, virtualmente teologizada.Que entonces, desde allí, desde el incontrolable mercado de consumo de las drogas lancen constantemente piedras hacia quienes producen eso tan bien cotizado, es por lo menos fariseo.Y lo hacen sin pausa y parece que sin pizca de reflexión hace ya varios años, tanto que el más destacado intelectual disidente de ese sistema, Noam Chomsky, afirma que la “guerra contra las drogas” fue inventada para suprimir tendencias democráticas en Estados Unidos y empleada para justificar las intervenciones y control de amenazas al poder imperial en el extranjero. Es muy útil conocer lo que dice: “La guerra contra la droga, que desgarra a varios países de América Latina, entre los que se encuentra México, tiene viejos antecedentes. Revitalizada por Nixon, fue un esfuerzo por superar los efectos de la guerra de Vietnam en Estados Unidos.La guerra contra las drogas –continúa-  “fue diseñada para trasladar la concepción de la guerra de Vietnam, de lo que nosotros les estábamos haciendo a los vietnamitas, a lo que ellos nos estaban haciendo a nosotros. El gran tema a finales de los 60 en los medios, incluso los liberales, fue que la guerra de Vietnam fue una guerra contra Estados Unidos. Los vietnamitas estaban destruyendo a nuestro país con drogas. Fue un mito fabricado por los medios en las películas y la prensa. Se inventó la historia de un ejército lleno de soldados adictos a las drogas que al regresar se convertirían en delincuentes y aterrorizarían a nuestras ciudades. Sí, había uso de drogas entre los militares, pero no era muy diferente al que existía en otros sectores de la sociedad. Fue un mito fabricado. De eso se trataba la guerra contra las drogas. Así se cambió la concepción de la guerra de Vietnam a una en la que nosotros (los estadounidenses) éramos las víctimas”.Pero habíamos dicho que no es el único ejemplo. Por lo menos citemos otro: el de las “armas de destrucción masiva”.Sabemos quienes las inventaron, cómo y para qué las hicieron y cuánto han intentado siempre ser los únicos poseedores de ellas. Sin embargo, la sola mención de tales armas en manos de alguien que no sea sumiso socio ha provocado más de una invasión y más de una guerra. No se descarta que vaya a ser el detonante para otras. 

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