Cuando la justicia tarda

Lo importante es saber qué cambia y cómo debería cambiar para mejorar la vida de la mayoría, el “buen vivir” del cual tanto se habla últimamente. Nos pusimos a elucubrar sobre esto a propósito de las reiteradas “chicanas” que todos podemos observar en algunos procesos judiciales,...

Lo importante es saber qué cambia y cómo debería cambiar para mejorar la vida de la mayoría, el “buen vivir” del cual tanto se habla últimamente. Nos pusimos a elucubrar sobre esto a propósito de las reiteradas “chicanas” que todos podemos observar en algunos procesos judiciales, procesos en los cuales es evidente que están haciendo falta con urgencia algunos cambios. No estamos capacitados para precisar cuáles.Pero no hace falta ser profesional del “derecho” ni mucho menos, para detectar esas chicanas, que no se encontrarán con ese nombre en la mayoría de los diccionarios sino como “anomía”.En ciencias sociales, la anomia es la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos lo necesario para lograr las metas de la sociedad. Se trata de un concepto que ha ejercido gran influencia en la teoría sociológica contemporánea. También ha ofrecido una de las explicaciones más importantes de la conducta desviada. El término (etimológicamente sin norma) se emplea en sociología para referirse a una desviación o ruptura de las normas sociales, no de las leyes (esto último es “delito”). En el mismo sentido ha sido retomado por la antropología, aunque en esta disciplina ha ido perdiendo vigencia tras la crítica de las corrientes opuestas al funcionalismo estructuralista, sobre todo el Multiculturalismo.Lamentablemente, los delitos y las anomías o chicanas están muy estrechamente ligados, porque son unos lo que provocan la existencia y la aplicación de las otras. Un profesional del área (un abogado) explica así una reciente chicana:“Los abogados defensores del acusado Mario Adel Cossío Cortez, gobernador suspendido, presentaron un nuevo recurso de recusación esta vez contra del fiscal Marcos Arce, provocando, otra vez, una nueva dilación en el proceso. El juicio se instaló con normalidad hasta que, en uso de las facultades que confiere la ley, los abogados defensores de Cossío plantearon una recusación contra Arce. “Los fundamentos traídos son que se hubiese encontrado una serie de información en internet, pero son actos completamente dilatorios que vienen a retrasar el trámite y tratar que este juicio se retarde.Y antes de derivar a ese viejo aforismo que también debería ser cambiado de que “la justicia tarda, pero llega”, pensemos en que a menudo tarda tanto que cuando llega ya no se puede llamar “justicia”.Veamos un caso emblemático: En 1989, mataron en Colombia al candidato presidencial con mas opción: Luis Carlos Galán. Lo mandó a matar un abogado, entonces senador y también dos veces candidato a la Presidencia allí: Alberto Santofimio.La cronología judicial es larga y tortuosa. Solo en el 2004 se inició la judicialización del asunto, en el 2008 se terminaron las pruebas y se condenó a Santofimio. Pero éste, abogado al fin, apeló y logró anular la sentencia, hasta que hace dos día, finalmente, la Corte Suprema ratificó la condena a 24 años de cárcel, 22 años después del crimen. Y ya anunció el magnicida que apelará, esta vez ante una Corte Interamericana o algo así.¿Qué si tarda?

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