Consumo y consumismo

¿Cómo el consumo puede derivar hacia el consumismo?El consumismo puede referirse tanto a la acumulación, compra o consumo de bienes y servicios considerados no esenciales, como al sistema político y económico que promueve la adquisición competitiva de riqueza como signo de status y...

¿Cómo el consumo puede derivar hacia el consumismo?El consumismo puede referirse tanto a la acumulación, compra o consumo de bienes y servicios considerados no esenciales, como al sistema político y económico que promueve la adquisición competitiva de riqueza como signo de status y prestigio dentro de un grupo social.Esto está en el núcleo de las muestras de inconformidad que generalmente derivan hacia manifestaciones violentas, en varias partes del mundo. Muchos se han dedicado a estudiar el asunto, desde la sociología, la antropología u otras  ciencias sociales. El antropólogo Marvin Harris, por ejemplo, sostiene que durante los primeros años del capitalismo, se confería el mayor prestigio a los que eran más ricos, pero vivían más frugalmente. Más adelante, cuando sus fortunas se hicieron más seguras, la clase alta capitalista recurrió al consumo y despilfarro en gran escala para impresionar a sus rivales. Construían grandes mansiones, se vestían con elegancia exclusiva, se adornaban con joyas…Cuando el crecimiento de la capacidad industrial comenzó a saturar el mercado de los consumidores, había que desarraigar a las clases media y baja de sus viejos hábitos. La publicidad y los medios de comunicación de masas aunaron sus fuerzas para inducir a la clase media y baja a dejar de ahorrar y a comprar, consumir, despilfarrar o gastar cantidades de bienes y servicios cada vez mayores.El teólogo y escritor Leonardo Boff, en un comentario reciente dice que la globalización, el proceso productivo, el sistema económico-financiero, los sueños predominantes y el objeto explícito del deseo de las grandes mayorías inducen a consumir y consumir sin límites. Se ha creado una cultura del consumismo propalada por todos los medios. El 66% del PIB estadounidense no viene de la producción sino del consumo generalizado.Todo esto, aunque parezca un poco traído de los pelos, tiene que ver con lo que hace unos días anunciaba la ministra de Planificación del Desarrollo, Viviana Caro, de que “el Gobierno continuará con la dotación de los “bonos sociales” a la población más vulnerable, porque se trata de una política de Estado.Sabemos que es muy impopular cuestionar los bonos, pero, para establecer “políticas de Estado” deberíamos por lo menos estudiar las motivaciones del consumo, para no estimular el consumismo.  Esas motivaciones son muy diversas: Culturales, determinadas por el entorno sociocultural del consumidor, de estatus, determinadas por el nivel socioeconómico; el consumo crece por lo general, en la medida que se eleva el nivel socioeconómico. Afectivas, determinadas por el grado de aceptación o rechazo social o grupal por poseer o no un bien y de masificación, a medida que un producto es poseído por la mayoría de las personas se eleva la presión para que los que aún no lo tienen lo compren.De los anteriores factores, los que inducen al consumismo son principalmente los factores de estatus, afectivos y de masificación. ¿Alguien se habrá ocupado de esto a propósito de los bonos?

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