La codicia versus la ética

Su propietario, el magnate de medios Rupert Murdoch, su hijo y sus más cercanos colaboradores están siendo investigados y han sido interrogados por las escuchas telefónicas, a través de las cuales obtuvieron información privada y confidencial. La cadena Fox, con 27 emisoras; los canales de...

Su propietario, el magnate de medios Rupert Murdoch, su hijo y sus más cercanos colaboradores están siendo investigados y han sido interrogados por las escuchas telefónicas, a través de las cuales obtuvieron información privada y confidencial. La cadena Fox, con 27 emisoras; los canales de noticias Fox News, que se dice que en 2010 llegaron a 98 millones de hogares; The Wall Street Journal, el diario más vendido en Estados Unidos; el Estudio 20th Century Fox, la Editorial Harper Collins, The Sun, The Times y The Sunday Times, del Reino Unido, son parte de las empresas propiedad del australiano, nacionalizado estadounidense para efectos de adquisición de bienes. Murdoch rechaza tener responsabilidad, bajo el argumento de que es imposible supervisar todo lo que se hace en un conglomerado de medios de 53 mil empleados. Acusó a las personas de su confianza de ser las causantes de los graves hechos que determinaron el cierre de uno de sus periódicos, News of The World, con 168 años de existencia. El escándalo provocó la renuncia del jefe de Scotland Yard y de un vicecomisionado, y ha puesto en tela de duda al cuerpo de inspectores, quienes han sido señalados de haber recibido dinero de los diarios del magnate a cambio de revelar archivos de políticos, artistas y civiles, para obtener exclusivas. Un periodista que denunció escuchas, Sean Hoare, extrabajador de ese desaparecido periódico sensacionalista, apareció muerto en su casa. La ex consejera de News International, exadulada y ex superpoderosa colaboradora de Murdoch, admitió que en su época como directora del semanario se utilizó a detectives privados para conseguir información. David Cameron, el primer ministro británico, quien ya ha sido afectado políticamente por el escándalo, anunció dos investigaciones, una referida a las normas éticas de la Prensa y otra sobre las intervenciones.Desde el 2005 se supo de escuchas ilegales, pero el problema estalló en julio de este año, con el caso de la intercepción del celular de una niña desaparecida y hallada muerta después.Supuestamente, los reporteros borraron mensajes de su buzón de voz, dando a los padres la esperanza de que la menor siguiera con vida. Ese mes se sepultó el medio.Miembros de la Red IFEX, la más grande en defensa de la libertad de expresión en el mundo, han repudiado el caso; Índice de Censura calificó de positiva la postura del funcionario británico, pues ningún político con ejercicio de poder se había atrevido a atacar al imperio Mur-doch.El presidente de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) consideró que las investigaciones deberán exponer la red de prácticas ilegales que implican la corrupción y la violación de la privacidad de la gente; la marea creciente de indignación pública por estas revelaciones es comprensible, y la confianza en el periodismo no puede sobrevivir, si no se erradican definitivamente.Están ahora en agenda internacional las prácticas de algunos medios que, con morbo, sensacionalismo y amarillismo, buscan sin escrúpulos obtener ganancias atropellando principios y ética. Es oportuno reflexionar en los medios y en la academia sobre esta forma de ejercicio profesional.*Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA.

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