Es o no es verdad El voto, un derecho natural

En política, que es uno de los juegos más azarosos que existen ocurre algo muy parecido. Cuando el vencedor de la batalla ha logrado copar todos los factores de poder, legítima o ilegítimamente, y no le ha dejado al adversario ni un pequeño espacio donde moverse, sin recurrir a la violencia,...

En política, que es uno de los juegos más azarosos que existen ocurre algo muy parecido. Cuando el vencedor de la batalla ha logrado copar todos los factores de poder, legítima o ilegítimamente, y no le ha dejado al adversario ni un pequeño espacio donde moverse, sin recurrir a la violencia, el arte está en encontrar el hueco preciso por donde colarse en la explanada que va a constituirse en el campo de la nueva batalla.Esto es precisamente lo que ha hecho Juan del Granado jefe del Movimiento sin  miedo y ex socio de Don Evo, cuando los cerebros del MAS, hasta ahora mayoritario, decidieron convocar a las elecciones judiciales con el fin de copar todos los puestos claves del Órgano jurisdiccional.  Entonces pareció que no quedaba más remedio que aceptar esta rendición. Oponerse era – y todavía es - arriesgarse a terminar en la cárcel. o sometido a la persecución y al ostracismo. Pero he aquí que saltó la chispa del voto nulo. El voto nulo no es el “no” a ninguno de los candidatos a magistrados. El tiro apunta más arriba. Es un rechazo contundente a la convocatoria a elecciones judiciales. Es una negativa a al implícito del voto consigna que promueven algunos sectores sociales afine al gobierno. El tal voto consigna es justamente calificado como voto coactivo contra el secreto y la libertad del sufragio. Antidemocrático por los cuatro costados.El Gobierno ha quedado pasmado ante esta maniobra insospechada y no ha tenido otras expresiones que las consabidas: de que el voto nulo es anticonstitucional. Pues, no señor: El derecho a elegir libremente está consagrado en la carta magna y es aún más que un derecho constitucional, es un derecho natural de toda persona libre. Y siguen los leguleyos oficialistas: “Es una traición”. Esto es cosa suya, de Don Evo y de Juan sin miedo. Una pelea de gallos que no tiene por que comprometer la voluntad del votante ni muchísimo menos ser motivo de encarcelamiento ni de persecución. Sin embargo, los leguleyos oficiales siguen su letanía (“Que para eso han estudiado”): el voto nulo no tiene valor jurídico. Pues tampoco es cierto ya que: No estando prohibido por la Constitución está al menos tolerado.Por lo demás, ya era pública y notoria la predilección de la mayor parte de los aspirantes a las altas magistraturas del Órgano judicial por el partido de Gobierno. Esta inclinación política ya era razón suficiente para que el ciudadano independiente no le diera su voto si no le venía en gana, sin coacción alguna. Ahora, el hombre libre, no sólo tiene derecho a negarle su papeleta a ese candidato, sino que goza de la posibilidad de repudiar la misma Ley.La lección que conviene extraer de esta jugada política inesperada es el propósito de la consolidación de una voluntad firme de impulsar una administración de la justicia independiente, neutral, no teledirigida por intereses que no sean la pura y simple observancia del espíritu y de la letra de las leyes justas.

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