Lo de TIPNIS es complicado
Porque no se trata “simplemente” de una carretera y de un parque natural, sino de cómo estos temas aparentemente inocuos pueden ser manejados de tal manera que generen serios problemas sociales y políticos.Está, primero, el parque, uno de los territorios en Bolivia con mayor riqueza de...
Porque no se trata “simplemente” de una carretera y de un parque natural, sino de cómo estos temas aparentemente inocuos pueden ser manejados de tal manera que generen serios problemas sociales y políticos.Está, primero, el parque, uno de los territorios en Bolivia con mayor riqueza de flora y de fauna. Existen dependencias formales en el gobierno central encargadas de protegerlo. Pero no lo hacen o si lo hacen su labor no inspira confianza. Ya hace más de quince años que el parque está infiltrado de depredadores, entre los cuales los dedicados a lo que se conoce como “narcotráfico” son los más temibles. Aunque los que explotan las maderas no son menos dañinos.Y están, por otro lado, aparentemente en el bando “opuesto” las organizaciones no gubernamentales, muchas de las cuales no son lo que dicen ser ni hacen lo que pregonan, sino que están muy comprometidas en labores políticas, ideológicas o religiosas difíciles de identificar. No son todas las ONG, por supuesto, pero si muchas y lo peor es que unas pasan “camufladas” con otras. Por eso es temerario hablar de ellas sin conocerlas a todas a fondo, algo que muy pocos en Bolivia podrían decir que pueden hacer.Y como manzana de la discordia, una carretera. Para ir con pies de plomo, recordemos qué es eso: La manzana de la discordia es una referencia a la manzana dorada de la discordia que, según la mitología griega, una diosa, destinó ‘para la más bella’ en la boda de Peleo y Tetis, encendiendo una disputa entre Hera, Atenea y Afrodita que terminaría llevando a la Guerra de Troya.No vamos a vaticinar ahora ninguna guerra en este asunto del TIPNIS, pero es evidente que las posiciones se están radicalizando y endureciendo y la carretera – reiteramos- podría ser la manzana de la discordia. Diría uno que nadie en su sano juicio se puede oponer a una carrera, pues imaginamos que simboliza el desarrollo. En términos abstractos. Pero yendo a lo concreto, mucho tenemos que cuestionar sobre carreteras en Bolivia, sobre quiénes las hacen, quienes controlan que se las haga y cómo se las hace. Sobra decir cualquier cosa más sobre esto, porque en Tarija tenemos varios ejemplos.De manera que en el TIPNIS, la carretera y asuntos colaterales están en juego la credibilidad no solo en el gobierno y sus proyectos y obras, sino también la credibilidad en las organizaciones comunitarias, trasminadas por Organizaciones No Gubernamentales cuya credibilidad también despierta muchas dudas.Estando así, o sea huérfanos de credibilidad (no podemos realmente creer a nadie) tomar partido por el “simple” asunto de una carretera es realmente riesgoso. Hay muchísimos elementos colaterales que complican la cuestión y aumentan el riesgo de equivocarse. Por ahora, el respeto real y no de dientes para afuera a las comunidades indígenas y el respeto a la naturaleza (que es patrimonio de todos) es lo que debería preservarse.