El trágico viernes 22
La noticia trágica que nadie habría imaginado, porque no sucedía en el convulsionado Medio Oriente, ni en la vapuleada y sufrida África, sino en esa Europa que muchos imaginaban ya inmunizada para sucesos de esta índole. Y nos convenció que ni siquiera la pacífica y próspera Noruega...
La noticia trágica que nadie habría imaginado, porque no sucedía en el convulsionado Medio Oriente, ni en la vapuleada y sufrida África, sino en esa Europa que muchos imaginaban ya inmunizada para sucesos de esta índole. Y nos convenció que ni siquiera la pacífica y próspera Noruega está a salvo. La conocida postal de un país ideal quedó destrozada cuando las imágenes de personas que se desangraban en las calles de Oslo, de edificios hechos trizas y de una idílica isla convertida en un infierno por un asesino desbocado le dieron la vuelta al mundo. Por primera vez en su historia, el país escandinavo vio su tradicional placidez atenazada por las garras del terrorismo.El día viernes 22 de julio de 2011 Noruega sufrió el primer atentado terrorista de su historia con la explosión de un coche bomba en Oslo y un tiroteo en la isla de Utoya, cercana a la capital. El coche bomba explotó en el centro de Oslo, en la zona gubernamental, afectando a las oficinas del primer ministro noruego y al Ministerio de Petróleo y Energía. En la isla de Utoya, lugar del tiroteo mortal, se encontraba un grupo de jóvenes pertenecientes a las Juventudes Socialistas, que estaban en un campamento y esperaban la visita del Primer Ministro de Noruega. En la explosión de Oslo murieron unas 7 personas y en la isla de Utoya perdieron la vida 92 personas, con un total de 99 víctimas mortales en este doble atentado.Los prejuicios se dan en cualquier latitud. Las primeras pistas apuntaron a los sospechosos de siempre: los terroristas islámicos. Esa era una hipótesis fundamentada en que tropas noruegas combaten, junto a Estados Unidos, en Afganistán, y también en que los periódicos noruegos no tuvieron inconveniente en publicar una y otra vez las caricaturas de Mahoma que tanto ofenden a sus seguidores.Pero la verdad no demoró mucho y llegó con la imagen de un personaje alto, rubio y de ojos azules, después identificado como Anders Behring Breivik, quien disfrazado con una camisa azul claro, pantalón y gorra negra (el uniforme de la policía noruega) hizo el baño de sangre y lo confesó. Según varios testigos, Breivik apareció con el pretexto de prestar seguridad a los asistentes y los citó para hablarles de urgencia sobre los atentados en Oslo. Cuando los jóvenes le obedecieron inocentemente, y se congregaron alrededor del supuesto agente, este abrió fuego con armas automáticas.Por supuesto, los noruegos están anonadados y el escandalizado asombro por esos hechos conmovió a todo el mundo. Poco se sabe del criminal que, hasta ahora, parece que actuó solitario. Una reseña de prensa dice que solía hacer comentarios racistas, anti islámicos y de ultraderecha en la red social Facebook. Y hace unos días, dejó en Twitter un mensaje casi premonitorio: “Como fuerza social, un individuo con una idea vale por cien mil con solo intereses”, una cita del filósofo inglés John Stuart Mill.Una superviviente de la masacre en la isla declaró que el asesino “Tenía un fusil M16 (…) Cuando lo vi desde un lado gritando ‘los voy a matar a todos, hijos del diablo’, parecía sacado de una película de nazis o algo así”.Ese fatídico viernes 22 dará mucho, muchísimo que hablar.