Esa esquiva petroquímica

Enumera 36 competencias y la número33 señala: “Participar en empresas de industrialización, distribución y comercialización de hidrocarburos en el territorio departamental, en asociación con las entidades nacionales del sector”.Ahí no hay donde perderse ni donde inventarle cinco pies...

Enumera 36 competencias y la número33 señala: “Participar en empresas de industrialización, distribución y comercialización de hidrocarburos en el territorio departamental, en asociación con las entidades nacionales del sector”.Ahí no hay donde perderse ni donde inventarle cinco pies al gato. De lo que dispone la Constitución a la participación tarijeña directa en la industria petroquímica debería haber solo artesanía. Es decir, definir cómo se lo hace y eso no debería ser largo ni complicado porque están dadas todas las “condiciones objetivas”.Es más, Bolivia ya debería tener hace años industria petroquímica, si no fuera porque hay fuertes intereses extranjeros, lamentablemente imbricados con personajes bolivianos, para que no se desarrolle la industrialización del gas de petróleo.Esto, que parece un absurdo, no es novedoso. Para que no se funda el estaño boliviano aquí, donde estuvo mucho tiempo la mayor producción mundial del mineral, intervinieron muchos sórdidos intereses, que llegaron a sostener tesis descabelladas como que en Bolivia había condiciones “naturales” que impedían fundir el mineral.Hoy esa absurda historia parece repetirse con el gas de petróleo, pues no hay nada que explique por qué no se cumplió lo convenido con Argentina para que Enarsa (Energía Argentina Sociedad Anónima), la empresa estatal del vecino país, financie el 100% de la planta separadora de hidrocarburos  líquidos que se debió instalar en territorio boliviano y de que ésta entre en pleno funcionamiento antes de incrementar el volumen de las exportaciones.La instalación de esa planta fue la condición para aumentar el volumen de exportaciones, según un convenio que se suscribió en junio del año 2006 y que nos fue recordado por el ex ministro de Hidrocarburos Andrés Soliz Rada en una entrevista recién publicada.Esos hidrocarburos líquidos presentes en “nuestro gas” son la materia prima que necesitamos que hacer petroquímica. Pero se los hemos estado enviando gratis al Brasil desde el año 1.999 hasta el año 2008. Con eso funciona la industria petroquímica de Sao Paulo.Esos mismos hidrocarburos lícuales deberían estar siendo utilizados y aprovechados aquí hace años, en vez de enviárselos a la Argentina. Y hasta el convenio para hacerlo existía, pero como demasiado a menudo lo escrito es solo letra muerta (incluimos en lo escrito la propia Constitución Política), Bolivia y específicamente Tarija siguen dándole vueltas a la petroquímica como un anhelo, en vez de tenerla como realidad.Por eso ayer estaba aún pendiente de “oficializar el planteamiento al gobierno nacional, por intermedio del ministro de Hidrocarburos, José Luis Gutiérrez” para que Tarija participe en la puesta en marcha de la bendita planta separadora de hidrocarburos licuables, que para algunos ya en vez de sueño se está volviendo pesadilla.

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