La cesación de pagos

Picados por la curiosidad vimos si el buscador de noticias de Google nos confirmaba esa percepción, pero ¡qué va! Solamente empató con la noticia de que Hugo Chávez irá a Cuba y no al Brasil para que atiendan su salud y otra información, muy diferente, duplicó a ambas, con casi 2.000 menciones periodísticas, la que cuenta las disculpas del magnate dueño de periódicos Rupert Murdoch, por haber hecho espionaje telefónico.Estando en esas, nos llamó la atención la noticia de que la alcaldía de Chicago despedirá a 626 trabajadores para “achicar” un poco su planilla de sueldos. Al mismo tiempo, anuncia que algunas funciones que ahora cumplen empleados municipales serán “privatizadas”, entre ellas las relacionadas con vigilancia en aeropuertos y con atención telefónica por reclamos relacionados con el agua potable.Atando cabos llegamos a la conclusión de que sí, efectivamente, la economía estadounidense está muy mal, cosa que comentamos ayer con cierto recelo, porque estaba basada en lo que decía la agencia verificadora de riesgos Moodys, que para nosotros no tiene confiabilidad.Así las cosas tratamos de descubrir por qué están los gringos metidos en semejante enredo y encontramos que el meollo está en las profundas discrepancias entre congresistas republicanos y demócratas sobre el tamaño que debe tener el Estado y cuánto debe costar.Todos aceptan que el gobierno recorte prestaciones sociales, pero los republicanos se oponen casi que con ferocidad, a que se incrementen los impuestos y dicen que, mejor, el gobierno se debe “achicar”. Privatizándolo todo, obvio.El congreso debe definir eso para autorizárselo al poder ejecutivo, pero conociéndolos como creemos que los conocemos, es sumamente improbable que los ricos permitan que se les cobre ni un centavo más de impuestos. Con lo cual la cesación de pagos de los Estados Unidos es una probabilidad real.Quienes deben estar justificadamente asustados son los chinos, porque tienen en su poder, en papeles, es decir en bonos del tesoro estadounidense, más de un billón de dólares. No hemos conocido información oficial aún, pero fuentes de aceptable confiabilidad aseguran que el Banco Central de Bolivia tiene también esos ahora temibles papeles, por un valor que era de mil millones de dólares y quien sabe a cuánto bajaran de valor si la cesación de produce.Y pensar que esos mil milloncitos podían estar ya invertidos, por ejemplo en Tarija, en la planta separadora de hidrocarburos licuables o en cualquier proyecto petroquímico elemental.Lo peor es que esta situación no es totalmente sorpresiva, porque a los que manejan la economía en nuestro país se les ha dicho, en varias oportunidades y en varios tonos, que las Reservas Internacionales del Banco Central no deberían convertirse en papeles extranjeros ahora de muy dudoso valor.Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír