Espacio publicitarioEspacio publicitarioEspacio publicitario

De mal a peor

Pero parecería que se aplicó aquello de “cambiémoslo todo, para que todo siga igual”.En los años noventa, la amenaza verificable sobre el parque natural Isiboro Sécure, eran los traficantes de basta base de cocaína, que aterrizaban allí, en el parque, decenas de avionetas todos los...

Pero parecería que se aplicó aquello de “cambiémoslo todo, para que todo siga igual”.En los años noventa, la amenaza verificable sobre el parque natural Isiboro Sécure, eran los traficantes de basta base de cocaína, que aterrizaban allí, en el parque, decenas de avionetas todos los días, para realizar su perversa actividad.Eran tan o más dañinos que los leñadores clandestinos y precisamente los ruidos de los motores de las avionetas de unos y de las moto sierras de los otros solían confundirse.Eso ha cambiado, pero porque el tráfico de drogas se ha especializado y ahora los mayores cultivos de coca y los laboratorios para procesarla están en Colombia y ya no en Bolivia y el Perú.Pero ahora el parque natural y las poblaciones indígenas de su entorno sienten la amenaza de las empresas petroleras, que podrían ser más desalmadas y más inescrupulosas que las “empresas” dedicadas al tráfico de drogas.O sea que para los indígenas, esencialmente, nada ha cambiado y por eso están anunciando una marcha para defender su territorio y sus derechos. Así lo hicieron en los noventa.Habrá que asumir que las marchas de indígenas se harán también para defender la biodiversidad y el medio ambiente del Isiboro Sécure. Y estar pendiente para ver qué resulta y si esta vez se producen “cambios”.La situación en El Alto de La Paz en estos días está también presentando similitudes con los últimos años 90 y los primeros años de este siglo. Hay en este momento bloqueos de calles y carreteras porque muchos habitantes de esa peculiar urbe que es El Alto no tienen agua potable, no tienen servicios de alcantarillado y, lo principal, no tienen gas para cocinar.  No solamente que no existen conexiones de gas domiciliario, sino que tampoco consiguen gas en garrafas.Cierto, el gas fue nacionalizado y digan lo que digan ahí está el documento oficial para probarlo. La nacionalización tiene fuerza ley… pero no se cumple.A esos vecinos, precisamente (aunque creemos que más bien a sus padres) se los llamó “Guerreros del gas”, porque su lucha fue la que impidió la enajenación de ese recurso natural, que muchos soñamos a esta altura verlo ya industrializado aquí, no en Sao Paulo.Si van a acabar con el parque Isiboro Securé para que dentro de unos años, otros bolivianos, estén protestando porque no tienen ni siquiera gas para cocinar, entonces nada tiene sentido. Y ahora la situación es peor, si cabe, porque ahora ni siquiera existe una oposición coherente y medianamente lúcida, como aquella que organizaba marchas campesinas en los años noventa.O sea que, efectivamente, algo ha cambiado. No estamos igual que en los años noventa. Estamos peor.

Más del autor