Llevar la indignación donde más duele

Y, a ese su objetivo, caminan paso tras paso: Irak, Congo, Sudán, Libia, Siria, Irán, ... Asia Central. Si caen Libia y Siria ya todo el mediterráneo está en sus manos. Muchos expertos coinciden en que los preparativos para atacar a Irán estarían muy avanzados. La tecnología yanki...

Y, a ese su objetivo, caminan paso tras paso: Irak, Congo, Sudán, Libia, Siria, Irán, ... Asia Central. Si caen Libia y Siria ya todo el mediterráneo está en sus manos. Muchos expertos coinciden en que los preparativos para atacar a Irán estarían muy avanzados. La tecnología yanki permitiría atravesar con su armamento nuclear los bunkers de Irán y controlar las consecuencias.Esta es una perturbadora realidad, que la sociedad manipulada ignora, al ignorar las profundas conexiones de los acontecimientos y pensar que esas son `lejanas’ guerras   que nada tiene que ver con la crisis económica que padecemos. En Walt Street se originó la crisis con Bill Clinton y en Walt Street se está dando con Obama la financiación de la guerra que exige al Departamento de Defensa inversiones cada vez más millonarias. ¿Cuánto ha costado a la sociedad la guerra de Irak? ¿Cuánto el rescate de los bancos? ¿Para quiénes son los beneficios del petróleo y de la especulación? Con Siria, Irán y Asia Central se están tomando decisiones económicas, militares y medioambientales de enorme magnitud, pero que ignora la sociedad.Sin la menor culpabilidad, esta élite occidental psicopática considera las devastadoras consecuencias de su objetivo como simples consecuencias estadísticas, imprescindibles para su Nuevo Orden Mundial. Su proyecto de dominación global no iría adelante, si la sociedad rompiera el silencio y su complicidad espantosa. Podemos reaccionar a tiempo: dejando de pensar que nada de esto nos incumbe y que hay relación de causa a efecto entre la crisis económica y la guerra; abandonando el error de que nada podemos hacer - nuestra impotencia es la base para su manipulación- y de que es posible una política sin dignidad. Nuestra sumisión a la lógica de los mercados pervierte la política y no podemos soñar con una dignidad sin política. Con nuestro descrédito de la política estamos haciendo el juego a los grandes financieros que no desean sino someter a Estados Y pueblos a” a los mercados”. 2¿A merced de una mafia económica internacional?Oímos a diario que países como Grecia, Portugal, Irlanda, etc. poseen un endeudamiento tal que países europeos y Estados Unidos asumen el beber de imponerles un rescate (aparente) con una ayuda de 70.000 millones de euros o incluso más, pero que luego deben pagar. Lo interesante del caso es que los ciudadanos no saben si ese endeudamiento es cierto o no, a qué se debe, ni quién lo fija, pero sí que deben pagarlo. Estos países, en tiempos recientes, tenían sus problemas y los resolvían de una manera más autónoma, con la colaboración de todos y en especial de sus representantes políticos. Y no sé si las cosas les iban tan mal. Ahora, cuando hay más riquezas y medios para vivir mejor, les ¿obligan? a resolver problemas agobiantes sin saber a ciencia cierta quién los origina y qué sujetos de fuera del país, nunca nombrados, diagnostican sus males y las soluciones para resolverlos. Muchos preguntan: ¿Quiénes son estos nuevos agentes económicos mundiales que marcan el ritmo, grado y rumbo de la productividad de un país? ¿Quién les da autoridad para determinar si deben recortar o incrementar, restringir o consumir y, lo más importante, decidir sobre el destino de un dinero que, casi manu militari, recaban de esos países? Ni los propios Gobiernos parecen entender ni compartir las “reformas” que les imponen por decreto. Si la deuda es de determinados países -¿los más pequeños o pobres?- se les obliga a devolverla con un cuchillo en la garganta. Si es de Estados Unidos, ¿quién levanta la voz y reclama que se la pague? Bill Gross, reputado inversor, el mayor gestor de bonos del mundo y director del Fondo PIMCO ha declarado hace unos días que la deuda de Estados Unidos es de 14,3 billones de euros (sin contar los 50 billones más para futuros pagos de sanidad y pensiones) , lo cual le pone en una situación peor que la de Grecia. Por ninguna parte encuentro que los “grandes medios” alerten a la conciencia mundial de este descomunal delito y hagan abrir los ojos hacia donde sin duda está la fuente de nuestra crisis económica y de los recortes y reformas que nos quieren imponer.    ¿De dónde si no sacan el dinero –cifras incalculables- para sostener las guerras en África y Oriente por ellos inventadas? ¿A quiénes van a parar los beneficios del petróleo y de la especulación? Miremos al fondo y más lejos y descubramos que nuestra vidas y economía dependen en más grado de lo que creemos de una élite económica incontrolada a la que, mal que nos pese, estamos sirviendo y obedeciendo. *Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo.

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