Un tema para hacerle frente

No es solo asunto para abogados y expertos en leyes, sino para todos.  Para los medios de comunicación social, especialmente, que fueron los primeros en ser “tocados” por las normas que regirán el nuevo modelo electoral.Debemos reconocer que aún entre los directamente involucrados en la actividad, existe poca claridad entre comunicación  “social”, comunicación “masiva”, “publicidad”, “propaganda” y otros conceptos asociados.Comencemos por la “propaganda”, que la que mas recelos provoca.“De forma neutral la propaganda es definida como una forma intencional y sistemática de persuasión con fines ideológicos, políticos o comerciales, con el intento de influir en las emociones, actitudes, opiniones y acciones de los grupos de destinatarios específicos a través de la transmisión controlada de información parcial (que puede o no basarse en hechos) a través de los medios de comunicación masiva y directa.”Es la definición más “aséptica” que pudimos encontrar, porque “propagar” o multiplicar por gajos estaba muy relacionado con la religión en tiempos duros de “intolerancia”, como que la inquisición misma no comenzó sino como un proyecto para “propagar la fe”.En la definición del teórico norteamericano Richard Alan Nelson que escogimos, está bastante suavizado eso de “forma intencional y sistemática de persuasión con fines ideológicos, políticos o comerciales. Y es eso lo que inquieta.Préstenle atención a lo que hace dos días dijo un diputado a propósito de esto de la participación de los medios en las “campañas” electorales para jueces y magistrados: “Los medios de comunicación pueden participar en todo el proceso, observando la transparencia de los actos, las audiencias o entrevistas que se hagan a los postulantes. Asimismo, deben ser lo más equitativos posible, sin embargo, los medios estatales, con obligatoriedad van a tener que difundir de la forma más equitativa y ampliamente el desarrollo de estas entrevistas que se realizarán en la Comisión Mixta”.Varias palabras en esa parrafada tienen una subjetividad que ya quisiéramos que alguien se le mida a “cuantificar”, como “transparencia de los actos”, “lo más equitativos posible”, “obligatoriedad de difundir de la forma más equitativa”. Quisiéramos ver a alguien definiendo en forma incuestionable “equidad”, para ver cómo a partir de ese sólo término se pueden armar discusiones irreconciliables.Por eso es que uno de los más reconocidos teóricos en temas como estos, Noam Chomsky, en su catálogo de “manipulación” alerta sobre utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. “para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos”. Dice además que la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.No es algo para tomarlo a la ligera, porque nos involucra a todos, además. Hay tema para rato.