CIA y drogas en Afganistán, un dúo infernal

Antes del 2001, año de la invasión de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) a ese país, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) trabajó con precisión a dos “señores de la guerra” afganos: Gulbudin Hekmatyar Y Abu Rasul Sayyaaf.Los fondos para respaldar a los...

Antes del 2001, año de la invasión de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) a ese país, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) trabajó con precisión a dos “señores de la guerra” afganos: Gulbudin Hekmatyar Y Abu Rasul Sayyaaf.Los fondos para respaldar a los “ejércitos privados” de ambos provinieron del tráfico de drogas y permitieron “neutralizar” cualquier intento opositor de una manera “masiva e imprudente”, según informaciones publicadas en el Washington Post.Peter Dale Scott, quien publicó un largo y pormenorizado artículo en el Tomdispatch, afirmó que “figuras del gobierno del actual presidente Hamid Karzai reciben sobornos por encima de los dos mil 500 millones de dólares”, una cuarta parte de lo que genera, a duras penas, la economía afgana.Añadió que el “único capital líquido” existente en Afganistán es el que genera la droga a través de una complicada red en la cual la CIA- con un ejército de mercenarios reclutados por empresas contratistas privadas- incluye al más alto nivel, a entre 25 y 30 grandes traficantes, la mayoría con bases en el sur afgano y que controlan transacciones y envíos.Datos como los anteriores son publicitados, bajo el principio del anonimato por sus repercusiones, por especialistas y expertos del Banco Mundial, los cuales señalaron a grupos financieros como el City Group, Bank of New York y Bank of Boston, en el lavado del dinero procedente de la droga.La CIA y otros vínculosUn hermano de Hamid Karzai, Ahmed Wali, y el llamado Señor de la Guerra, Abdul Rashid Dostum, están ubicados en la amplia “plantilla” de la CIA y a la vez considerados otras dos figuras de “gran peso e influencia” en el negocio de la droga.La Agencia suplió de esa manera las antiguas fuentes de opio y heroína establecidas en Myammar, Laos y Tailandia, muestran testimonios reales tratados incluso en el filme American Gangster, protagonizada por Denzell Washington y Russell Crowe y la dirección del reconocido Ridley Scott.En una ocasión, el propio vocero de la CIA, Paul Gimigliano, afirmó: “pagaremos a cualquiera que pensamos pueda ayudarnos y eso lo hacemos desde el 2001”, añadiendo que “las especulaciones sobre quien nos ayuda a hacerlo es tanto peligrosa como contraproducente.”En el enmarañado infierno que representa actualmente la realidad afgana, la CIA estadounidenses no parece ser la única encargada de tal negocio, ampliamente divulgado en el 2010 en una conferencia internacional acerca de la droga en Rusia.Según las más diversas fuentes, incluso el propio gobierno de Karzai, los servicios secretos del Reino Unido también instrumentan junto a la CIA medidas para “garantizar la seguridad y estabilidad” (de ese negocio) en Afganistán.Al menos lo prueban denuncias sobre más de una docena de oficiales británicos acusados de corrupción y a un importante asesor del presidente Karzai, Mohamed Zia Salehi, juzgados pero no condenados por cargos de narcotráfico y aceptaciones de sobornos.

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