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Vargas Llosa: Otro que tal baila...

Vargas Llosa será un narrador de fortuna, pero es un pelagatos intelectiva, social y moralmente hablando en cuanto se sale del género “Novela”.Sin venir a cuento, en la ceremonia de recogida del Nobel en Estocolmo, en la Academia Sueca, durante una hora, sometió al auditorio a la metralla...

Vargas Llosa será un narrador de fortuna, pero es un pelagatos intelectiva, social y moralmente hablando en cuanto se sale del género “Novela”.Sin venir a cuento, en la ceremonia de recogida del Nobel en Estocolmo, en la Academia Sueca, durante una hora, sometió al auditorio a la metralla de lo que él denomina sus convicciones liberales que, dadas las circunstancias actuales, son neoliberales y por encima de todo fascistas.No se anduvo por las ramas y, tras elogiar a las ideas y posiciones del liberalismo y las democracias occidentales por encima de otros modelos, calificó a Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia de “pseudodemocracias populistas o payasas”. Pero tuvo buen cuidado de no etiquetar a China. (Países, por cierto, donde es impensable un sabotaje o una sedición -que no huelga- como los cometidos por los controladores de vuelo en España)Vargas Llosa es otro ejemplo de los tantos que hay en el mundo de las letras, de la enorme distancia que existe entre un inventor de historias e historietas, y un pensador que brama contra el injusto orden que impone el poder del mundo a la fuerza o por infinitas maniobras de autosugestión colectiva; un intelectual que, a la hora de pronunciarse, no olvida jamás a tantas porciones de humanidad que quedan al margen del lujo, del despilfarro, de la justicia, de la protección social y del buen vivir que las otras se han gestionado a costa y a cuenta de ellas.Vargas Llosa no sólo es un saboteador de la justicia social y del igualitarismo por el que lucha toda persona con una mínima sensibilidad y sensatez. Vargas Llosa es, por encima de todo y debido precisamente a su posición prominente sufragada por el sistema y por los mismos a los que él defiende y encumbra, una mala persona.


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