¿Será la hora del litio?
La misma agencia de noticias, en la misma información, asegura que “estudios estadounidenses confirmaron que Bolivia posee la mitad de reservas mundiales de litio”. No se trata de impaciencia, pero a pesar de tanta información periodística, nacional e internacional, sobre el litio...
No se trata de impaciencia, pero a pesar de tanta información periodística, nacional e internacional, sobre el litio boliviano, hasta ahora no existe una que concrete lo que siguen siendo mantenido como expectativa, “anhelo” si prefieren, especialmente para el pueblo potosino, que con justicia espera que la explotación del mineral lo saque, finalmente, de esa pobreza extrema definitivamente inexplicable.
Al parecer, el presidente Morales no dio detalles a la prensa sobre esa “posición final”, solamente aseguró que ya tiene los estudios y que anunciará "una política complementaria" al plan ya anunciado hace dos años de industrializar el litio en territorio boliviano.
Esa posición es harto conocida, es respetable, pero tiene que tener mucho más que buenas intenciones, porque de buenas intenciones está sembrado el camino al infierno, decía un viejo refrán.
Por eso tememos que con el litio vaya a repetirse lo que ya está sucediendo con el gas: que industrializarlo no es fácil, que los que fallan son los profesionales bolivianos que no colaboran, que no terminamos de saber, con certeza, a cuánto alcanzan nuestras reservas probadas y así, vueltas y vueltas.
Es también de público conocimiento que por lo menos seis multinacionales han manifestado su interés en explotar el litio de Uyuni, pero Morales se ha limitado a decir que su gobierno buscará un socio extranjero que esté dispuesto a fabricar baterías de litio en Bolivia.
Ya Bolivia ha invertido unos ocho millones de dólares en la construcción de una planta piloto para la elaboración de carbonato de litio en el Salar de Uyuni, pero las plantas piloto no tienen la escala que a esta altura ya debería estar si no confirmada por lo menos en formal discusión.
Las transnacionales coreanas y japonesas como Mitsubishi, Sumitomo, LG entre otras y la francesa Bolloré están explícitamente interesadas en el litio boliviano. Pero los detalles de ese interés no se han socializado ni se ha bosquejado un proyecto formal de cómo organizará nuestro país su contraparte. Y si para los hidrocarburos tenemos hace más de un año una entidad con presidente interino, ¿Cómo no vamos estar inquietos por el litio?
Esto no es crítica opositora ni nada que se le parezca, pero creemos que ya es hora de que el gobierno sea claro, preciso y transparente en sus proyectos relacionados con los recursos naturales. La plata, el estaño, el gas y el hierro no son referentes que sirvan para por deducción inferir lo que se va a hacer con el litio.
El pueblo boliviano ha dado pruebas de ser paciente, muy paciente. Pero no puede ser infinitamente paciente.
Esperemos a ver con qué sale el gobierno la próxima semana.