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Un día estaba conversando con unos amigos sobre la autonomía regional, y después de una breve explicación uno de ellos dice, “o sea que esta autonomía es el cuento del tío” Ese era el titulo exacto que necesitaba para mi trabajo. El Cuento del Tío viene de la historia que cuenta acerca...

Un día estaba conversando con unos amigos sobre la autonomía regional, y después de una breve explicación uno de ellos dice, “o sea que esta autonomía es el cuento del tío” Ese era el titulo exacto que necesitaba para mi trabajo.

El Cuento del Tío viene de la historia que cuenta acerca de un estafador, que supuestamente ha recibido una abundante herencia de un tío lejano. El estafador pide dinero a su víctima para poder hacer un aparente viaje, con la promesa de que se lo devolverá en una cantidad varias veces superior al monto prestado. El estafador se va y nunca más aparece.

El Cuento del tío es el nombre que recibe un tipo de estafa, en la que se aprovecha de la confianza e ingenuidad de las personas por obtener grandes beneficios fácilmente. El cuento del tío tiene muchas variantes y aplicaciones de acuerdo a las circunstancias y contexto, sin embargo, la esencia es la misma: aprovecharse de la inocencia y codicia de la víctima y una gran capacidad del estafador de actuar y contar una historia creíble, usando la verborragia y elocuencia para convencer a la víctima.

Básicamente consiste en estafar a una persona haciéndole creer que está realizando un buen negocio al intercambiar su dinero por un objeto que presumiblemente tiene mayor valor, pero que en realidad es falso o carece del valor indicado. Por ejemplo cambiar dinero por un boleto de la lotería, gran cantidad de dinero en efectivo, un cheque, una herencia, un reloj, un paquete o un premio.

De la misma forma que un delincuente se aprovecha de personas especifica, hay políticos muy habilidosos que fabrican un mito determinado y cabalgan sobre el mismo con el único fin de timar/desfalcar a un pueblo pobre de espíritu e inculto, buscando su apoyo en el voto con un discurso fácil con el único objetivo de mantenerse en el poder y aprovecharse de él, mientras el pueblo trabaja para sobrevivir. Aplican muy bien dos refranes muy populares; “el vivo vive del sonso y el sonso de su trabajo” y “alaba al sonso y lo veras trabajar”.

Son muchos los intelectuales políticos que ha coincidido que el populismo es una enfermedad crónica que se encuentra introducida en el pueblo latino por la débil institucionalidad y la superficial cultura política del pueblo, que fácilmente se deja seducir por un flautista de Hamelin que aparece con un discurso lisonjero, adulador y dulzón, que hábilmente, mientras neutraliza racionalmente a sus víctimas, aprovecha de esquilmar los recursos públicos a través de experimentados palos blancos debidamente entrenados para el pillaje. Esta debilidad es consecuencia de una herencia conciencial altoperuana y colonial, transmitida de generación en generación sin romper el círculo vicioso que mantiene a las diversas descendencias en el mismo pozo. El Gran Chaco cayó en manos de estos tíos. (Yacuiba 14/09/10).

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Hay políticos muy habilidosos que fabrican un mito determinado


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