El control social

Refresquemos, primero, algunos datos sobre nuestro país, la corrupción y la transparencia en el manejo de los asuntos públicos.   Según las últimas referencias de Transparencia Internacional, TI Bolivia está en el puesto 120 entre 180 países estudiados en cuanto a la transparencia con que...

Refresquemos, primero, algunos datos sobre nuestro país, la corrupción y la transparencia en el manejo de los asuntos públicos.

 

Según las últimas referencias de Transparencia Internacional, TI Bolivia está en el puesto 120 entre 180 países estudiados en cuanto a la transparencia con que son gobernados. Eso en el 2009, cuando empeoró, porque antes estaba en el puesto 102. O sea que la opacidad aumenta, porque la corrupción también está aumentando.

 

Varias veces nos hemos referido a eso. Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son el uso ilegítimo de información privilegiada, el tráfico de influencias, el pucherazo, el patrocinio, sobornos, extorsiones, influencias, fraudes, malversación, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo y la impunidad. Eso según la enciclopedia, donde omitieron la anomia o “chicana” que, para nosotros es infaltable en la corrupción.

 

Según ese mismo estudio de TI, la confiabilidad en el funcionamiento del Estado, en Bolivia, es de 2,6 sobre 10, es decir, nos aplazamos.

 

Por eso es importante el control social. Importante y muy urgente. Y esa importancia está explícita en la Constitución Política que nos rige y que fue sobradamente aprobada y ratificada:

 

“Art. 241.-  El pueblo soberano, por medio de la sociedad civil organizada, participará en el diseño de las políticas públicas. Ejercerá el control social a la gestión pública en todos los niveles del Estado, y a las empresas e instituciones públicas, mixtas y privadas que administren recursos fiscales. Art. 242.- Participar en la formulación de las políticas de Estado, apoyar al Órgano Legislativo en la construcción colectiva de leyes y desarrollar el control social en todos los niveles del Gobierno y las entidades territoriales autónomas, autárquicas, descentralizadas y desconcentradas, denunciar  y promover la investigación y procesamiento, colaborar en la designación de cargos públicos y apoyar al Órgano Electoral”.

 

Eso dispone nuestra Constitución ¿Y por qué entonces esos brotes de alarma en algunos medios de comunicación? Noam Chomsky en uno de sus trabajos lo decía:

 

“La mayor parte de los medios de comunicación están en manos de grandes corporaciones; o sea, pertenecen de hecho a las elites económicas  y los grupos de influencia pueden organizar respuestas sistemáticas ante cualquier desviación sobre las opiniones que sustentan”.

 

En consecuencia, de lo que hay que estar pendiente es de “quienes” se preocupan y se alarman por el control fiscal. Para vigilarlos más y mejor.

 

Por algo será que se alarman.


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