El proceso de cambio
El concepto de revolución, a pesar del significado de la palabra, ha adquirido con el tiempo rasgos de algo estático, de una meta que se alcanza y que debe mantenerse por siempre. El drama cubano es ejemplo de esa situación. Proceso de cambio es más dinámico y menos restrictivo. Se pueden...
El concepto de revolución, a pesar del significado de la palabra, ha
adquirido con el tiempo rasgos de algo estático, de una meta que se
alcanza y que debe mantenerse por siempre. El drama cubano es ejemplo
de esa situación.
Proceso de cambio es más dinámico y menos restrictivo. Se pueden ir
haciendo cambios permanentemente, sin aferrarse a dogmas.
El proceso boliviano está mostrando mucho dinamismo porque va
ajustándose a la realidad, cambiando constantemente.
Es Evo Morales quien lleva la batuta de esta sinfonía de cambios que
comenzó en enero de 2006. Toma las decisiones y luego sus seguidores
–incluidos los abogados- dan forma a las ideas. El presidente va
decidiendo los cambios conforme se va enterando de cómo funciona el
mundo.
En las últimas semanas, el proceso hizo cambios radicales en la
política petrolera, a tal punto que resultaría difícil reconocer el
proyecto original, entusiasta y bullicioso.
Los cambios se han aplicado en este sector antes de que se hubieran
modificado las leyes elaboradas en los febriles días de la
“nacionalización”. Si se miraba bien, ya entonces se hubiera
descubierto que este gobierno no se aferra a las palabras ni a los
dogmas; llamó “nacionalización” a un simple cambio del régimen
tributario.
Los cambios a los que está procediendo el gobierno en materia
petrolera deberán ser traducidos al régimen legal.
Las empresas parecen haber entendido y están seguras de que los
cambios en las reglas de juego serán aprobados por disciplinados
golpes de ala de los parlamentarios oficialistas.
Lo malo de este estilo de revolución permanente es que obliga a
revisar los textos de manera también permanente. La constitución
redactada por la asamblea itinerante de 2007 ha quedado obsoleta en
poco tiempo.
Hay, por ejemplo, un artículo que anuncia juicios por traición a la
patria a quienes nieguen a los pueblos originarios el derecho a
defender el medio ambiente. Tendrá que ser cambiado para que esté al
tono de los nuevos vientos que soplan en este proceso de cambio.
Ahora, el presidente Morales decidió viajar a Corea, pero eligió la
Corea del Sur, es decir la capitalista, lo que confirma que el cambio
de tendencia va en serio.
Habrá que suponer que llevó a ese país la noticia de que las
condiciones para explotar el litio de Uyuni han cambiado. Las que
conocieron los empresarios surcoreanos que vinieron a Bolivia les
asustaron tanto que no volvieron más. Si el presidente ha ido tan
lejos para invitarlos a que vengan será –presumo- porque ha decidido
cambiar esas condiciones.
Para que los empresarios extranjeros tomen en serio todo esto, los
cambios que el presidente decide deberán ser aprobados rápidamente por
el parlamento.
La constitución de Oruro tendría que quedar en suspenso. Mientras
tanto, para que el país no quede sin carta magna, lo que podría hacer
el gobierno del cambio es poner en vigencia la constitución anterior.
Por lo menos estaba mejor escrita.