Agua: batalla que comienza

Como necesidad básica, elemental, el agua es también elemento de duros debates, porque, igual que todo lo demás que produce la naturaleza, está inequitativamente distribuida. En Europa se calcula con un gasto medio por habitante de entre 150 y 200 litros de agua potable al día aunque se...

Como necesidad básica, elemental, el agua es también elemento de duros debates, porque, igual que todo lo demás que produce la naturaleza, está inequitativamente distribuida.

En Europa se calcula con un gasto medio por habitante de entre 150 y 200 litros de agua potable al día aunque se consumen como bebida tan sólo entre 2 y 3 litros. En muchos países el agua potable es un bien cada vez más escaso y se teme que puedan generarse conflictos bélicos por la posesión de sus fuentes.

De acuerdo con datos suministrados por el Banco Mundial, el 45% de la población mundial carece de un acceso directo a los servicios de agua potable. En otras fuentes se habla de mil millones de personas sin acceso al servicio, en tanto dos mil quinientos millones no cuentan con servicio de purificación. En los países desarrollados los niños consumen de 30 a 50 veces más agua que en los países del que sigue siendo tercer o cuarto mundo, eufemísticamente llamado “países en vías de desarrollo”.

Pero no es solo el consumo inequitativo lo que espanta. Según los fundamentos de la resolución que acaba de aprobar Naciones Unidas a proposición de Bolivia, reconociendo el acceso al agua como derecho humano, en los países “pobres” (empobrecidos por los otros, sería más correcto) más de 2.600 millones de personas carecen de instalaciones sanitarias adecuadas, como retretes, lo que contribuye a que 1,5 millones de niños mueran cada año a causa de enfermedades relacionadas con la falta de salubridad

"Tenemos que mandar un mensaje claro al mundo de que el acceso al agua potable y al saneamiento son un derecho básico y que hay que hacer todo lo posible para que sean una realidad", dijo en la presentación el embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón.

Solón destacó que la iniciativa boliviana recibiera el respaldo de 122 países, más de dos tercios de los que estaban presentes en la sala, y ningún voto en contra. Al mismo tiempo, lamentó que 41 países se abstuvieran, lo que impidió que la medida fuera adoptada por unanimidad.

Y esto último es lo que inquieta, preocupa y alarma, porque para el modelo capitalista, que es el que impera en esos 41 países, el agua potable es una mercancía más, susceptible de oferta, demanda, especulación financiera y otros “encantos” del modelo”. Como sucedió ya con la vivienda, otra necesidad básica con la cual armaron en los Estados Unidos una “burbuja hipotecaria” cuyo estallido tiene aún a la economía de todo el mundo resquebrajada y temblando.

Magnífico que la iniciativa boliviana haya impulsado y consolidado esa declaración en la ONU. Pero no es suficiente.

Se debe tomar otras previsiones, para que objetivamente, en la práctica, el acceso al agua potable y al saneamiento básico sean derechos inalienables. Tengamos siempre presente que al menos en 41 países no lo creen así.


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