El rodillo
La fama del rodillo parlamentario no la ganó por la riqueza de contenidos sino por su chatez y simpleza absolutista. Idea única, jefe único, discurso único. Otra cosa sería el pluralismo democrático equilibradamente dosificado, enriquecido por la variedad de sus ideas y el vigor de sus...
En un precepto de la Constitución “de la Calancha” se dispone que, en el plazo de seis meses deben aprobarse y promulgarse cinco leyes orgánicas indispensables para que el contenido principista de la Carta Magna puede ponerse en ejecución en toda regla. Esas leyes son las siguientes: La del Órgano Electoral, la del Órgano Judicial, la del Régimen Electoral, la del Tribunal Constitucional y la ley Marco de Autonomías y Descentralización. Esta última ha levantado protestas extra-parlamentarias, tales como la marcha de campesinos del oriente agrupados en la Cidob y se espera una fuerte reacción en el debate sobre las autonomías. Pero dentro del Palacio Legislativo (con tanto cambio populista, me pregunto si no resultará neoliberal y “ancien regime seguir llamándole Palacio), el terreno está “aplanado” por el rodillo masista, acostumbrado a dar por aprobadas leyes sin y discernir cada uno de sus artículos ni debatirlos con la oposición, hoy desmedrada.
A pesar de esto, no dudo de que en las leyes aprobadas habrá aciertos en tanto formen parte del patrimonio jurídico universal, de los derechos humanos y del simple sentido común, y también porque – ojalá - fueron madurados y asimilados con tiempo, sana doctrina y buena fe. Pero mucho me temo que también habrá muchos errores garrafales, precisamente por su procedencia ideológica masista y por la excesiva rapidez del debate, insuficiente o inexistente. Además, siendo la mayoría de los parlamentarios mejor dotados para los quehaceres sindicales, agrícolas y domésticos – muy honrosos todos ellos – más preparados, digo, que en el difícil arte de legislar ex novo, o sea desde lo más profundo de las bases del novedoso Socialismo Indigenista del Siglo XXI, se da por descontado que los resultados serán, al menos, cuestionables. Es natural. El Estado Plurinacional Socialista, Comunitario e Integrador está dirigido por esa nueva clase política. Y, por el momento, no hay otra que la sustituya con la misma fuerza.