Pandemia destructiva rescata ciencia, periodismo y solidaridad
La pandemia del coronavirus Sars-cov-2 parece destinada a corregir una desviación de la Historia y rescatar algunos valores en medio de la tragedia mundial. Algo resultó mal en la evolución de la ciencia, la educación, la cultura y las costumbres. Negar sus avances fue uno de los factores...



La pandemia del coronavirus Sars-cov-2 parece destinada a corregir una desviación de la Historia y rescatar algunos valores en medio de la tragedia mundial.
Algo resultó mal en la evolución de la ciencia, la educación, la cultura y las costumbres. Negar sus avances fue uno de los factores del triunfo electoral de una oleada de gobernantes en la última década, además de hacer populares a políticos simplones y agresivos.
No se trata solo de que sean “negacionistas” del cambio climático, de la evolución de las especies o del holocausto nazi, por poner solo algunos ejemplos, sino de que algunos de ellos aunaron multitudes de seguidores en proyectos exitosos de toma del poder.
Constituyeron con sus sectas, organizadas y movilizadas por las redes sociales, un medio ajustado a sus frases e ideas cortas, una especie de vanguardia capaz de seducir electores suficientes para ganar comicios.
Ahora la pandemia tiende a corregir ese desatino por lo menos en algunos lugares, al desnudar la imposibilidad de un buen gobierno basado en el oscurantismo, en la aversión al conocimiento científico, como ejemplifica el caso de Brasil, cuyo presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro está a la vanguardia de desprópositos respecto a la pandemia.
“Quedó muy difícil que a locos se les elija presidentes” durante un largo futuro, señaló a IPS, desde Brasilia, Cristovam Buarque, exministro de Educación y exgobernador del Distrito Federal, en una referencia más que directa al gobernante brasileño.
“La pandemia revalorizó la ciencia, aunque su valor nunca estuvo verdaderamente amenazado, pese al rechazo de presidentes como Bolsonaro y Donald Trump”, reconoció Buarque, un ingeniero con doctorado en Economía cuyo trabajo permanente es la docencia en la Universidad de Brasilia, de la que fue rector entre 1985 y 1989.
El flagelo, que al entrar abril había provocado, oficialmente, más de 43.000 muertes en el mundo, dejará lecciones positivas pese a las centenares de miles de víctimas fatales pronosticadas y la incalculable recesión económica impuesta al mundo en este loco año 2020 y sus desastrosas consecuencias en el empleo.
“Está revitalizando el periodismo, crecieron su audiencia y credibilidad en contraste con las redes sociales” y sus noticias falsas, evaluó para IPS el presidente de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI), Paulo Jerónimo de Sousa.
El periodismo de los canales de televisión, con 61 por ciento, y de diarios impresos, con 56 por ciento, son los medios más confiables en la información sobre la pandemia del coronavirus, según una encuesta hecha por el Instituto Datafolha en todo el Brasil del 18 al 20 de marzo.
Mientras, solo 12 por ciento de los entrevistados dijeron confiar en informaciones divulgadas por WhatsApp y Facebook. Esas plataformas digitales no son confiables para 58 y 50 por ciento, respectivamente.
Esa desconfianza baja a 11 y 12 por ciento en relación a las noticias de diarios y televisión. Radio y noticieros de sitios web quedaron en posiciones intermedias.
Las redes sociales, sin embargo, cuentan con importante audiencia. Entre los entrevistados de Datafolha, 28 por ciento las tiene como fuente de información sobre el coronavirus, 3,5 veces el índice de los diarios impresos, ocho por ciento.La televisión es casi monopólica, 79 por ciento se informa por sus pantallas.
Buarque identifica la tendencia al incremento de las inversiones en salud pública como otro efecto benéfico de la pandemia. “Aumentará el presupuesto del sector después de esa crisis”, cualquiera sea su desenlace, espera.
“Además la enseñanza a distancia tendrá un fuerte avance, y eso democratiza la educación”, agregó. Muchas escuelas recurren a ese medio ante la suspensión forzada de las clases a causa de la covid-19.
Pero hay que mejorar esa enseñanza, que “si bien hecha puede ser más eficiente que la de presencia física” y abre mejores posibilidades a los pobres que difícilmente pueden desplazarse diariamente a las escuelas, matizó.
La crisis provocada por el coronavirus podrá cambiar muchas cosas, en parte positivamente, pero no representará una transformación social y económica que muchos esperan. “Volveremos al consumismo y la búsqueda de utilidades” tras superar la pandemia, lamentó.
Buarque descarta gobiernos extremados de derecha en el futuro próximo, pero no los conservadores. Duda que ese proceso favorezca corrientes progresistas, porque la izquierda “perdió capacidad de inspirar nuevos rumbos, nuevas utopías, a la vez que la derecha se orienta por la nostalgia del pasado”.
Algo resultó mal en la evolución de la ciencia, la educación, la cultura y las costumbres. Negar sus avances fue uno de los factores del triunfo electoral de una oleada de gobernantes en la última década, además de hacer populares a políticos simplones y agresivos.
No se trata solo de que sean “negacionistas” del cambio climático, de la evolución de las especies o del holocausto nazi, por poner solo algunos ejemplos, sino de que algunos de ellos aunaron multitudes de seguidores en proyectos exitosos de toma del poder.
Constituyeron con sus sectas, organizadas y movilizadas por las redes sociales, un medio ajustado a sus frases e ideas cortas, una especie de vanguardia capaz de seducir electores suficientes para ganar comicios.
Ahora la pandemia tiende a corregir ese desatino por lo menos en algunos lugares, al desnudar la imposibilidad de un buen gobierno basado en el oscurantismo, en la aversión al conocimiento científico, como ejemplifica el caso de Brasil, cuyo presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro está a la vanguardia de desprópositos respecto a la pandemia.
“Quedó muy difícil que a locos se les elija presidentes” durante un largo futuro, señaló a IPS, desde Brasilia, Cristovam Buarque, exministro de Educación y exgobernador del Distrito Federal, en una referencia más que directa al gobernante brasileño.
“La pandemia revalorizó la ciencia, aunque su valor nunca estuvo verdaderamente amenazado, pese al rechazo de presidentes como Bolsonaro y Donald Trump”, reconoció Buarque, un ingeniero con doctorado en Economía cuyo trabajo permanente es la docencia en la Universidad de Brasilia, de la que fue rector entre 1985 y 1989.
El flagelo, que al entrar abril había provocado, oficialmente, más de 43.000 muertes en el mundo, dejará lecciones positivas pese a las centenares de miles de víctimas fatales pronosticadas y la incalculable recesión económica impuesta al mundo en este loco año 2020 y sus desastrosas consecuencias en el empleo.
“Está revitalizando el periodismo, crecieron su audiencia y credibilidad en contraste con las redes sociales” y sus noticias falsas, evaluó para IPS el presidente de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI), Paulo Jerónimo de Sousa.
El periodismo de los canales de televisión, con 61 por ciento, y de diarios impresos, con 56 por ciento, son los medios más confiables en la información sobre la pandemia del coronavirus, según una encuesta hecha por el Instituto Datafolha en todo el Brasil del 18 al 20 de marzo.
Mientras, solo 12 por ciento de los entrevistados dijeron confiar en informaciones divulgadas por WhatsApp y Facebook. Esas plataformas digitales no son confiables para 58 y 50 por ciento, respectivamente.
Esa desconfianza baja a 11 y 12 por ciento en relación a las noticias de diarios y televisión. Radio y noticieros de sitios web quedaron en posiciones intermedias.
Las redes sociales, sin embargo, cuentan con importante audiencia. Entre los entrevistados de Datafolha, 28 por ciento las tiene como fuente de información sobre el coronavirus, 3,5 veces el índice de los diarios impresos, ocho por ciento.La televisión es casi monopólica, 79 por ciento se informa por sus pantallas.
Buarque identifica la tendencia al incremento de las inversiones en salud pública como otro efecto benéfico de la pandemia. “Aumentará el presupuesto del sector después de esa crisis”, cualquiera sea su desenlace, espera.
“Además la enseñanza a distancia tendrá un fuerte avance, y eso democratiza la educación”, agregó. Muchas escuelas recurren a ese medio ante la suspensión forzada de las clases a causa de la covid-19.
Pero hay que mejorar esa enseñanza, que “si bien hecha puede ser más eficiente que la de presencia física” y abre mejores posibilidades a los pobres que difícilmente pueden desplazarse diariamente a las escuelas, matizó.
La crisis provocada por el coronavirus podrá cambiar muchas cosas, en parte positivamente, pero no representará una transformación social y económica que muchos esperan. “Volveremos al consumismo y la búsqueda de utilidades” tras superar la pandemia, lamentó.
Buarque descarta gobiernos extremados de derecha en el futuro próximo, pero no los conservadores. Duda que ese proceso favorezca corrientes progresistas, porque la izquierda “perdió capacidad de inspirar nuevos rumbos, nuevas utopías, a la vez que la derecha se orienta por la nostalgia del pasado”.