Estudio: transformación digital amenaza más a mujeres que a hombres
El último informe de “El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe”, elaborado por expertas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), advierte que “aunque tanto hombres como mujeres pueden llegar a perder su trabajo en esta revolución digital, los trabajos realizados por...
El último informe de “El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe”, elaborado por expertas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), advierte que “aunque tanto hombres como mujeres pueden llegar a perder su trabajo en esta revolución digital, los trabajos realizados por mujeres presentan un mayor riesgo de automatización”.
Las autoras del informe -Monserrat Bustelo, Agustina Suaya y Mariana Viollaz, especialistas del BID-, señalan que, en países como Bolivia, Chile y Colombia, las mujeres presentan un mayor riesgo de que la robótica o los algoritmos reemplacen su trabajo.
En Bolivia y Colombia, “un 30% de las mujeres requerirán una transición entre ocupaciones, mientras que entre los trabajadores hombres, el riesgo es de un 10% y un 26%, respectivamente. Por su parte, en Chile la escala de riesgo para las mujeres es del 21%, mientras que para los hombres se reduce al 18% de los trabajadores. En El Salvador se observan riesgos de escala ligeramente superior para los hombres, con un 31% frente a las mujeres, con 29%”.
Y es que “hombres y mujeres tienden a agruparse en diferentes sectores y ocupaciones. Incluso, cuando ejercen la misma actividad profesional, desarrollan tareas distintas o lo hacen con diferente intensidad y, como resultado, la combinación de habilidades que utilizan difiere. La forma en la que hombres y mujeres emplean sus habilidades en el trabajo contribuye a incrementar o disminuir el riesgo de automatización, puesto que algunas habilidades son más automatizables que otras”, afirman.
[caption id="attachment_505953" align="aligncenter" width="407"] ¿Quiénes tiene más riesgo de ser automatizados? Fuente: BID, 2019[/caption]
Diferencias cualitativas
Las autoras enfatizan que los hombres “tienden a estar más involucrados en tareas de gestión”, mientras que las mujeres “suelen desarrollar tareas más rutinarias como, por ejemplo, contabilidad”.
Asimismo, agregan que entre las mujeres existe “una baja propensión a realizar tareas que requieran competencias analíticas cuantitativas” relacionadas con áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas o habilidades digitales.
“Estas son, precisamente, las habilidades más relacionadas con los trabajos del futuro, habilidades requeridas para implementar y usar tecnología. Para tener éxito en las transiciones necesarias hacia la fuerza laboral del futuro, las mujeres necesitan adquirir las habilidades y capacidades tecnológicas adecuadas”, advierten.
Trabajo de cuidados, ¿oportunidad o restricción?
Las autoras del informe del BID ven que, por otra parte, las mujeres también podrían experimentar ganancias en el empleo, asumiendo que mantienen su participación actual dentro de los sectores, ya que, incluso con la automatización, la demanda de trabajo, de ciertos trabajos, podría aumentar a medida que las economías crecen.
“Un dato que ofrece buenas perspectivas para las mujeres es la predicción de un mayor crecimiento de los empleos relacionados con los sectores de cuidado de salud y educación, donde ellas se encuentran bien representadas”, afirman Bustelo, Suaya y Viollaz.
Esta aparente oportunidad se debe, por un lado, “al crecimiento estimado de la proporción de la población de la tercera edad (para temas de cuidados de salud) y a los aumentos sostenidos en la matrícula educativa, especialmente en preescolar y secundaria (para temas de educación)”, lo que aumentaría la demanda de servicios relacionados, en los que predominan las mujeres.
Por otro lado, estos trabajos “tienen un menor riesgo de automatización, puesto que requieren de ciertas habilidades que no son reemplazables por los robots”.
Datos presentados por las autoras proyectan que la región necesitará 10,3 millones de maestros, 2,4 millones de médicos y 6,2 millones de enfermeros en los próximos 15 años.
[caption id="attachment_505954" align="alignright" width="282"] Mujeres forzadas a combinar trabajos de cuidados con trabajo productivo[/caption]
Para las especialistas del BID, este crecimiento implica “buenas noticias para ampliar la ventana laboral para las mujeres, quienes se concentran en estos oficios”.
Sin embargo, estos trabajos, considerados típicamente femeninos, suelen ser de baja calidad y se encuentran entre los peor remunerados en comparación con otras áreas consideradas más masculinas y mejor remuneradas como, por ejemplo, las relacionadas con áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Así, las autoras reconocen que es una tarea pendiente en todos los países de la región la profesionalización de estos oficios y ocupaciones, y promover una “mejor remuneración y calidad” laboral. Caso contrario, esta aparente oportunidad constituirá en realidad un reforzamiento de los patrones de inequidad de género.
Economía “gig”: ¿riesgo u oportunidad?
El reporte del BID encuentra que, además de la robotización y automatización progresiva, otra de las grandes transformaciones que la tecnología está produciendo en el mercado laboral tiene que ver con las denominadas tecnologías de intermediación.
Estas se refieren a la “economía gig”, es decir, plataformas como Airbnb, Uber y UpWork. “Al igual que las tecnologías de automatización, presentan tanto áreas de oportunidades como retos para el mercado laboral femenino”.
En este sentido, la “economía gig puede expandir las oportunidades para las mujeres al presentar opciones de empleo con alta flexibilidad, reducir las barreras de entrada en sectores considerados típicamente masculinos y facilitar el acceso a clientes o a redes internacionales”, explican.
Precisamente, la flexibilidad sobre dónde, cuándo y cómo trabajar, puede fomentar la participación de las mujeres en la fuerza laboral, “puesto que facilita la combinación del trabajo remunerado con las responsabilidades de cuidado que recaen principalmente en las mujeres”.
De hecho, el BID refleja que para el promedio de Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, Paraguay y Perú (países donde ya se da un mayor nivel de participación de mujeres en estas plataformas), la flexibilidad horaria es una de las principales razones por las que las mujeres participan en estos trabajos.
En la misma línea, el 96% de trabajadoras de la economía gig encuestadas en Estados Unidos destaca la flexibilidad horaria como un beneficio de trabajar en estas plataformas, afirman Bustelo, Suaya y Viollaz.
Sin embargo, también es cierto que promover este sector de actividad para que las mujeres las combinen con el trabajo de cuidado implica no abordar la desigual distribución de responsabilidades en la crianza de niños y trabajo doméstico, perpetuando las asimetrías entre hombres y mujeres.
[caption id="attachment_505955" align="alignleft" width="300"] Uber, Airbnb y otras plataformas son la economía gig, de rápido crecimiento en la región[/caption]
Quizá sea por eso que mientras las expertas del BID ven la flexibilidad como una ventaja para la inserción laboral de las mujeres, ésta es “una de las últimas razones para los hombres, quienes valoran más otros factores, como la obtención de experiencia laboral, los ingresos extra e, incluso, la diversión”.
¿Acceso a nuevos sectores de la economía?
El reporte del BID señala también que la “economía gig” disminuye las barreras de entrada y permanencia en sectores laborales típicamente masculinos. “Por ejemplo, en la plataforma Uber de Estados Unidos, las mujeres representan el 14% de los conductores, superando el promedio observado en el mercado offline, donde la participación femenina alcanza el 8% del sector”.
Las autoras explican que “para las mujeres que quieren conducir para vivir, la evidencia sugiere que registrarse en Uber es mucho más fácil y menos intimidante que pasar por el proceso de reclutamiento en un operador de taxi tradicional. Además, las plataformas digitales pueden fortalecer la independencia económica de las mujeres, ya que posibilitan el acceso a una gama más amplia de clientes y ahorran gastos de marketing y ventas”.
A su vez, todo esto facilitaría oportunidades para el crecimiento de los emprendimientos, “y la naturaleza colaborativa de las plataformas favorece el flujo de conocimiento y la creación de redes de networking”, agregan.
Pese a ello, reconocen que estas tecnologías pueden replicar las brechas de género observadas en el mercado de trabajo tradicional, como las de participación, salario y la segregación ocupacional.
Rezagadas en acceso y uso de tecnología
“Como en el mercado tradicional, los escasos datos existentes muestran una mayor participación masculina en estas economías. En América Latina y el Caribe, el promedio para los seis países analizados muestra que las mujeres representan el 42% del total de trabajadores de la economía gig”, indica el informe del BID.
Las autoras remarcan que esta mayor participación de los hombres puede vincularse con las brechas de habilidades y usos de las tecnologías digitales. “Al igual que en otras regiones, los hombres en América Latina y el Caribe hacen un uso más variado de las tecnologías”, afirman.
Replicando o reforzando la segregación ocupacional
Como es sabido, en el mercado laboral tradicional, los sectores laborales donde más trabajan las mujeres tienden a ser los de menor productividad, menor remuneración y/o mayor precariedad.
Bustelo, Suaya y Viollaz advierten que “esta segregación ocupacional tiende a replicarse en el mercado laboral digital. Según datos disponibles sobre empresas que tienen presencia digital, más del 70% de las firmas unipersonales lideradas por mujeres se concentran en sectores de cuidado, comercio y servicios en restaurantes y hoteles”.
Por el contrario, entre los emprendimientos liderados por hombres, estos sectores representan solamente el 40% de las firmas. “Además, hay una fuerte presencia de empresas lideradas por hombres en servicios de comunicación, informática y financieros, que representan el 28%, mientras que entre las mujeres este sector ocupa solo al 10% de los emprendimientos”. Patrón que también se evidencia en el tipo de tareas que se desarrollan en la economía gig.
[caption id="attachment_505956" align="alignright" width="300"] ¿Cómo cerrar las brechas laborales de género?[/caption]
Sugieren
Las expertas consideran que las mujeres deben adquirir y “apoderarse” de en áreas digitales y de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, ya que se evidencia un “bajo porcentaje de niñas y mujeres que se están capacitando en estos campos”. También se debe acabar con los estereotipos “que inhiben el rendimiento de las mujeres en el aula y en el trabajo”.
Asimismo, es clave replantear y ampliar la infraestructura de protección social para asegurar que las mujeres realmente aprovechen las nuevas oportunidades que ofrece la tecnología. “Para ello, es preciso reformular y fomentar las políticas de seguro de salud, de pensiones, de permiso parental y de cuidado infantil”.
Estas dos últimas tienen especial relevancia para el avance de la igualdad de género, puesto que promueven la corresponsabilidad dentro del hogar y apoyan a cambiar estereotipos de género.
Finalmente, proponen “mejorar la calidad de los empleos en los sectores de atención, educación y salud (que ahora emplean desproporcionadamente a las mujeres y que se encuentran en plena expansión) para que incluyan protección social, brinden estabilidad económica y ofrezcan una movilidad ascendente”.
Las autoras del informe -Monserrat Bustelo, Agustina Suaya y Mariana Viollaz, especialistas del BID-, señalan que, en países como Bolivia, Chile y Colombia, las mujeres presentan un mayor riesgo de que la robótica o los algoritmos reemplacen su trabajo.
En Bolivia y Colombia, “un 30% de las mujeres requerirán una transición entre ocupaciones, mientras que entre los trabajadores hombres, el riesgo es de un 10% y un 26%, respectivamente. Por su parte, en Chile la escala de riesgo para las mujeres es del 21%, mientras que para los hombres se reduce al 18% de los trabajadores. En El Salvador se observan riesgos de escala ligeramente superior para los hombres, con un 31% frente a las mujeres, con 29%”.
Y es que “hombres y mujeres tienden a agruparse en diferentes sectores y ocupaciones. Incluso, cuando ejercen la misma actividad profesional, desarrollan tareas distintas o lo hacen con diferente intensidad y, como resultado, la combinación de habilidades que utilizan difiere. La forma en la que hombres y mujeres emplean sus habilidades en el trabajo contribuye a incrementar o disminuir el riesgo de automatización, puesto que algunas habilidades son más automatizables que otras”, afirman.
[caption id="attachment_505953" align="aligncenter" width="407"] ¿Quiénes tiene más riesgo de ser automatizados? Fuente: BID, 2019[/caption]
Diferencias cualitativas
Las autoras enfatizan que los hombres “tienden a estar más involucrados en tareas de gestión”, mientras que las mujeres “suelen desarrollar tareas más rutinarias como, por ejemplo, contabilidad”.
Asimismo, agregan que entre las mujeres existe “una baja propensión a realizar tareas que requieran competencias analíticas cuantitativas” relacionadas con áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas o habilidades digitales.
“Estas son, precisamente, las habilidades más relacionadas con los trabajos del futuro, habilidades requeridas para implementar y usar tecnología. Para tener éxito en las transiciones necesarias hacia la fuerza laboral del futuro, las mujeres necesitan adquirir las habilidades y capacidades tecnológicas adecuadas”, advierten.
Trabajo de cuidados, ¿oportunidad o restricción?
Las autoras del informe del BID ven que, por otra parte, las mujeres también podrían experimentar ganancias en el empleo, asumiendo que mantienen su participación actual dentro de los sectores, ya que, incluso con la automatización, la demanda de trabajo, de ciertos trabajos, podría aumentar a medida que las economías crecen.
“Un dato que ofrece buenas perspectivas para las mujeres es la predicción de un mayor crecimiento de los empleos relacionados con los sectores de cuidado de salud y educación, donde ellas se encuentran bien representadas”, afirman Bustelo, Suaya y Viollaz.
Esta aparente oportunidad se debe, por un lado, “al crecimiento estimado de la proporción de la población de la tercera edad (para temas de cuidados de salud) y a los aumentos sostenidos en la matrícula educativa, especialmente en preescolar y secundaria (para temas de educación)”, lo que aumentaría la demanda de servicios relacionados, en los que predominan las mujeres.
Por otro lado, estos trabajos “tienen un menor riesgo de automatización, puesto que requieren de ciertas habilidades que no son reemplazables por los robots”.
Datos presentados por las autoras proyectan que la región necesitará 10,3 millones de maestros, 2,4 millones de médicos y 6,2 millones de enfermeros en los próximos 15 años.
[caption id="attachment_505954" align="alignright" width="282"] Mujeres forzadas a combinar trabajos de cuidados con trabajo productivo[/caption]
Para las especialistas del BID, este crecimiento implica “buenas noticias para ampliar la ventana laboral para las mujeres, quienes se concentran en estos oficios”.
Sin embargo, estos trabajos, considerados típicamente femeninos, suelen ser de baja calidad y se encuentran entre los peor remunerados en comparación con otras áreas consideradas más masculinas y mejor remuneradas como, por ejemplo, las relacionadas con áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Así, las autoras reconocen que es una tarea pendiente en todos los países de la región la profesionalización de estos oficios y ocupaciones, y promover una “mejor remuneración y calidad” laboral. Caso contrario, esta aparente oportunidad constituirá en realidad un reforzamiento de los patrones de inequidad de género.
Economía “gig”: ¿riesgo u oportunidad?
El reporte del BID encuentra que, además de la robotización y automatización progresiva, otra de las grandes transformaciones que la tecnología está produciendo en el mercado laboral tiene que ver con las denominadas tecnologías de intermediación.
Estas se refieren a la “economía gig”, es decir, plataformas como Airbnb, Uber y UpWork. “Al igual que las tecnologías de automatización, presentan tanto áreas de oportunidades como retos para el mercado laboral femenino”.
En este sentido, la “economía gig puede expandir las oportunidades para las mujeres al presentar opciones de empleo con alta flexibilidad, reducir las barreras de entrada en sectores considerados típicamente masculinos y facilitar el acceso a clientes o a redes internacionales”, explican.
Precisamente, la flexibilidad sobre dónde, cuándo y cómo trabajar, puede fomentar la participación de las mujeres en la fuerza laboral, “puesto que facilita la combinación del trabajo remunerado con las responsabilidades de cuidado que recaen principalmente en las mujeres”.
De hecho, el BID refleja que para el promedio de Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, Paraguay y Perú (países donde ya se da un mayor nivel de participación de mujeres en estas plataformas), la flexibilidad horaria es una de las principales razones por las que las mujeres participan en estos trabajos.
En la misma línea, el 96% de trabajadoras de la economía gig encuestadas en Estados Unidos destaca la flexibilidad horaria como un beneficio de trabajar en estas plataformas, afirman Bustelo, Suaya y Viollaz.
Sin embargo, también es cierto que promover este sector de actividad para que las mujeres las combinen con el trabajo de cuidado implica no abordar la desigual distribución de responsabilidades en la crianza de niños y trabajo doméstico, perpetuando las asimetrías entre hombres y mujeres.
[caption id="attachment_505955" align="alignleft" width="300"] Uber, Airbnb y otras plataformas son la economía gig, de rápido crecimiento en la región[/caption]
Quizá sea por eso que mientras las expertas del BID ven la flexibilidad como una ventaja para la inserción laboral de las mujeres, ésta es “una de las últimas razones para los hombres, quienes valoran más otros factores, como la obtención de experiencia laboral, los ingresos extra e, incluso, la diversión”.
¿Acceso a nuevos sectores de la economía?
El reporte del BID señala también que la “economía gig” disminuye las barreras de entrada y permanencia en sectores laborales típicamente masculinos. “Por ejemplo, en la plataforma Uber de Estados Unidos, las mujeres representan el 14% de los conductores, superando el promedio observado en el mercado offline, donde la participación femenina alcanza el 8% del sector”.
Las autoras explican que “para las mujeres que quieren conducir para vivir, la evidencia sugiere que registrarse en Uber es mucho más fácil y menos intimidante que pasar por el proceso de reclutamiento en un operador de taxi tradicional. Además, las plataformas digitales pueden fortalecer la independencia económica de las mujeres, ya que posibilitan el acceso a una gama más amplia de clientes y ahorran gastos de marketing y ventas”.
A su vez, todo esto facilitaría oportunidades para el crecimiento de los emprendimientos, “y la naturaleza colaborativa de las plataformas favorece el flujo de conocimiento y la creación de redes de networking”, agregan.
Pese a ello, reconocen que estas tecnologías pueden replicar las brechas de género observadas en el mercado de trabajo tradicional, como las de participación, salario y la segregación ocupacional.
Rezagadas en acceso y uso de tecnología
“Como en el mercado tradicional, los escasos datos existentes muestran una mayor participación masculina en estas economías. En América Latina y el Caribe, el promedio para los seis países analizados muestra que las mujeres representan el 42% del total de trabajadores de la economía gig”, indica el informe del BID.
Las autoras remarcan que esta mayor participación de los hombres puede vincularse con las brechas de habilidades y usos de las tecnologías digitales. “Al igual que en otras regiones, los hombres en América Latina y el Caribe hacen un uso más variado de las tecnologías”, afirman.
Replicando o reforzando la segregación ocupacional
Como es sabido, en el mercado laboral tradicional, los sectores laborales donde más trabajan las mujeres tienden a ser los de menor productividad, menor remuneración y/o mayor precariedad.
Bustelo, Suaya y Viollaz advierten que “esta segregación ocupacional tiende a replicarse en el mercado laboral digital. Según datos disponibles sobre empresas que tienen presencia digital, más del 70% de las firmas unipersonales lideradas por mujeres se concentran en sectores de cuidado, comercio y servicios en restaurantes y hoteles”.
Por el contrario, entre los emprendimientos liderados por hombres, estos sectores representan solamente el 40% de las firmas. “Además, hay una fuerte presencia de empresas lideradas por hombres en servicios de comunicación, informática y financieros, que representan el 28%, mientras que entre las mujeres este sector ocupa solo al 10% de los emprendimientos”. Patrón que también se evidencia en el tipo de tareas que se desarrollan en la economía gig.
[caption id="attachment_505956" align="alignright" width="300"] ¿Cómo cerrar las brechas laborales de género?[/caption]
Sugieren
Las expertas consideran que las mujeres deben adquirir y “apoderarse” de en áreas digitales y de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, ya que se evidencia un “bajo porcentaje de niñas y mujeres que se están capacitando en estos campos”. También se debe acabar con los estereotipos “que inhiben el rendimiento de las mujeres en el aula y en el trabajo”.
Asimismo, es clave replantear y ampliar la infraestructura de protección social para asegurar que las mujeres realmente aprovechen las nuevas oportunidades que ofrece la tecnología. “Para ello, es preciso reformular y fomentar las políticas de seguro de salud, de pensiones, de permiso parental y de cuidado infantil”.
Estas dos últimas tienen especial relevancia para el avance de la igualdad de género, puesto que promueven la corresponsabilidad dentro del hogar y apoyan a cambiar estereotipos de género.
Finalmente, proponen “mejorar la calidad de los empleos en los sectores de atención, educación y salud (que ahora emplean desproporcionadamente a las mujeres y que se encuentran en plena expansión) para que incluyan protección social, brinden estabilidad económica y ofrezcan una movilidad ascendente”.