Incluso exportaciones no tradicionales tienen poco valor agregado
Datos presentados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) dan cuenta que las exportaciones registraron una disminución del 7% en el primer semestre de 2019 en relación a lo registrado en el mismo periodo de 2018, mientras que las importaciones crecieron un 5%. Como resultado...



Datos presentados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) dan cuenta que las exportaciones registraron una disminución del 7% en el primer semestre de 2019 en relación a lo registrado en el mismo periodo de 2018, mientras que las importaciones crecieron un 5%.
Como resultado de este comportamiento, las exportaciones a mitad del año sumaron 4.194 millones de dólares y las importaciones 4.914 millones, lo que significa un déficit comercial de 720 millones de dólares en el primer semestre de 2019, ampliamente superior al déficit de 154 millones del mismo periodo del año anterior.
El déficit comercial es una tendencia que se ha vuelto una nueva normalidad en los últimos años, aunque las tendencias sugieren que podría profundizarse aún más este 2019.
Y es que, si bien el valor de las exportaciones cayó fuertemente cuando se desplomó el precio internacional del petróleo desde 2014, en 2017 y 2018 presentaban un (tímido) ascenso.
Así, el valor de las exportaciones bajó de un máximo histórico de 12.899 millones de dólares en 2014 a 7.126 millones en 2016. En 2017 las cifras recuperaron levemente hasta los 8.194 millones de dólares, y en 2018 creció hasta 8.969 millones, según datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE).
[caption id="attachment_485018" align="alignnone" width="572"] Evolución valor de exportaciones 1980-2018 (en millones de dólares). Fuente: IBCE con datos del INE[/caption]
En ese sentido, aunque las importaciones habían crecido un 8% entre 2017 y 2018 (llegando a representar un valor de 10.046 millones de dólares), las exportaciones también crecieron en un 9%. Pese a ello, el déficit comercial de 2018 fue de 936 millones de dólares.
Las cifras presentadas por el IBCE para el primer semestre de 2019 registran ya no un aumento de las exportaciones, sino una disminución del 7%. De continuar esta tendencia hasta finales de año, el déficit comercial podría agravarse considerablemente, superando con creces los mil millones de dólares.
Exportaciones, casi lo mismo de siempre
Según datos del IBCE, a diciembre de 2018, el 79,62% del valor exportado por Bolivia correspondió a las exportaciones tradicionales, compuestas predominantemente por hidrocarburos y minería (además de algunos bienes transformados y productos agrícolas). Sólo el 20,38% correspondió a exportaciones no tradicionales.
En el Top 10 de las exportaciones no tradicionales de Bolivia destacan los mismos productos de siempre, aunque hay dos novedades.
El primer lugar de las exportaciones no tradicionales es ocupado por la torta de soya, que significó casi 529 millones de dólares en 2018. En segundo puesto están las llamadas nueces de Brasil, con 218,4 millones. En tercer lugar, el aceite crudo de soya, con 213,8 millones de dólares. En cuarto lugar, los artículos de joyería, tuvieron un valor de 107,6 millones. Y en quinto puesto, la quinua, cuyo valor exportado alcanzó los 80,7 millones de dólares en 2018.
Recién en sexto lugar se encuentra el producto con más significativo valor agregado, proveniente del primer emprendimiento de industrialización verdadera de los hidrocarburos en Bolivia: la urea producida en Bulo Bulo. El 71,6% de la urea exportada fue para Brasil y el 23% a la Argentina. El 4,6% se fue a Paraguay y apenas el 0,72% a Uruguay. En total, la urea exportada en 2018 representó 67,13 millones de dólares.
En séptimo lugar están las exportaciones de alcohol etílico sin desnaturalizar, seguido de aceite refinado de soya (octavo), bananas frescas (noveno) y finalmente semillas de chía (décimo lugar).
Salvo el caso de la urea y en menor medida del alcohol etílico, los otros ocho productos no tradicionales principales siguen siendo materias primas o en el mejor de los casos, productos transformados con escaso valor agregado.
[caption id="attachment_485021" align="aligncenter" width="361"] Exportaciones según estructura 2018. Porcentaje del valor. IBCE[/caption]
Déficit comercial y reservas internacionales
Los expertos consideran preocupante que desde el año 2015 Bolivia sume cuatro déficits consecutivos, que han significado una merma de más de 4.000 millones de dólares a las reservas internacionales netas (RIN).
Desde el Banco Central de Bolivia (BCB), se reporta que, al 9 de agosto, las RIN alcanzaron los 8.133 millones de dólares. Esto es suficiente para cubrir aproximadamente 8 meses de importaciones cuando la recomendación es que alcance para por lo menos 3 meses, y según el presidente del BCB, Pablo Ramos, las reservas también permiten cubrir “la plenitud de la deuda de corto plazo” por lo que todavía “estamos dentro de los límites”.
Empero, el propio Ramos explicó en marzo que este año se reducirán las RIN en 1.245 millones de dólares debido a que se importará “maquinaria y equipos para transporte, energía, salud, minería en sumas grandes, vamos a capitalizar el país en términos de aumentar los factores productivos de capital”.
Importaciones, ¿qué clase de “bienes de capital”?
En 2018 las importaciones tuvieron un valor de 10.046 millones de dólares tras dos años de crecimiento sostenido. Se estima que este 2019 se supere la cifra de 2018, y quizá incluso se acerque al nivel de importaciones del año 2014 (el de mayores importaciones en la historia reciente), que fue 10.674 millones, considerando que el primer semestre de este año se superó los 4.914 millones.
Ahora bien, ante las críticas de opinadores sobre el elevado nivel de importaciones frente a la caída de las exportaciones y al creciente déficit comercial, el gobierno ha respondido repetidas veces afirmando que las importaciones bolivianas se centran en gran medida en bienes de capital, como mencionó el presidente del BCB, lo que en teoría refleja un aumento de la inversión productiva en Bolivia como resultado del crecimiento económico experimentado en los últimos 13 años.
Según datos del IBCE y del INE, el 23,68% del valor importado en 2018 fue para bienes de capital, el 29,36% fue para “suministros industriales no especificados en otra partida”, el 14,78% para equipos de transporte y sus piezas y accesorios, el 13,51% para combustibles y lubricantes, mientras que los bienes de consumo representaron el 22,15% de las importaciones.
[caption id="attachment_485022" align="aligncenter" width="382"] Importaciones según grandes categorías (2018). IBCE[/caption]
Si bien es difícil encontrar información detallada de la composición de cada tipo de importación, el Top 10 de las importaciones bolivianas elaborado por el IBCE para el año 2018 permite conocer algunos de los productos que son contabilizados como bienes de capital.
Así, en primer lugar están las importaciones de diésel, que significaron casi 896,9 millones de dólares, proveniente principalmente de Argentina y Chile. En segundo puesto está la importación de turbinas de vapor, que se utilizan para las plantas termoeléctricas de ciclo combinado, representando cerca de 439,6 millones de dólares, provenientes de España y China y en menor medida de Brasil.
En tercer puesto están las turbinas de gas, para las plantas termoeléctricas de ciclo convencional o simple (queman directamente el gas para generar electricidad), por un valor superior a los 245,7 millones de dólares, provenientes de Suecia y Rusia.
El cuarto lugar es ocupado por las gasolinas con octanaje superior a los 95, cuyo valor ascendió a más de 238 millones de dólares, provenientes de Singapur, Argentina y EEUU. En quinto lugar están las importaciones de barras de hierro o acero sin alear, provenientes de Brasil y Perú, por valor de 221,7 millones de dólares.
La importación de vehículos de carga ocupa el sexto puesto y los vehículos de entre 1.500 a 2 mil centímetros cúbicos de cilindrada están en la séptima ubicación. Las gasolinas de octanaje entre 90 y 95 están en octavo lugar, los vehículos de entre 1.000 y 1.500 centímetros cúbicos de cilindrada en el puesto nueve.
Finalmente, en décimo lugar está la importación de harina de trigo, casi en su totalidad desde Argentina, por un valor superior a los 97,7 millones de dólares.
Déficit comercial e intercambio desigual con China
Según reporte del IBCE, el considerable salto del déficit comercial boliviano, que pasó de 154 millones de dólares en el primer semestre de 2018 a 720 millones durante el primer semestre de 2019, fue causado “en buena medida” por el descenso de las exportaciones bolivianas a China.
En efecto, las exportaciones bolivianas hacia China alcanzaron a 182 millones de dólares en el primer semestre de 2019, cuando en el mismo período de 2018 habían llegado a 225 millones.
Por su parte, las importaciones provenientes del gigante asiático llegaron a 1.068 millones de dólares el primer semestre de 2019, cuando en la primera mitad de 2018 habían llegado sólo a 962 millones.
“Por segundo año consecutivo, el mayor déficit comercial es con China, por 886 millones de dólares, más incluso que el déficit general”, explica el informe del IBCE.
Los principales déficits comerciales fueron con China (-886 millones de dólares), Chile (-165 millones) y Perú (-156 millones). Del otro lado, los mayores superávits bilaterales de Bolivia se registraron con India (399 millones de dólares), Japón (259 millones) y Emiratos Árabes Unidos (151 millones).
En 2018, las importaciones de China se centraron sobre todo en turbinas de vapor para las termoeléctricas, vehículos para transporte, teléfonos móviles, insecticidas y herbicidas, motocicletas, repuestos y otros productos no especificados.
Asimetrías con China: deuda y más
[caption id="attachment_485023" align="alignright" width="300"] China financia megaobras en Bolivia, aunque expertos dicen que el dinero fluye al revés.[/caption]
Además de la gran asimetría comercial entre Bolivia y China, con un fuerte y creciente déficit comercial para el primero, China se ubica entre los primeros 3 o 4 financiadores externos de Bolivia y es su principal acreedor bilateral.
Al 31 de mayo de 2019 (último dato disponible en el BCB), el saldo de la deuda bilateral con China ascendía a 895,7 millones de dólares, de lejos el principal acreedor bilateral, y solo por debajo de los saldos desembolsados del BID (3.015,9 millones) y de la CAF (2.452,1 millones) y por encima del Banco Mundial (870,4 millones.
Asimismo, el BCB reporta que la deuda con China tiene todavía un saldo por desembolsar de 1.077,3 millones de dólares.
Las investigadoras del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), Silvia Molina y Viviana Herrera, denunciaron el año pasado que los créditos chinos “están condicionados a la contratación de empresas chinas y el empleo de insumos chinos”, y advirtieron que el gigante asiático financia proyectos en Bolivia “pero no invierte en el país”.
Por su parte, la Fundación Solón denunció (también el año pasado) que, de 25 contratos del Estado boliviano con empresas chinas -sobre todo infraestructura caminera- cuyo valor suma 3.265 millones de dólares, el 31% es financiado por créditos chinos, mientras que el 69% (2.260 millones de dólares) es financiado por el Estado boliviano y entidades financieras internacionales.
El monto supera con creces el crédito chino tanto desembolsado como por desembolsar. Por esta razón, la Fundación Solón considera que en realidad Bolivia es quien está financiando a China. Vistos en su conjunto, la balanza comercial, los préstamos y las concesiones de megaobras a empresas chinas muestran una tendencia de descapitalización para Bolivia.
Como resultado de este comportamiento, las exportaciones a mitad del año sumaron 4.194 millones de dólares y las importaciones 4.914 millones, lo que significa un déficit comercial de 720 millones de dólares en el primer semestre de 2019, ampliamente superior al déficit de 154 millones del mismo periodo del año anterior.
El déficit comercial es una tendencia que se ha vuelto una nueva normalidad en los últimos años, aunque las tendencias sugieren que podría profundizarse aún más este 2019.
Y es que, si bien el valor de las exportaciones cayó fuertemente cuando se desplomó el precio internacional del petróleo desde 2014, en 2017 y 2018 presentaban un (tímido) ascenso.
Así, el valor de las exportaciones bajó de un máximo histórico de 12.899 millones de dólares en 2014 a 7.126 millones en 2016. En 2017 las cifras recuperaron levemente hasta los 8.194 millones de dólares, y en 2018 creció hasta 8.969 millones, según datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE).
[caption id="attachment_485018" align="alignnone" width="572"] Evolución valor de exportaciones 1980-2018 (en millones de dólares). Fuente: IBCE con datos del INE[/caption]
En ese sentido, aunque las importaciones habían crecido un 8% entre 2017 y 2018 (llegando a representar un valor de 10.046 millones de dólares), las exportaciones también crecieron en un 9%. Pese a ello, el déficit comercial de 2018 fue de 936 millones de dólares.
Las cifras presentadas por el IBCE para el primer semestre de 2019 registran ya no un aumento de las exportaciones, sino una disminución del 7%. De continuar esta tendencia hasta finales de año, el déficit comercial podría agravarse considerablemente, superando con creces los mil millones de dólares.
Exportaciones, casi lo mismo de siempre
Según datos del IBCE, a diciembre de 2018, el 79,62% del valor exportado por Bolivia correspondió a las exportaciones tradicionales, compuestas predominantemente por hidrocarburos y minería (además de algunos bienes transformados y productos agrícolas). Sólo el 20,38% correspondió a exportaciones no tradicionales.
En el Top 10 de las exportaciones no tradicionales de Bolivia destacan los mismos productos de siempre, aunque hay dos novedades.
El primer lugar de las exportaciones no tradicionales es ocupado por la torta de soya, que significó casi 529 millones de dólares en 2018. En segundo puesto están las llamadas nueces de Brasil, con 218,4 millones. En tercer lugar, el aceite crudo de soya, con 213,8 millones de dólares. En cuarto lugar, los artículos de joyería, tuvieron un valor de 107,6 millones. Y en quinto puesto, la quinua, cuyo valor exportado alcanzó los 80,7 millones de dólares en 2018.
Recién en sexto lugar se encuentra el producto con más significativo valor agregado, proveniente del primer emprendimiento de industrialización verdadera de los hidrocarburos en Bolivia: la urea producida en Bulo Bulo. El 71,6% de la urea exportada fue para Brasil y el 23% a la Argentina. El 4,6% se fue a Paraguay y apenas el 0,72% a Uruguay. En total, la urea exportada en 2018 representó 67,13 millones de dólares.
En séptimo lugar están las exportaciones de alcohol etílico sin desnaturalizar, seguido de aceite refinado de soya (octavo), bananas frescas (noveno) y finalmente semillas de chía (décimo lugar).
Salvo el caso de la urea y en menor medida del alcohol etílico, los otros ocho productos no tradicionales principales siguen siendo materias primas o en el mejor de los casos, productos transformados con escaso valor agregado.
[caption id="attachment_485021" align="aligncenter" width="361"] Exportaciones según estructura 2018. Porcentaje del valor. IBCE[/caption]
Déficit comercial y reservas internacionales
Los expertos consideran preocupante que desde el año 2015 Bolivia sume cuatro déficits consecutivos, que han significado una merma de más de 4.000 millones de dólares a las reservas internacionales netas (RIN).
Desde el Banco Central de Bolivia (BCB), se reporta que, al 9 de agosto, las RIN alcanzaron los 8.133 millones de dólares. Esto es suficiente para cubrir aproximadamente 8 meses de importaciones cuando la recomendación es que alcance para por lo menos 3 meses, y según el presidente del BCB, Pablo Ramos, las reservas también permiten cubrir “la plenitud de la deuda de corto plazo” por lo que todavía “estamos dentro de los límites”.
Empero, el propio Ramos explicó en marzo que este año se reducirán las RIN en 1.245 millones de dólares debido a que se importará “maquinaria y equipos para transporte, energía, salud, minería en sumas grandes, vamos a capitalizar el país en términos de aumentar los factores productivos de capital”.
Importaciones, ¿qué clase de “bienes de capital”?
En 2018 las importaciones tuvieron un valor de 10.046 millones de dólares tras dos años de crecimiento sostenido. Se estima que este 2019 se supere la cifra de 2018, y quizá incluso se acerque al nivel de importaciones del año 2014 (el de mayores importaciones en la historia reciente), que fue 10.674 millones, considerando que el primer semestre de este año se superó los 4.914 millones.
Ahora bien, ante las críticas de opinadores sobre el elevado nivel de importaciones frente a la caída de las exportaciones y al creciente déficit comercial, el gobierno ha respondido repetidas veces afirmando que las importaciones bolivianas se centran en gran medida en bienes de capital, como mencionó el presidente del BCB, lo que en teoría refleja un aumento de la inversión productiva en Bolivia como resultado del crecimiento económico experimentado en los últimos 13 años.
Según datos del IBCE y del INE, el 23,68% del valor importado en 2018 fue para bienes de capital, el 29,36% fue para “suministros industriales no especificados en otra partida”, el 14,78% para equipos de transporte y sus piezas y accesorios, el 13,51% para combustibles y lubricantes, mientras que los bienes de consumo representaron el 22,15% de las importaciones.
[caption id="attachment_485022" align="aligncenter" width="382"] Importaciones según grandes categorías (2018). IBCE[/caption]
Si bien es difícil encontrar información detallada de la composición de cada tipo de importación, el Top 10 de las importaciones bolivianas elaborado por el IBCE para el año 2018 permite conocer algunos de los productos que son contabilizados como bienes de capital.
Así, en primer lugar están las importaciones de diésel, que significaron casi 896,9 millones de dólares, proveniente principalmente de Argentina y Chile. En segundo puesto está la importación de turbinas de vapor, que se utilizan para las plantas termoeléctricas de ciclo combinado, representando cerca de 439,6 millones de dólares, provenientes de España y China y en menor medida de Brasil.
En tercer puesto están las turbinas de gas, para las plantas termoeléctricas de ciclo convencional o simple (queman directamente el gas para generar electricidad), por un valor superior a los 245,7 millones de dólares, provenientes de Suecia y Rusia.
El cuarto lugar es ocupado por las gasolinas con octanaje superior a los 95, cuyo valor ascendió a más de 238 millones de dólares, provenientes de Singapur, Argentina y EEUU. En quinto lugar están las importaciones de barras de hierro o acero sin alear, provenientes de Brasil y Perú, por valor de 221,7 millones de dólares.
La importación de vehículos de carga ocupa el sexto puesto y los vehículos de entre 1.500 a 2 mil centímetros cúbicos de cilindrada están en la séptima ubicación. Las gasolinas de octanaje entre 90 y 95 están en octavo lugar, los vehículos de entre 1.000 y 1.500 centímetros cúbicos de cilindrada en el puesto nueve.
Finalmente, en décimo lugar está la importación de harina de trigo, casi en su totalidad desde Argentina, por un valor superior a los 97,7 millones de dólares.
Déficit comercial e intercambio desigual con China
Según reporte del IBCE, el considerable salto del déficit comercial boliviano, que pasó de 154 millones de dólares en el primer semestre de 2018 a 720 millones durante el primer semestre de 2019, fue causado “en buena medida” por el descenso de las exportaciones bolivianas a China.
En efecto, las exportaciones bolivianas hacia China alcanzaron a 182 millones de dólares en el primer semestre de 2019, cuando en el mismo período de 2018 habían llegado a 225 millones.
Por su parte, las importaciones provenientes del gigante asiático llegaron a 1.068 millones de dólares el primer semestre de 2019, cuando en la primera mitad de 2018 habían llegado sólo a 962 millones.
“Por segundo año consecutivo, el mayor déficit comercial es con China, por 886 millones de dólares, más incluso que el déficit general”, explica el informe del IBCE.
Los principales déficits comerciales fueron con China (-886 millones de dólares), Chile (-165 millones) y Perú (-156 millones). Del otro lado, los mayores superávits bilaterales de Bolivia se registraron con India (399 millones de dólares), Japón (259 millones) y Emiratos Árabes Unidos (151 millones).
En 2018, las importaciones de China se centraron sobre todo en turbinas de vapor para las termoeléctricas, vehículos para transporte, teléfonos móviles, insecticidas y herbicidas, motocicletas, repuestos y otros productos no especificados.
Asimetrías con China: deuda y más
[caption id="attachment_485023" align="alignright" width="300"] China financia megaobras en Bolivia, aunque expertos dicen que el dinero fluye al revés.[/caption]
Además de la gran asimetría comercial entre Bolivia y China, con un fuerte y creciente déficit comercial para el primero, China se ubica entre los primeros 3 o 4 financiadores externos de Bolivia y es su principal acreedor bilateral.
Al 31 de mayo de 2019 (último dato disponible en el BCB), el saldo de la deuda bilateral con China ascendía a 895,7 millones de dólares, de lejos el principal acreedor bilateral, y solo por debajo de los saldos desembolsados del BID (3.015,9 millones) y de la CAF (2.452,1 millones) y por encima del Banco Mundial (870,4 millones.
Asimismo, el BCB reporta que la deuda con China tiene todavía un saldo por desembolsar de 1.077,3 millones de dólares.
Las investigadoras del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), Silvia Molina y Viviana Herrera, denunciaron el año pasado que los créditos chinos “están condicionados a la contratación de empresas chinas y el empleo de insumos chinos”, y advirtieron que el gigante asiático financia proyectos en Bolivia “pero no invierte en el país”.
Por su parte, la Fundación Solón denunció (también el año pasado) que, de 25 contratos del Estado boliviano con empresas chinas -sobre todo infraestructura caminera- cuyo valor suma 3.265 millones de dólares, el 31% es financiado por créditos chinos, mientras que el 69% (2.260 millones de dólares) es financiado por el Estado boliviano y entidades financieras internacionales.
El monto supera con creces el crédito chino tanto desembolsado como por desembolsar. Por esta razón, la Fundación Solón considera que en realidad Bolivia es quien está financiando a China. Vistos en su conjunto, la balanza comercial, los préstamos y las concesiones de megaobras a empresas chinas muestran una tendencia de descapitalización para Bolivia.