Libros de la Biblia Epístola a los Gálatas
Autor: Pablo Fecha: 49 d.C. Tema: Libertad en Cristo Lugar: Antioquía Después que Pablo sale de Galacia, llegan judíos-cristianos que contradicen sus enseñanzas, que con Jesús la ley nada tiene que ver con la salvación. Estos maestros judíos aceptan que Cristo es el Mesías, pero que...



Autor: Pablo
Fecha: 49 d.C.
Tema: Libertad en Cristo
Lugar: Antioquía
Después que Pablo sale de Galacia, llegan judíos-cristianos que contradicen sus enseñanzas, que con Jesús la ley nada tiene que ver con la salvación. Estos maestros judíos aceptan que Cristo es el Mesías, pero que también deben obedecer las leyes mosaicas para obtener la salvación. Pablo escribe a los gálatas muy enojado más que en otras cartas: “¡Oh gálatas insensatos!...” (3:1). Escribe a las iglesias de las ciudades del sur de Galacia: Antioquía, Iconio, Listra y Derbe (Hechos 13:14 – 14:23).
Estos maestros añaden al Evangelio la observancia del ritual religioso, diciendo que las buenas obras son necesarias para buscar la aprobación de Dios, pero Pablo les explica que Cristo ya ha hecho por nosotros todo lo necesario para nuestra salvación.
Pablo habla de su milagrosa conversión: “pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (1:12), y de las luchas que tuvo por defender el Evangelio (Capítulos 1 y 2).
El apóstol sostiene que el propósito de la ley judía era hasta que llegara el Mesías: “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador” (3:19), “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;” (3:26).
Pablo enseña a los gálatas cristianos que deben disfrutar de la libertad en Cristo y no ser esclavizados tratando de ganarse el favor de Dios por medio de las obras, porque Dios estableció un nuevo pacto que libraba de la ley a la humanidad: “Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley” (5:18).
En la carta a los gálatas, Pablo nos enseña que no hay nada que podamos hacer para conseguir el favor de Dios, y cuando nos rendimos a Él, el Espíritu Santo obra en nosotros: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. (5:22-23).
Fecha: 49 d.C.
Tema: Libertad en Cristo
Lugar: Antioquía
Después que Pablo sale de Galacia, llegan judíos-cristianos que contradicen sus enseñanzas, que con Jesús la ley nada tiene que ver con la salvación. Estos maestros judíos aceptan que Cristo es el Mesías, pero que también deben obedecer las leyes mosaicas para obtener la salvación. Pablo escribe a los gálatas muy enojado más que en otras cartas: “¡Oh gálatas insensatos!...” (3:1). Escribe a las iglesias de las ciudades del sur de Galacia: Antioquía, Iconio, Listra y Derbe (Hechos 13:14 – 14:23).
Estos maestros añaden al Evangelio la observancia del ritual religioso, diciendo que las buenas obras son necesarias para buscar la aprobación de Dios, pero Pablo les explica que Cristo ya ha hecho por nosotros todo lo necesario para nuestra salvación.
Pablo habla de su milagrosa conversión: “pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (1:12), y de las luchas que tuvo por defender el Evangelio (Capítulos 1 y 2).
El apóstol sostiene que el propósito de la ley judía era hasta que llegara el Mesías: “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador” (3:19), “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;” (3:26).
Pablo enseña a los gálatas cristianos que deben disfrutar de la libertad en Cristo y no ser esclavizados tratando de ganarse el favor de Dios por medio de las obras, porque Dios estableció un nuevo pacto que libraba de la ley a la humanidad: “Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley” (5:18).
En la carta a los gálatas, Pablo nos enseña que no hay nada que podamos hacer para conseguir el favor de Dios, y cuando nos rendimos a Él, el Espíritu Santo obra en nosotros: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. (5:22-23).