¿Cuántas vidas tiene Del Castillo?
El ministro de Gobierno Eduardo del Castillo del Carpio es el más joven del gabinete de Ministros, pero en sus casi tres años de gestión ya ha levantado varias bolas de partido. Ingresó como uno de los favoritos de Álvaro García Linera, que le había dado alas en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) hasta colocarlo como Oficial Mayor pegado a Adriana Salvatierra, pero no dudó en cambiar de bando en el momento preciso.
A estas alturas ha sido acusado de casi todo: de ser de derechas, de impedir operaciones antinarcóticos, de robarle los celulares a Evo Morales, de negociar autos chutos en la frontera con Chile, de connivencia con Luis Fernando Camacho y de todo lo contrario.
En esta ocasión la tormenta se cierne sobre él por la fuga del narco más buscado de toda Sudamérica, Sebastián Marcet, afincado en el país desde hace años y con varias identidades falsas para él, su familia y sus colaboradores. Marcet había hecho de Bolivia su campo base de operaciones por las facilidades logísticas que le otorgaba, tanto para el manejo económico como para ocultarse.
Su gusto por el espectáculo mediático no le va a ayudar esta vez: los números de la operación pueden ser tumultuosos, la cantidad de vehículos, de inmuebles, de colaboradores… pero el sujeto se ha fugado y buscarlo en este país inmenso, dicen los expertos en seguridad, puede ser una misión imposible.
Hay un antecedente: el 24 de mayo de 2015 se fugó Belaunde Lossio de la casa donde guardaba detención preventiva desde enero, cuando pidió refugio tras huir de Perú. La orden de extradición del empresario exasesor de los Humala estaba por salir y logró “burlar” la vigilancia de seis custodios policiales y desaparecer. No apareció hasta que el ministro Hugo Móldiz renunció al cargo y asumió Carlos Romero, de retorno a su cargo favorito tras una incursión en el Senado, donde no logró convencer a Evo Morales de asumir la presidencia del ente.
Carlos Romero sigue en escena convertido ahora en un crítico feroz de Luis Arce y todo su gobierno, lo que le ha permitido acceder al perdón del evismo, que ha decidido olvidar que era el ministro de Gobierno cuando se produjo el motín policial que precipitó la caída de Morales y que horas antes de ese momento, rezaba de la mano con uno de los considerados principal instigador: el comandante Vladimir Calderón.
¿Saldrá Eduardo del Castillo de esta? De momento no lo tiene nada fácil.