El Gobierno en su contrataque
Las (malas) decisiones de Luis Arce en Tarija
El Gobierno no ha desplegado una estructura formal para la coordinación con los departamentos y sus fuerzas, por lo que las decisiones pasan por una red informal que conforman la primera dama Lourdes Durán Romero, Álvaro Ruíz y Karina Serrudo, entre otros



Pasan los meses y el Movimiento Al Socialismo (MAS) se va convirtiendo en un partido ausente en Tarija. Más allá de la “fuerza de movilización” a la que se ha apelado en los últimos días, acudiendo a marchas puntuales o a los desbloqueos, no existe una continuidad política en lo local que de sentido a la acción de gobierno.
Esta coyuntura es una consecuencia del propio proceso interno que vive el Movimiento Al Socialismo (MAS) por voluntad de su presidente, Evo Morales. Durante sus 14 años de gobierno, Morales ejerció la bicefalia y convirtió al gobierno en una extensión del partido, o viceversa. De esa forma, el partido sirvió de caja de resonancia o de poderosa apisonadora electoral, pero las decisiones se tomaban en el gobierno.
Desde el retorno de Morales al país, ya con Luis Arce posesionado como presidente, ha iniciado un proceso para transformar el movimiento en un partido tradicional de funcionamiento vertical y que sea el que “propone” las políticas al Gobierno, en este caso el de Luis Arce. Es decir, consagrarse en una especie de vanguardia de ideas. En la práctica, un gabinete paralelo al de Arce amparado en el poder de los movimientos sociales, y también de la escasa proyección de Luis Arce, como señalan muchos analistas.
Una de las estructuras que ya ha sido eliminada es aquella que armó Morales, sobre todo a partir de su segundo gobierno, donde cada departamento tenía asignado su “Ministro coordinador”, es decir, un ministro sin vinculación territorial de origen que hacía las veces de mediador y coordinador con los movimientos sociales locales y sus diferentes dirigentes políticos.
La estructura le permitió a Morales tener el control total de lo que sucedía en los departamentos, lo cual le permitió algunos éxitos, pero también algunos fracasos, puesto que la información no se decodificaba adecuadamente. Eso sí, muchos de los históricos del MAS se fueron apartando ante lo que consideraban una injerencia.
La estructura va a ser reemplazada por las direcciones departamentales, que tendrán asiento cerca del consejo de Evo Morales y serán las que coordinen la política más menuda, sin embargo, los muchos pulsos internos del MAS impiden que esa estrategia llegue a su fin.
Mientras se estructura la red, Arce ha puesto en pie su pequeña red de control en el departamento, que ya le está causando problemas a Arce, pues por ejemplo no ha podido controlar a las organizaciones afines en las crisis por las leyes de las ganancias ilícitas y no se dejan de abrir pequeñas batallas internas mientras se olvidan de hacer la oposición grande a las instituciones.
La red de Arce
Para suplir la estructura formal, Luis Arce – se supone que todo pasa con aval del Presidente – ha creado una estructura informal que filtra la información, pero que opera poco entre los movimientos sociales, un problema endémico de un MAS Tarija que nunca se ha creído con opciones reales de ganar en Tarija.
La piedra angular es la propia esposa de Luis Arce, Lourdes Durán Romero, ex gerente del Banco Unión y parte de la extensísima familia Romero nutrida por médicos, abogados, exfiscales, comunicadores y hasta algún que otro asesor de alto rango en las instituciones tarijeñas. Su influencia es notoria en diferentes parcelas del Estado y de las cosas que pasan en Tarija, aunque para muchos de los operadores del MAS en Tarija, la dirección tomada no ayuda a la organización.
Luis Arce solo ha nombrado a la chaqueña Gabriela Mendoza como ministra en Planificación, pero no se considera una “cuota departamental” porque hace años trabaja en La Paz, no tiene vinculación con el aparato regional y hace años que trabaja con el Presidente, así que en lo concreto, Tarija no cuenta con un Ministro sentado en el gabinete, por lo que la comunicación es menos fluida.
La funcionaria de más alto rango es Karina Serrudo al frente de la Aduana Nacional y a la que se vincula también con Durán Romero. Serrudo ha recuperado a algunas familias masistas de siempre que se habían apartado del proceso, como los Medina, y también ha mantenido a otras ilustres funcionarias como María Lourdes Aldana, que ejerce en la dirección departamental. El manejo de la Aduana está creando conflictos internos en el Gobierno y no hace dos meses que El Tribuno de Salta denunció una “aduana paralela” con Tarija por Salvador Mazza mientras que en Tarija los allegados de Durán Romero se hacían la vista gorda.
La pata de Ruíz
La otra pata de Arce es la de Álvaro Ruíz y por extensión la de su apadrinado Carlos Acosta, presidente del partido a nivel departamental contra viento y marea. Ruíz fue el último candidato del MAS a la Gobernación después de haberse labrado la nominación con muchos movimientos estratégicos. Como alcalde de Uriondo se convirtió en presidente de la Federación de Asociaciones Municipales (FAM) y desde ahí hizo lobby tanto con Evo Morales como con Luis Arce, a quien llegó a contratar como consultor en la época en que dejó el Gobierno.
Con todo, su movimiento principal fue colocar a Acosta en el cargo de Presidente del MAS Tarija, un puesto que definen la mayor parte de “pegas” en las descentralizadas – donde Durán Romero también tiene voz y voto según señalan al interior del partido -, pero sobre todo es la última palabra a la hora de entregar las listas de candidatos.
Fue así como Ruíz logró la nominación, una vez que Evo Morales decidió levantar las manos de la disputa entre el ejecutivo de O´Connor, Walter Ferrufino, y el alcalde de Uriondo. En ese momento Acosta reunió a los leales, los colocó en buenos puestos a la Asamblea o a la Alcaldía, y apuntó a Ruíz.
El movimiento no gustó entre los movimientos más orgánicos y abrió el partido en canal, aunque postergó su enfrentamiento para después de las elecciones. Con una buena campaña para la segunda vuelta, Ruíz sacó uno de los mejores resultados del partido en Tarija, pero su efecto ha durado apenas lo que tardó Óscar Montes en tomar posesión.
Ruíz tal vez esperaba una embajada como la de Pablo Canedo, pero fue recolocado en el Viceministerio de Autonomías, bajo el paraguas de la otrora poderoso Ministerio de la Presidencia. Su presencia en el departamento se ha ido diluyendo tras los afanes por mantener el control del aparato en la persona de Acosta o de algún otro dirigente afín.
Acosta ha perdido el control en Bermejo, en O´Connor y en Cercado, donde el partido se ha dividido en dos y cuenta con dos presidentas regionales, Pilar Lizárraga y Sandra Baldivieso. Más allá de eso, en el Chaco Ruíz es prácticamente persona no grata, algo que pesó en la etapa electoral.
Las otras decisiones de Arce
Desde la Presidencia se ha decidido una política de hielo con Tarija, todo intermediado por Durán Romero y su familia. No hay reuniones públicas de alto nivel con el Gobernador y con el alcalde se han circunscrito a su desempeño como jefe de la AMB. Las visitas al departamento también han sido con cuentagotas y a proyectos alejados.
Uno de los últimos choques internos ha tenido que ver con la renuncia del Fiscal Departamental, Wilson Tito, ex hombre fuerte de Lino Condori y de la Asamblea Departamental pero que entró al Ministerio Público con afán reformista y salió denunciando injerencias y presiones para enjuiciar a los cívicos y a las autoridades. Su sucesora ha sido Sandra Gutiérrez, otra ex fiscal que lleva unos diez años en la actividad política, donde fue secretaria de Condori y Ministra de Evo.
Quedan algunas decisiones de fondo que tomar, pero por el momento, el MAS Tarija parece haber perdido el respaldo que alcanzó en marzo ante la falta de iniciativas y de actividad política propia, más allá de vincular la suerte a la del presidente.
Nota de apoyo
Arce y la apuesta por el Chaco
En 2010 el Movimiento Al Socialismo se apoyó en Poder Autonómico Nacional (PAN) para derrocar a Mario Cossío de la Gobernación a través de la Asamblea. El PAN había sido fundado por un puñado de líderes más o menos vigentes en el Chaco procedentes de viejos partidos y que habían hecho de la autonomía su nueva bandera de lucha. Aunque se agitaron banderas del décimo departamento, se articuló la figura de la Autonomía Regional para evitar abrir más conflictos.
La alianza coyuntural tuvo que ver con un ajuste puntual de cuentas entre chaqueños y chapacos, pero una parte importante se quedó ya del lado del MAS para siempre: Carlos Brú en Yacuiba, Rubén Vaca en Villa Montes y Lorgio Torres en Caraparí fueron los más significativos.
El MAS se vio así con un poder sin igual dentro de la provincia, principal productora de hidrocarburos y clave en el parón electoral tarijeño, con aproximadamente un 35 por ciento de la votación y muchos migrantes llegados desde occidente.
Así, el impulso a la Autonomía Regional por parte del Gobierno fue decisiva para su consolidación, hasta el punto de que el Estatuto ha causado incoherencias serias respecto al departamental, pues mientras en Tarija se prohibió la elección de ejecutivos seccionales, en el Regional se permitieron elegir para Villa Montes y Caraparí, creando otro absurdo: el ejecutivo regional es siempre el de Yacuiba y solo administrará su 15% del 45%.
Nada de eso importaba cuando de lo que se trataba era de alcanzar un nicho de votos significativo que permitiera disputar el poder en Tarija a nivel departamental.
La tradición votante del Chaco, sin embargo, también ha diferido entre lo que es lo nacional y lo departamental. Mientras que para Morales y Arce se supera ampliamente el 50 por ciento, en lo departamental hay algunas dudas.
Entre todo, vuelve a haber un escenario de decisión en Tarija y en el Chaco de acuerdo a su encaje departamental y que va a trascender sus propios límites, pues el conflicto por el IDH ya se ha llevado a “cancha neutral” con mediación de altos ministros de Estado. SI el resultado no es satisfactorio para el Chaco, sus autoridades volverán a apelar a la tutoría nacional y quién sabe si por analizar de nuevo la forma del Estado o explorar ese décimo departamento chaqueño que interesa sobre todo a las transnacionales del petróleo.
Veremos en esa tesitura qué es lo que finalmente determina Luis Arce.