Editorial: Contra el pensamiento único



Hoy cumplimos 200 números en la edición de La Mano del Moto, el que es ya el suplemento político más longevo de Tarija. Arrancó su andadura en agosto de 2013, cobijado en el diario El Nacional, justo cuando se daba el pistoletazo de salida de las elecciones de 2014.
Es curioso echar la vista atrás y darse cuenta que los temas eran prácticamente los mismos que ahora: la oposición peleaba por forjar una unidad que pretendía liderar Samuel Doria Medina, y que no logró, y el MAS se preparaba para despedir a Evo Morales tras una victoria que se daba por segura, como así fue.
Tarija también bullía política. Era la recta final de un Lino Condori, interino en la Gobernación gracias a la Asamblea y sus frentes, que habían sacado a Mario Cossío y le habían dado al MAS la oportunidad de gobernar en Tarija y vencer algunas resistencias, pero que desaprovechó rotundamente. Montes preparaba su sucesión en la Alcaldía y Oliva empezaba a desmarcarse de su Camino al Cambio original.
Desde aquel año, hemos narrado victorias y derrotas, peleas imposibles, giros dramáticos, pulsos sui géneris, decisiones sorprendentes, rebeliones inéditas, posesiones más inéditas, muertes, vidas y triunfos populares, siempre con la mirada ácida y la crítica implícita que caracteriza a La Mano del Moto, y siempre también desde el compromiso con el departamento y su autonomía.
Si algo ha quedado claro después de estos 200 números contando las aventuras y desventuras de la política nacional y departamental, es que nuestros políticos son cualquier cosa menos disciplinados y consecuentes. Las luchas de poder se llevan al extremo. Las traiciones están a la orden del día. No hay rupturas amistosas, ni dimisiones convenidas. Nadie parece decir nada nuevo, pero le pone toda la pasión en ello.
Las ideologías no han muerto, aunque algunos se empeñen en enterrarlas y reemplazarlas por panfletos y campañas en tiktok. Como sea, lo grande de la política de este país, lo insólito y único, es que sigue siendo impredecible, y que el pueblo manda. Y cómo manda.