Rumbo al 18-O
Papá Montes
UNIR es como una familia dónde el exalcalde es indiscutible. De allí han salido en los últimos años Francisco Rosas, Rodrigo Paz, Rolando Ruiz, Víctor Hugo Zamora y Ginna Torres, entre otros



Cuenta la leyenda que allá por 2014, a las orillas del Guadalquivir, había un partido sólido, dedicado a lo municipal, pero tan solvente que había decidido incursionar en lo departamental. De sus líderes, nadie lo decía abiertamente, porque eran un partido “dedicado” a lo municipal, a sus problemas, sus licencias de funcionamiento, sus cambios en el Plan de Ordenamiento Urbano, sus líneas de micros o de taxi trufis, sus asentamientos ilegales y todo lo demás.
La agrupación había nacido formalmente para llevar en a Óscar Montes a su segunda gestión como alcalde. Montes era un político joven pero sagaz. Economista. Se había decantado por el MIR en los 90 porque Mario Cossío había fichado por el MNR, y eran demasiada dosis juntos. UNIR fue ya de por sí una escisión del viejo partido de Jaime Paz Zamora y, en Tarija, “Polilla” López, que no pudieron aplacar el empuje de una joven generación que venía dispuesta a comerse el mundo.
En el UNIR de 2014 estaba Óscar Montes intentando candidatear a Gobernador; estaba Rodrigo Paz desfilando sin oposición hacia la Alcaldía; estaba Víctor Hugo Zamora, que acababa de sacar su pega de Senador en la segunda mayoría de dos tercios del MAS al hilo; estaba Ginna Torres, que había dejado la gestión por la política y había también un sólido equipo de “segunda línea”, empezando por Francisco Rosas, que repetía de concejal o Delia García, que se alistaba para asumir gestión, siguiendo por Rolando Ruiz y su feudo de EMAT; Germán Hoyos, omnipresente en Desarrollo Humano; Gonzalo de los Ríos, lo mismo pero en obras públicas; o la grácil Rita Miranda en cultura y turismo.
El MAS aplastó a sus rivales de nuevo en 2014, y los jirones de la oposición que quedaba en Tarija, donde también había ganado fruto de la división entre UD (Campero, Camino al Cambio, Motete Zamora) y PDC (Montes, Johnny Torres) corrieron a pedirle a Montes que fuera candidato a la Gobernación con ellos y no con el MAS.
A Morales le sentó tan mal que desató toda la furia contra aquel al que había invitado tantas veces a candidatear con él. Apenas duró dos semanas. La conferencia en la que se anunció que no iba más la protagonizó Rodrigo Paz y toda la “familia” UNIR, cargados de wawas, por cierto, en la que se denunció un atropello judicial contra el candidato, pero sobre todo, sobre su familia, a quienes se les acusaba de blanquear capitales del ex alcalde.
Crónicas privadas cuentan que Montes pidió entonces candidatear nomás a la Alcaldía y que Rodrigo Paz se bajará, a lo que obtuvo un no, y que entonces fulminaron a Patricia Paputsakis de la franja de seguridad de los concejales, a quién reemplazó su propia esposa, Ruth Montes.
Después peleó públicamente con Paz, que acabó fundando su propio partido Primero la Gente, pero que perdió tanto en el cuerpo a cuerpo que hoy es candidato a senador en franja de seguridad con Carlos Mesa.
Con Paz se quedaron casi todos los secretarios, aunque Rita Miranda se bajó rápido; De los Ríos aceptó una subalcaldía para bajar perfil; salieron a la luz los negocios en los servicios de los centros de salud de la familia de Germán Hoyos, apartado pero aún funcionario municipal.
También se quedó Rolando Ruiz, hoy candidato a la C41 por Tuto Quiroga luego de haber padecido el látigo sobre la gestión del botadero.
En la pelea con Paz apareció brevemente Francisco Rosas. Primero enemigo a muerte; luego aliado táctico cuando de quitarle el Concejo a Paz se trató; ahora de nuevo “traidor” irreverente a los ojos del UNIR de Montes.
A los puntos, el exalcalde parecía salir ganando, porque además siempre es más fácil ser “oposición”, más en una gestión desnortada como la de Rodrigo Paz. Montes se quedó con la sigla y recompuso el aparato. La travesía en el desierto se le hizo larga, pero cuando parecía que le tocaba, se armó la grande en el país.
Como fuera, Víctor Hugo Zamora acabó siendo Ministro de Hidrocarburos en el gabinete de Jeanine Áñez, que tomó el poder por ser la segunda Vicepresidenta del Senado, cargo que intercambió con Zamora, que prefirió ser Senador. Zamora era además Presidente de UNIR, lo que le sirvió al “líder histórico”, Óscar Montes, para sentarse en la plaza Luis de Fuentes al día siguiente y asegurar que UNIR era parte del Gobierno y posteriormente integrarse en la alianza Juntos.
¿Quién podría imaginar que Montes también pelearía con Zamora? Pues lo hizo, y con Ginna Torrez de yapa. Las malas lenguas dicen que le pidieron cobertura y vocería cuando Torres tuvo aquel escándalo del viajecito privado en avión presidencial para asistir al cumpleaños de la hija de Áñez y cuando Zamora no sabía que más explicar de por qué tardaba tanto el laboratorio Covid prometido en 48 horas.
Otras peores dicen que Montes ya había leído las encuestas con el olfato que le caracterizó desde niño y dijo: vámonos. Otras aún peores hablan del “reparto”, pero lo cierto es que ahí sigue su hermano de Viceministro y otros allegados por dentro de la ANH.
UNIR, que aspiraba a ser hegemónico en Tarija, llega a 2020 más tocado que los pies de la virgencita de Chaguaya. Y lo que queda, porque Zamora promete batalla y todo puede pasar en 2021 y las elecciones subnacionales, por lo que no está de más recomendar moderación a los guerreros digitales de uno y otro bando, e incluso ir borrando algunos post del pasado no lejano, porque cualquier cosa puede pasar.