Mucho por hacer
Las marchas del 21 de febrero no cambian absolutamente nada, más al contrario, la radiografía vuelve a ser la de un país dividido por mitad, punto porcentual arriba, punto porcentual abajo, y trabado en mitad de una carrera que parece se ha quedado sin energía.



El Movimiento Al Socialismo ha encallado. El proceso de cambio se ha enredado en su propia deriva y su único objetivo parece ser reproducirse en el poder. La excusa oficial es cumplir con la agenda 2025, sin embargo, los objetivos se ven cada vez más imposibles por la propia inacción gubernamental. La industrialización se ha detenido y la nacionalización suena ya una historia lejana demasiadas veces contada. La comodidad parece haberse vuelto el denominador común. El “no seas flojo” parece haber sido sustituido por otros mandatos. Nadie dijo que el proyecto nacionalista ( ni hablar del socialista) era fácil, que industrializar, que incentivar el mercado interno, capacitar a su población y cuidarla en su salud sería fácil. Exige esfuerzos y dedicación. Ahora parece más fácil llamar a cuatro empresas lejanas para hacer las carreteras sin demasiadas preguntas y sin demasiadas quejas y exportar todo el ahorro interno para que den unos pocos beneficios al país en vez de bregarlos in situ.Por otro lado, la oposición celebra un triunfo que todavía no ha sucedido. Habla del cambio sin indicar la senda que pretende seguir e intenta cubrir detrás de la demanda de respeto a la institucionalidad constitucional la heterogeneidad de un movimiento que, llegada la hora de la verdad, carecerá de consistencia si no se plantean los principios básicos comunes.Queda más de la mitad de la legislatura, es pronto para todo y tarde para algunas cosas. Sería una pena que Bolivia dejara pasar esta etapa imprescindible.
El editor@lamanodelmoto