La resaca del sí y la del no
Pasada la euforia marchista, la selfie facebookera, la lluvia de memes y el subidón político del mes, vuelve la realidad. Quedan dos años y medio hasta la próxima elección.



El Movimiento Al Socialismo (MAS) prefiere mantener al país concentrado en la disputa por la reelección mientras que la oposición, siempre fragmentada, se relame consciente de que los números no son confiables.El MAS ha retrocedido netamente en los dos últimos años, desde la elección de 2014, donde volvió a arrasar por incomparecencia de rivales, aunque tuvieron que hacer algunos malabarismos para asegurar los dos tercios en la Asamblea.El “No MAS” empieza a convertirse en uno de esos “significantes vacíos” que Ernesto Laclau consideraba imprescindibles para prender la mecha de la movilización y conjugar voluntades dispersas. El pasado martes en la marcha del NO, una gran pancarta que hacía las veces de cabecera de la concentración resumía razones: Desde los antiguos Tipnis, Hotel las Américas, Catler o Porvenir, hasta los más recientes: Fondo Indígena, Título del Vicepresidente, El Bala, Chepete, Tariquía, LaMia… Todos aparecían por detrás del “Bolivia dijo NO”.Mientras tanto, el MAS en su acomodo, se va quedando sin consignas movilizadoras, porque han pasado once años de la nacionalización y las plantas de industrialización se siguen postergando; porque en su búsqueda de la hegemonía se ha congraciado con sectores anteriormente belicosos y se ha enfrentado a algunas de sus bases tradicionales; porque ni la salud ni la educación se parecen a lo que Rafael Correa ha hecho en Ecuador en un periodo de tiempo similar y porque del imperialismo yankee se ha dado paso al imperialismo chino, o ruso mientras la industria nacional sigue en franco declive.Hasta el lema de la marcha del MAS era desafortunado. La deformación lo dejó como el día de la mentira, o una marcha por la mentira, y con celebración y todo y la entrevista de Gabriela Zapata todavía reciente, la confusión era generalizada. Lo cierto es que el MAS volvió a movilizar una ingente cantidad de personas en todo el país, como ningún otro partido, pero que sin embargo quedó en minoría respecto a la unidad de todos los demás.
¿MAS, y ahora qué?Más allá de lo que el Congreso del Movimiento Al Socialismo decidiera en diciembre y las más de cuatro vías que diferentes portavoces del partido señalan que existen para lograr revertir los resultados del referéndum de 2016, lo cierto es que los estrategas coinciden que el único camino factible pasa por repetir el mismo mecanismo. El referéndum sería la única herramienta que le permitiría revertir popularmente la decisión y optar con garantías a una elección en el 2019, evitando sobre todo la presión regional externa más que la presión interna.Los estrategas también advierten que repetir el referéndum tampoco garantiza una victoria ni mucho menos, más bien al contrario, salvo que fuera lo suficientemente cerca del final del mandato y la oposición se mantuviera dividida, pugnando por la candidatura única, ante la expectación de que el MAS con o sin Evo pudiera perder. La estrategia de tomar las calles no ha salido como se esperaba. Al igual que la archicomentada entrevista a Gabriela Zapata. García Linera y los suyos, inmersos en una operación cosmética interna y externa han vuelto a condenar y criticar públicamente las decisiones del partido, hablando del suicidio político y la ambición desmedida de algunos, en clara referencia a Amanda Dávila, Hugo Moldiz y el resto de los responsables de la fatídica campaña del referéndum 2016 y quienes parece siguen tomando decisiones en 2017.García Linera ha tomado el poder del gabinete con la anulación de David Choquehuanca, ya desaparecido como se preveía, y de Juan Ramón Quintana, aparentemente de vacaciones, pero sabe que la batalla de la sucesión se tomará en el partido, donde le quedan todavía hilos que conquistar.Algunos de los próximos a las ideas del partido, pero lejos de donde se toman las decisiones, consideran que la decisión de elegir un delfín ya está tomada, pero que en los dos años que quedan el MAS se lo pasará en estas batallas fundamentalmente para distraer a la oposición, y a última hora presentar al candidato con fuerza y sin posibilidad de duda. Los diferentes grupúsculos de la oposición no se unirán al considerar que cualquiera puede ganar a un Evo tocado o a su delfín y el MAS, que si logrará articular el voto a pedido de su líder histórico, volverá a revalidar su triunfo.En cualquier caso en el MAS se mezclan actualmente los nervios de la incertidumbre con la angurria del acomodo, con el proyecto nacional popular mutando hacia la complacencia y facilidad de importar empresas y exportar ahorros al tiempo que se dan por perdidas batallas que parecían esenciales, como mejorar el sistema educativo y universitario del país, y para lo que ni otros cinco ni otros diez harían diferencia por la falta de voluntad.
¿Oposición unida?Por otro lado, la oposición se felicita y vanagloria de los resultados de las marchas del 21F en defensa del voto emitido el año pasado y que rechazó la repostulación del presidente con un 51 por ciento de los votosA pesar de que la marcha más contundente, en comparación con la oficialista, se dio en Tarija, donde la diferencia fue abrumadora, los “voceros del No” vuelven a estar concentrados en La Paz, que vuelve a aparecer como base de operaciones “del cambio”.Para la oposición convocante, la disyuntiva es la misma. Quedan dos años y medio hasta las próximas elecciones, dos hasta que se concreten las campañas (más en el caso de Tuto) y las dudas son las mismas que en 2014 y 2009. Todos creen que, esta vez sí, el MAS puede perder.Concentrarse a fondo en deslegitimar a Evo Morales les permitirá por otro lado no profundizar en el modelo de país que proponen y por tanto, en el no debate entre ellos. A medida que pase el tiempo y las encuestas, complacientes siempre con el contratista, sigan pronosticando la erosión del Movimiento Al Socialismo, los egos se irán incrementando y la clave de la segunda vuelta volverá a ponerse en juego.La sensación de vacío después de las marchas por la ausencia de una hoja de ruta común tampoco ha contribuido a aclarar las cosas. No hay un líder nacional capaz de unificar las diferentes voces de la protesta y sí varios oportunistas atribuyéndose los resultados. “Esperar parece lo prudente” dice uno de los estrategas del fallido bloque de unidad de 2014. En aquel entonces todo voló por los aires seis meses antes y la unidad nunca se logró. Transparentar principios y proyectos sería un buen primer paso.
Tarija, epicentro de la oposición
El departamento de Tarija fue uno de los más contestatarios a la política del Movimiento Al Socialismo (MAS) hasta que el hartazgo de la confrontación y la “cosecha chaqueña” que los altos dirigentes del gobierno y el partido lograron al acercar al oficialismo a los jerarcas del entonces autonomista PAN y que hoy copan, no sin tensiones, varios cargos relevantes como Jorge Arias, asambleísta departamental, el ex alcalde de Yacuiba Carlos Brú y otros, cambió las tornas.Morales logró triunfar en las elecciones de 2009 con un 51% en el departamento, un año largo después el MAS dio el golpe de mano más importante en su joven trayectoria en Tarija tumbando con un artículo hoy inconstitucional de la Ley Marco de Autonomías al primer Gobernador electo Mario Cossío. Lino Condori, el interino elegido por Evo Morales, gobernó a sus anchas durante cuatro años y medio gracias a la nula resistencia y la complicidad de sectores clave de la “oposición” que hoy siguen siendo cercanos. La fractura de la bancada de Camino al Cambio impidió agendar nunca la sustitución del interino (o viceversa). Las consecuencias de la gestión todavía se pagan y se pagarán al menos hasta 2020, pero logró la paz con municipios y provincias. A pesar de eso, Morales volvió a calcar resultados en el 2014, ganando en el departamento con el 51%.Recién en las elecciones subnacionales, la población dio el poder con más del 60 por ciento al opositor Adrián Oliva, sin embargo, la implantación territorial volvió a dar al MAS mayorías abrumadoras en la Asamblea (dos tercios) y en ocho de once subgobernaciones.En la convocatoria al referéndum de 2016, Tarija fue el departamento en el que se manifestó mayor rechazo al intento de modificación de la Constitución con más del 60 por ciento de rechazo.La situación desde entonces no ha hecho más que empeorar entre la Gobernación de Adrián Oliva, que inició con mano tendida, y el gabinete de Evo Morales, que a partir del referéndum redujo sus visitas y anuncios de inversión en el departamento, concentrándose solo en sus afines. El Ministro Arce Catacora ya ha negado la posibilidad de un rescate global para el departamento, abrumado con más de 4.000 millones de bolivianos de deudas arrastradas. El Ministro tampoco parece tener muy buena voluntad para viabilizar el endeudamiento mediante la banca privada. Más burocracia todavía habrá que enfrentar para intentar titularizar la deuda en la Bolsa Boliviana de Valores…En ese contexto, Tarija puede convertirse de nuevo en el reducto desde el que emanen ideas diferentes que puedan aglutinar a la oposición.
El MAS Tarija, en la disyuntiva
La marcha del 21 de febrero por parte del oficialismo tuvo la peculiaridad de haber sido convocada por la Federación Sindical Única de Comunidades Campesinas de Tarija, el único movimiento de los matrices que todavía tiene capacidad de movilización. Los campesinos de Tarija tienen agenda propia y son muy críticos con la política de invitados que el presidente Evo Morales ha aplicado en el departamento, con fichajes tan controvertidos como Carlos Brú o Jorge Arias en el Chaco y Pablo Canedo, Milcíades Peñaloza en la capital, además de Álvaro Ruíz, que apunta a candidato oficialista en 2020. La Federación fue capaz en 2016 de paralizar el departamento en abril, amenazar en agosto y realizar la mayor marcha de las que se recuerdan en defensa de su bono Prosol, a la que llegaron afiliados desde los cuatro puntos cardinales hasta la plaza Luis de Fuentes. Marcela Guerrero y Eider Quiroga son presentados como el recambio generacional de la matriz, líderes madurados en el “proceso de cambio” y sin los dobleces de los ex emenerristas conversos.La convocatoria no tuvo una masiva afluencia, lo que puede ser interpretado en diferentes claves. Algunos de los “críticos” consideran que si bien la Federación de Campesinos llevó la pauta en la convocatoria, no era su responsabilidad garantizar la presencia de los militantes y señalan abiertamente al trabajo que hacen los invitados en lo que se refiere a sumar o dispersar bases. Para otros solo es cuestión de la hora y recuerdan que la principal fuerza del MAS en Tarija se encuentra en las provincias, donde también se han celebrado concentraciones a diferencia de la movilización de la oposición.El sector más izquierdista y el más nacionalista también están mutando hacia otras posiciones críticas con el propio movimiento. La mayoría aplastante en la Asamblea no se traduce en leyes que orienten el desarrollo del departamento y su horizonte, sino más bien en pequeñas leyes para tapar los intereses sectoriales y ambiciones de algunos dirigentes. Algunas de estas iniciativas rayan el despropósito, como la que pretende obligar a la Gobernación a cumplir un presupuesto de ingresos que no dependen de sí misma. Mientras tanto, viejas aspiraciones como la sociedad con YPFB o la gestión para que las empresas al pie de la termoeléctrica paguen menos por esa electricidad y atraer inversiones y puestos de trabajo al Gran Chaco siguen en el olvido.